ECONOMÍA
Temu y Shein, los dos gigantes que preocupan a comerciantes de San Victorino
La llegada de nuevas formas de compra ha cambiado el funcionamiento del comercio.


En los últimos años, el comercio electrónico ha transformado radicalmente la forma en que los consumidores adquieren productos, y dos plataformas se han posicionado como líderes en esta revolución.
Temu y Shein, ambas compañías, de origen chino, han crecido de manera vertiginosa en América Latina, ofreciendo productos a precios bajos y con una amplia variedad que abarca desde ropa hasta artículos electrónicos, de belleza y para el hogar.

Sin embargo, su impacto no ha sido bien recibido por todos: los comerciantes de San Victorino, uno de los centros comerciales informales más emblemáticos de Colombia, quienes han levantado la voz ante lo que consideran una competencia desleal y difícil de enfrentar.
En entrevista con la Revista Forbes, Mauricio Alarcón, gerente del Centro Comercial Gran San de Bogotá, señaló “Al operar con precios muy bajos y sin la carga de impuestos y regulaciones locales, son considerados como una competencia desleal que amenaza al comercio tradicional”.
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Temu, propiedad del gigante tecnológico PDD Holdings, ha irrumpido con fuerza en el mercado ofreciendo artículos desde tan solo unos pocos miles de pesos.
Su estrategia de precios agresiva, sumada a una experiencia de usuario sencilla y un algoritmo que sugiere productos basados en el comportamiento del comprador, ha captado rápidamente la atención del consumidor.
Por su parte, Shein, enfocada principalmente en moda rápida, ha cultivado una base fiel de jóvenes consumidores atraídos por su estilo moderno y precios bajos.

“Es necesario buscar estrategias para incentivar a los consumidores a comprar productos locales, como campañas de promoción y apoyo a emprendimientos locales. Solo pedimos respaldo del gobierno nacional para que se actualice la legislación para regular el comercio electrónico, garantizar una competencia equitativa entre las empresas locales y las plataformas internacionales”, agregó el comerciante.
El impacto no solo es económico, también es social. Los líderes de asociaciones de comerciantes han solicitado al gobierno colombiano medidas para frenar lo que consideran una “competencia desigual”. Alegan que mientras ellos deben asumir costos de arriendo, impuestos, seguridad social y demás, las plataformas extranjeras operan con márgenes más amplios al evadir muchas de estas cargas locales.
Aunque algunos comerciantes han intentado adaptarse, abriendo sus propias tiendas en línea o vendiendo por redes sociales, la diferencia en escala y logística los deja en desventaja. A esto se suma el desconocimiento digital de muchos de los pequeños vendedores, lo que limita su capacidad de competir en un entorno cada vez más digitalizado.