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“No hay belleza sin salud y no hay salud sin respeto por el planeta”, Andreas Wilfinger
El fundador y CEO de la empresa de productos de belleza, Ringana, conversó con SEMANA sobre el panorama de la industria y la importancia de la sostenibilidad para la creación de productos que no solo cuiden la salud sino también al planeta.

De acuerdo con un estudio de la consultora Grand View Research, el 77% de los consumidores de productos de belleza y cuidado de la piel tienen en cuenta el lugar de donde provienen los ingredientes de los cuales están hechos los productos que están comprando.
Este creciente interés por conocer de que están hechos los productos que se consumen diariamente ha hecho que todas las industrias hayan desarrollado un interés por hacer de la sostenibilidad parte fundamental de sus creaciones.
De esto es testigo la marca de origen austriaco Ringana, que nació bajo el concepto de la sostenibilidad como la base de su ADN.

A mediados de los años 90, Andreas Wilfinger y Ulla Wannemacher vieron que su hijo recibió una pequeña muestra gratuita de crema dental. Lo que parecía un simple gesto educativo pronto se convirtió en el inicio de una investigación que revelaría una cruda realidad: la crema contenía triclosán, una sustancia antimicrobiana potencialmente cancerígena, y lauril sulfato de sodio, un detergente agresivo.
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Esa revelación encendió una alarma: “Mi hijo se estaba poniendo una bomba química en la boca, entregada por el propio gobierno”, relató Andreas. Greenpeace nunca respondió a su denuncia. Así que decidió pasar a la acción. Con su socia y pareja Ulla, comenzó a desarrollar una línea de cosméticos libres de químicos dañinos, frescos, veganos y con ingredientes naturales.
“Queríamos hacer cosméticos que no existían en el mercado. Sin conservantes, sin siliconas, sin aceites minerales. Solo lo esencial, directamente de la naturaleza. No hay belleza sin salud y no hay salud sin respeto por el planeta”, le dijo Andreas a SEMANA.
Poco a poco, la compañía fue creciendo y hoy en día cuenta con un amplio portafolio de productos veganos que son pioneros en la industria de la belleza y bienestar.
Sin embargo, crear productos completamente naturales enfrenta grandes retos como de los productos naturales sin conservantes.

Para lograrlo, la empresa apostó por la “cosmética fresca”, elaborada bajo pedido y enviada directamente al consumidor para mantener la máxima potencia antioxidante de sus ingredientes.
“Solo un producto que realmente funciona puede ser considerado sostenible”, explica un miembro del equipo de sostenibilidad de Ringana. “Porque si necesito tres litros de shampoo ecológico para lavar mi cabello, no estoy siendo sostenible. La efectividad también es parte del respeto a la naturaleza”, explicó Andreas
Esta visión holística conecta con la base filosófica de la empresa: no basta con ser “natural”, hay que ser eficaz, innovador y coherente en cada etapa del proceso. Desde la selección de ingredientes hasta la logística de entrega, todo está diseñado con una meta clara: reducir el impacto ambiental sin sacrificar la calidad.
La empresa ha logrado lo que muchos consideran imposible: crecer económicamente a doble dígito mientras reduce su huella de carbono año tras año. En un sector donde se suele asumir que hay que elegir entre rentabilidad o sostenibilidad, Ringana demuestra que se puede tener ambas.
Ringana se ha expandido desde Austria a México, Colombia y próximamente Perú, con más de 700 empleados y una red de recomendación de clientes comprometidos. Su modelo de negocio se basa en la satisfacción real del cliente, no en campañas publicitarias masivas. La recomendación personal, en redes sociales o en persona, es la vía principal de expansión.
El próximo gran objetivo: Estados Unidos. Aunque es un mercado complejo, el equipo lo mira con optimismo y planificación a largo plazo. “Si eres emprendedor, tienes que pensar en 2, 3 o 4 años, no solo en el próximo trimestre”, afirman.
“Nuestros clientes son nuestros mejores embajadores. La confianza nace de la experiencia con los productos. Esa conexión humana es más poderosa que cualquier anuncio”, afirma su CEO.
Ringana es una empresa que comenzó con preocupación y terminó construyendo un movimiento, donde la efectividad, la transparencia y el respeto por la vida —humana y natural— no son promesas publicitarias, sino prácticas diarias.