ECONOMÍA
Empresa de producción de alimentos en Estados Unidos anunció que entra en bancarrota
El grupo económico compartió las medidas que tomó por las bajas en las ventas.


Atlantic Natural Foods LLC, una empresa pionera en la producción de alimentos a base de plantas, sorprendió recientemente al sector alimentario al presentar una solicitud de bancarrota bajo el Capítulo 11.
Esta medida marca un giro inesperado para una compañía que, durante años, fue vista como una de las promesas más firmes del mercado alternativo de proteínas.
Fundada con el propósito de ofrecer alternativas sostenibles y saludables a los productos animales, Atlantic Natural Foods alcanzó notoriedad principalmente por sus marcas Loma Linda y TUNO, esta última una imitación de atún vegetal elaborada a partir de proteína de soya y otros ingredientes vegetales.

Durante la última década, la empresa logró distribuir sus productos en supermercados de todo Estados Unidos y expandirse a algunos mercados internacionales.
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La decisión de declararse en bancarrota se atribuye a una combinación de factores.
Entre ellos, los altos costos de producción, las interrupciones en la cadena de suministro tras la pandemia de covid-19 y, más recientemente, la creciente competencia en el mercado de alimentos veganos, en el cual grandes conglomerados como Nestlé y Unilever han entrado con fuerza.
Además, la inflación y los cambios en los hábitos de consumo afectaron sus márgenes de ganancia.
Si bien el Capítulo 11 no implica una liquidación inmediata de la empresa, sí significa que Atlantic Natural Foods operará bajo supervisión judicial mientras reestructura sus deudas y busca un camino hacia la rentabilidad.

Voceros de la empresa han indicado que esperan usar este período para renegociar contratos, optimizar procesos y encontrar nuevos socios financieros que les permitan seguir operando y manteniendo a su plantilla.
El impacto de esta bancarrota trasciende lo económico. Atlantic Natural Foods ha sido considerada por muchos defensores del veganismo y la sostenibilidad como una alternativa ética al consumo tradicional de carne y pescado. La posible desaparición o reducción de sus operaciones podría dejar un vacío en ese sector, especialmente para consumidores que buscan opciones con certificaciones no transgénicas y de comercio justo.
Por otro lado, algunos analistas señalan que esta bancarrota también es un llamado de atención para el sector de alimentos vegetales. La industria, aunque en crecimiento, aún enfrenta retos estructurales importantes: falta de infraestructura escalable, poca educación del consumidor y precios que en muchos casos siguen siendo más altos que los de productos convencionales.