Inversiones
El deporte femenino vive un auge global en inversión, visibilidad y patrocinio, pero en Colombia aún no se siente
Como en muchos otros sectores, persisten brechas salariales frente a los hombres.

A nivel mundial, el deporte femenino está ganando terreno en términos de inversión, patrocinio y visibilidad, aunque sigue estando lejos de la equidad económica con el masculino.
El interés de marcas globales está posicionando al deporte practicado por mujeres como una oportunidad de negocio atractiva y, a la vez, como un símbolo de cambio cultural. Clubes, ligas y atletas femeninas comienzan a ocupar un espacio central en la industria deportiva, pero el desbalance histórico aún pesa en las estructuras financieras del sector.
Según el Foro Económico Mundial, las inversiones en el deporte femenino están en un punto de inflexión. El entorno actual ofrece abundantes oportunidades, especialmente dado que la sociedad ahora demanda mucho deporte femenino y quiere consumirlo más por distintos medios. En pocas palabras, para analistas, ahora es el momento de invertir, y estas son algunas de las razones para invertir en deporte femenino:
- Las marcas buscan asociarse con valores de diversidad e inclusión y ven en el deporte femenino un mercado con retorno social y económico.
- El patrocinio y los derechos de transmisión muestran un crecimiento sostenido, y se proyecta que alcancen cifras récord en los próximos años gracias a la digitalización y la llegada a nuevas audiencias, especialmente a los jóvenes que son más apasionados por el deporte.
- Una estrategia comercial y social a largo plazo, con una audiencia fiel y el respaldo de los medios, las empresas que apuesten hoy por el deporte femenino estarán un paso adelante para aprovechar esas oportunidades tan beneficiosas que da la industria del deporte.
Un análisis de Grupo Hedeker refuerza esta visión y señala que hoy invertir en deporte femenino es una apuesta estratégica: por cada dólar invertido se estima un retorno promedio de 7,29 dólares.
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Las empresas que apuestan temprano a este sector no solo obtienen beneficios económicos, sino también reputacionales, posicionándose como agentes de inclusión y transformación social. Eventos como el Mundial Femenino de 2023 o la final femenina de la WNBA reflejan este fenómeno, con audiencias que superaron los 2.000 millones y los 18 millones de espectadores, respectivamente.
Sin embargo, como advierte el Pew Research Center (Centro de Investigación Independiente de Washington D.C.), esta expansión financiera convive con la brecha salarial de género. Las deportistas profesionales continúan ganando mucho menos que sus pares masculinos. Los premios económicos y contratos publicitarios siguen siendo desiguales, reflejando las mismas dinámicas que atraviesan en otros sectores laborales.

En América Latina, donde las brechas estructurales son más profundas, empiezan a registrarse avances significativos. La Federación Colombiana de Fútbol (FCF) anunció, por medio de un comunicado, que ha invertido más de 38.000 millones de pesos colombianos en el fútbol femenino en los últimos seis años, consolidando el apoyo a selecciones nacionales y procesos formativos. Los logros deportivos, como el subcampeonato Mundial Sub‑17 y el avance a cuartos de final en el mundial de mayores, son reflejo de una apuesta estratégica por el crecimiento de esta disciplina en Colombia.
“El fútbol femenino para nosotros como Federación no es una promesa, es una certeza. Esto conlleva una gestión administrativa y financiera, una ruta de inversión que permite la preparación física, técnica, táctica, mental y organizativa y, por supuesto, microciclos de trabajo. Detrás de cada partido hay inversiones serias y estructuradas. Seguiremos apostándole e impulsando este segmento”, destacó en el comunicado Ramón Jesurun, presidente de la Federación Colombiana de Fútbol.
Aun así, como recalca la revista Polemika, el desarrollo del deporte femenino en América Latina dependerá no solo del interés del sector privado, sino también de políticas públicas efectivas que garanticen infraestructura, profesionalización y oportunidades equitativas.
El deporte femenino avanza y atrae inversiones, pero el camino hacia una industria equitativa sigue siendo un desafío no solo para América Latina, sino a nivel global.