NEGOCIOS
De vender mecato en colegios a exportar: la historia de un grande del maní empacado en Colombia
Manitoba es una empresa caleña que, como muchas de la ciudad, sufrió con el paro de mayo y padeció las angustias de perder clientes internacionales que había tardado años en conseguir.
Los hermanos Gustavo Adolfo y Javier Ignacio Llano, en Cali, han aprendido a hacerles frente a las dificultades. Primero, la muerte de su papá los motivó a buscar una fuente de recursos mientras eran estudiantes y la encontraron en la venta de maní confitado, aprovechando una receta que les enseñó una vecina; luego vinieron las vicisitudes que implica hacer empresa en el país y, ahora, con el fuerte golpe del paro en su ciudad, que no solo afectó las operaciones de su compañía, sino la credibilidad que tanto les costó conseguir en los mercados internacionales.
Hace 40 años, los Llano fundaron Manitoba, luego de que la venta de maní confitado les ayudara a financiar sus gastos de bolsillo tanto en el colegio como en la universidad. Comenzaron en la casa de familia y en 1985 registraron la sociedad en la Cámara de Comercio de Cali. Dos años después tuvieron su primer espacio para producir. Su aspiración inicial era vender en el Valle y les costó bastante poder llegar a las góndolas de los supermercados, el primero que les dio la mano fue La 14, cadena que precisamente hoy por su liquidación está en mora con muchos de sus proveedores.
Manitoba empezó a crecer y desde 1999 a exportar, comenzando por Ecuador. No se quedaron solo con el maní, sino que incluyeron otros frutos secos como almendra triturada, semillas y frutas deshidratadas. Desarrollaron su marca propia, pero también empezaron a producir para marcas propias de supermercados. Fueron pioneros en vender en el país mezclas de maní y recubiertos, que hasta ese entonces era un tema informal y no industrializado, pero hoy enfrentan una competencia grande de gigantes como Fritolay, Nutresa y recientemente Postobón.
La empresa hoy emplea a 520 personas y exporta 20 por ciento de su producción a casi toda Sudamérica y el Caribe. El año pasado logró facturar 87.403 millones de pesos, 22 por ciento más que en 2019 pese a todas las dificultades de la pandemia, pero impulsada por una nueva tendencia en alimentación que tiene a los frutos secos en uno de sus mejores momentos.
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No obstante, su buen desempeño este año se enfrentó con las dificultades de una protesta social que se salió de control. “En mayo no pudimos facturar ni 30 por ciento de lo que se tenía presupuestado. Algunos destinos de nuestros productos como Panamá, El Salvador, Perú o Ecuador no entendían que no estuviéramos despachando. Eso estaba comprometiendo la proveeduría que teníamos con algunos clientes y que nos había costado tanto conseguir”, dice Gustavo Llano, gerente de Manitoba y agrega que ya están retomando la dinámica que traían antes del paro, pero insiste que el país se vendía como un proveedor seguro, logísticamente muy eficiente, pero que al pasar más de un mes sin poder despachar se resquebrajó un poco la confianza de algunos mercados hacia Colombia y el trabajo es recuperarla.
Proveedores locales
Pese a las dificultades de mayo, en Manitoba decidieron no modificar su presupuesto de 2021, cuya meta es crecer 25 por ciento frente a 2020. Para eso está ampliando su capacidad de producción, al tiempo que desarrollaron su línea ‘consciente’, que trae productos saludables con empaques más amigables con el ambiente, así como con proveeduría local, pues anteriormente solo trabajan con materia prima importada.
Precisamente, este año lanzaron almendras con cacao de origen colombiano y açai de la selva amazónica, también trabajan con marañón local y están ayudando al desarrollo de cultivos de maní.
Así mismo, para la ampliación de su planta están buscando 200 personas, con las que aspiran a ayudar a la reactivación del Valle. Básicamente necesitan operarios de producción, auxiliares logísticos, mercaderistas y operarios de maquila.