Finanzas públicas

Uno de los arquitectos del ‘modelo Milei’ explica cómo están cambiando a Argentina

Héctor Huici, subsecretario del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado de Argentina, explica cómo este país logró quebrar la inflación, estabilizar la tasa de cambio y volver a crecer. Esta es la receta.

26 de abril de 2025, 7:09 a. m.
Héctor Huici, subsecretario del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado de Argentina | Foto: juan carlos sierra-semana

SEMANA: El Gobierno de Javier Milei se basa en la idea de que el Estado debe ser lo más eficiente y pequeño posible. ¿Han logrado ese objetivo?

HÉCTOR HUICI: Sí. Hemos avanzado mucho en esos dos pilares, así como en la reducción del déficit fiscal. No solo queríamos equilibrio fiscal, sino que llevamos 15 meses de superávit fiscal, porque esa era la madre de dos problemas: la inflación y el endeudamiento. Para lograrlo, desde el principio, hemos hecho una reducción del Estado, recortando la burocracia de alta dirección en ministros, secretarios, subsecretarios, directores, agencias y unidades de gestión especial. A eso le sumamos un congelamiento de sueldos, que ya lleva un año y medio. Además, hemos hecho una reducción importante del empleo público, del orden de los 42.000 puestos de trabajo, así como una eliminación o modificación de más de 600 normas que entorpecían la actividad económica.

SEMANA: ¿No es social y políticamente complicado despedir a 42.000 empleados públicos?

H.H.: De entrada, no tuvimos una gran resistencia de parte de los gremios estatales, más allá de alguna protesta. Había un consenso social en el imaginario popular de que el empleo público está sobredimensionado, cosa que es cierta. En la pandemia se evidenció que el empleado público era un privilegiado; eso generó alguna animadversión de la gente que produce y paga impuestos para financiar a dichos trabajadores. Por eso hubo más apoyo que resistencia. También hubo casos de personas que no realizaban tareas que le aportaran valor a la sociedad. Si su trabajo era poner un sello para un trámite, eso es innecesario, no genera valor. Por eso, incluso en ese caso de despidos aparentemente “injustos”, hubo apoyo, pues existió consenso de que era necesario transformar un sistema que no daba para más.

SEMANA: ¿Puede el Estado seguir cumpliendo sus funciones tras un recorte tan significativo o estas medidas comprometen su capacidad operativa?

H.H.: Lo que hemos hecho es redefinir las funciones del Estado, pues no queremos hacer lo mismo con menos gente. El Estado tiene que ser eficiente, independientemente de su tamaño. Ahora, lo que nos hemos planteado es si son necesarias muchas de las tareas que hace el Estado. En nuestro concepto, las esenciales son la seguridad interior, la defensa exterior, las relaciones internacionales, la educación y una prestación básica de salud, las cuales se siguen cumpliendo. Al eficientizar el Estado y reducir gastos superfluos, podemos reducir impuestos (cosa que este Gobierno ha hecho) y direccionar mejor los recursos hacia actividades que sí son más esenciales y que ayudan a construir una sociedad más justa y más igualitaria.

SEMANA: Si redujeron los impuestos, ¿cómo han logrado un superávit fiscal?

H.H.: En los últimos meses, la recaudación ha crecido en términos reales, aunque este resultado se atribuye principalmente a la restricción del gasto público.

El presidente de Argentina, Javier Milei, habla en el escenario durante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en el Gaylord National Resort & Convention Center el 22 de febrero de 2025 en Oxon Hill, Maryland.
El presidente de Argentina, Javier Milei, en un discurso en Estados Unidos. | Foto: Getty Images via AFP

SEMANA: ¿Cuál ha sido, entonces, su política en materia de impuestos?

H.H.: Eliminamos un impuesto que se aplicaba a la compraventa de divisas, que se llamaba impuesto país, el cual se había creado para cinco años y creo que es la primera vez, en muchos años, que en Argentina no se prorroga un impuesto temporario. También hubo un alivio fiscal en el impuesto a ganancias, en una categoría que se llama monotributo, donde se pagan IVA y ganancias. Igualmente, se redujeron aranceles, pero todavía no ha habido una gran reforma tributaria. En Argentina tenemos 160 impuestos, pero cinco o seis recaudan el 90 por ciento.

SEMANA: ¿Qué tan parecido es lo que ustedes están haciendo con lo que empezó a hacer Elon Musk en Estados Unidos?

H.H.: Diría que es al revés: ¿qué tan parecido es lo que hacen ellos frente a lo que hemos hecho nosotros? Son regímenes distintos, pero en términos conceptuales básicamente estamos en la misma senda: queremos reducir el tamaño del Estado y devolverle poder al sector privado.

SEMANA: ¿Cómo se armonizan sus políticas de desregulación con el contexto de la actual guerra comercial, caracterizada por un mayor proteccionismo? Es curioso que, incluso a Milei, a pesar de su cercanía con Trump, también le hayan impuesto aranceles...

H.H.: El presidente Milei siempre ha apoyado la apertura comercial. A la Argentina estas medidas no la afectan tanto, debido a su baja inserción en el comercio mundial. No obstante, hay empresas nuestras que sí se impactan porque exportan acero y aluminio. Por eso hay negociaciones en curso con el Gobierno de Estados Unidos para reducir esos impuestos a las importaciones.

SEMANA: Los críticos del modelo Milei hablan de una desigualdad creciente en Argentina. ¿Qué responde frente a eso?

H.H.: La última medición del índice de Gini, en diciembre del año pasado, dio una leve mejoría. La pobreza cayó del 60 al 36 por ciento en un año, producto básicamente de la caída de la inflación. Esta pasó del 25 por ciento mensual en diciembre de 2023 al 3,7 por ciento en marzo de este año. Estamos obviamente mucho mejor que antes, pero todavía muy lejos de lo que sería un estándar aceptable. El tipo de cambio está bastante estabilizado, pese a que algunos pronosticaban que se iba a ir a las nubes. Hemos hecho mucho en este tiempo, más de lo que la gente esperaba, y creemos que estamos en la dirección correcta.

Fotos de la semana 21 marzo
Manifestantes argentinos se oponen a las medidas de austeridad impuestas por el gobierno del presidente Javier Milei, el miércoles 19 de marzo de 2025. | Foto: AP

SEMANA: ¿Ese modelo de reducción del Estado es aplicable a países como Colombia?

H.H.: Que nosotros lo estemos pudiendo hacer implica, desde el punto de vista lógico, que cualquier país lo puede hacer. En Argentina estábamos en una situación terminal de la economía, en la que la gente llegó a la conclusión de que esto del Estado presente no daba para más y que el Estado era el problema y no la solución. Eso le abrió campo a un candidato disruptivo que se animó a decir lo que un montón de gente quería decir, que canalizó su frustración con la política y con el Estado. Que veían que la política y los políticos están donde ven un buen negocio y no donde hay necesidades. Ese coctel, sumado a una determinación muy fuerte del presidente, nos ha permitido avanzar pese a que muchos decían que no íbamos a poder y lo hacemos a un ritmo más acelerado y con un importante apoyo popular, de acuerdo a lo que indican las encuestas. Veremos en las elecciones nacionales de octubre si eso se traduce en votos que nos permitan aumentar nuestra representación parlamentaria para así avanzar con algunas reformas en las que el Congreso no nos ha acompañado.

SEMANA: ¿Qué hacer para aprobar un plan de recorte y de eficiencia del Estado cuando no se cuenta con mayorías en el Congreso, como les ocurre a ustedes?

H.H.: No toda reforma requiere pasar por el Congreso. Evidentemente, se necesita para modificar la legislación laboral, pero no para reducir la planta de empleados públicos, pues esa es una atribución del presidente. Igual ocurre con el plan de eliminar ciertas restricciones al comercio exterior, que ya hemos hecho, que se corrigen con resoluciones de la aduana.

SEMANA: Acá en Colombia, ante las dificultades del Gobierno para aprobar reformas en el Congreso, el Ejecutivo va a intentar conseguir ese respaldo mediante una consulta popular. ¿Qué reflexiona usted sobre eso?

H.H.: Insisto que muchas reformas en Argentina se han hecho sin el Congreso y tienen impacto en la vida diaria. Obviamente, hay otras de mayor magnitud que necesitan del Legislativo. Esas son las reglas de vivir en una democracia. Tenemos que generar consensos, con persuasión y con el convencimiento sobre la necesidad de las reformas. Nosotros también tenemos instrumentos como el referéndum, la consulta popular, que son poco prácticos, pues colocan al país en un estado de campaña permanente, donde más que decidir la reforma que se propone, se plebiscita una gestión, se termina hablando de cualquier cosa menos de la reforma propuesta. Además, el trámite en el Congreso nos interesa para evidenciar, incluso si las reformas no se aprueban, quiénes están defendiendo intereses contrarios a los del país.

SEMANA: ¿Qué aspectos debería evaluar y considerar un país que decide seguir un modelo como el de Milei?

H.H.: No me considero en condiciones de darles consejos, pero en términos generales diría que es muy importante la convicción de que las reformas son necesarias, así como tener homogeneidad en el equipo de trabajo para llevar adelante esas reformas. Es muy importante comunicarlas y tener el apoyo de la gente. A veces nos pasa con alguna reforma que la gente dice: “Bueno, muy lindo lo que hicieron, pero tal instituto, tal agencia, no se enteró”. Entonces, hay que trabajar para que las cosas no solo estén en el papel, sino que se perciban en los hechos.

El candidato presidencial argentino Javier Milei sostiene una motosierra junto a Carolina Piparo, candidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires, durante un mitin de campaña, en Buenos Aires, Argentina, el 25 de septiembre de 2023.
Durante su campaña presidencial, Javier Milei usó una motosierra para simbolizar su plan de austeridad y de recortes. | Foto: REUTERS

SEMANA: ¿Qué significa hoy la ‘motosierra’ en Argentina?

H.H.: Para mí significa eliminarles trabas a los particulares y devolverles la posibilidad de hacer y de crear; devolver los recursos, ya sea vía la eliminación de la inflación o la eliminación de impuestos. Es, en última instancia, devolverle el poder al votante y quitárselo a la política.