Laboral

Fracaso social de ajustes al salario mínimo: 4 alzas generosas y el efecto deja más perdedores que ganadores

Estudio del Observatorio de la Universidad Javeriana concluye el país ha fallado en la tarea de reducir la cantidad de gente que gana salarios inferiores al mínimo.

Martha Morales Manchego
26 de abril de 2025, 4:00 a. m.
| Foto: 123RF

Colombia es un país altamente desigual y, contrario a lo que se podría pensar, los agresivos aumentos del salario mínimo que se han aplicado en los últimos años han tenido algo que ver con el mantenimiento y hasta con la profundización de esa brecha social existente.

En lugar de fomentar un aumento en los ingresos que impulse el dinamismo económico y mejore las condiciones para los trabajadores, las alzas del salario mínimo han provocado, en general, distorsiones en diversos aspectos: entre los sectores formal e informal, así como entre regiones con economías capaces de asumir estos incrementos salariales y aquellas que no pueden hacerlo.

Anclados en el mínimo

Pero además, dichos aumentos han conducido a anclar a la gente que gana exactamente un mínimo, en esa estación que no los deja evolucionar en bienestar.

Así lo revela un estudio realizado por el Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, en el que, además de varios hallazgos que evidencian los serios problemas del mercado laboral colombiano, llegan a una contundente conclusión: “Hemos sido un fracaso como sociedad para hacer que los que ganan poco, al menos suban al salario mínimo. Y la proporción de trabajadores que reciben exactamente el mínimo se ha duplicado”, según argumenta Mauricio Salazar, director de esa entidad.

Mauricio Salazar, director del Observatorio Fiscal de la Universidad javeriana.
Mauricio Salazar, director del Observatorio Fiscal de la Universidad javeriana. | Foto: Cortesía / Universidad Javeriana

Duque puso el ‘pasegol’

Después de la crisis sanitaria y económica de 2020, en 2022 empezó la racha de incrementos en el salario mínimo, en algunas ocasiones, en más de dos dígitos. Primero fue un 10,2 por ciento durante el último año del Gobierno de Iván Duque.

Luego, con la llegada de Gustavo Petro a la presidencia, para ejercer una administración que se promovió como enfocada en lo social y promotora del ‘trabajo decente’, el alza aplicada en 2023 fue aún mayor, del 16 por ciento.

En la siguiente anualidad, el aumento siguió siendo generoso y fue definido en 12 por ciento. En la presente vigencia, el incremento se moderó, pero no dejó de ser alto en comparación con la economía: alza de 9,53 por ciento y crecimiento económico de 1,7 por ciento.

Más ingreso para el trabajador si, pero...

Aunque es plausible que en una sociedad el trabajador sea bien remunerado, el camino no parece estar por el lado de poner más dinero en los bolsillos de los ciudadanos, como se ha promovido en algunos momentos, con el argumento de que esa alternativa aumenta la demanda agregada y así se estimula el crecimiento económico.

La misma realidad evidencia que, sin tener en cuenta otros elementos cruciales, los aumentos del salario mínimo pueden provocar disparidades que, a su vez, desencadenan problemas complejos, como la migración a las áreas urbanas o el aumento de la desigualdad.

En términos generales, los aumentos del salario mínimo no han representado un beneficio significativo para la mayoría de los trabajadores. Al contrario, han impactado negativamente el mercado laboral, que ya enfrenta una informalidad que afecta a más de la mitad de la población ocupada. Esto se debe, en parte, a que elevar el salario mínimo más de lo que la economía puede sostener provoca un incremento en la contratación informal.

Histórico alzas en salario mínimo
Histórico alzas en salario mínimo | Foto: Recopilación Politécnico Grancolombiano

Salario mínimo más otros costos de la nómina

El empleador contribuye con el aporte en salud del trabajador formal, la pensión, la ARL (seguro de riesgos laborales), la afiliación a cajas de compensación; paga cesantías y primas. Todo ese listado está entre las obligaciones que surgen de la relación laboral formal, lo que, en definitiva, en algunas regiones menos prósperas, termina llevando a que se vincule al empleado, pero sin asumir esas prebendas. En parte, porque, según lo evidencia otro estudio reciente del Banco de la República, “cuando se fija esa remuneración en un nivel alto, se dificulta la contratación de trabajadores con baja productividad”.

Es así como en una zona como La Guajira, el salario promedio es un poco más de medio mínimo y, para un empleado que recibe un mínimo, es como ganar dos sueldos.

La población que gana menos del salario mínimo no logra avanzar y el que recibe ese ingreso se estanca allí, sin evolucionar.
Para ganar un salario mínimo en la informalidad hay que trabajar duro. | Foto: guillermo torres-semana

Si bien el estudio del Observatorio halló que, si bien es cierto que en el promedio nacional, se ha aumentado la formalidad laboral, también lo es que son solo unas cinco ciudades las que mejoran en ese sentido. Eso es, justamente, porque las economías pujantes tienen posibilidad de pagar salarios más altos y asumir otros costos laborales.

“Los salarios del resto de territorios distintos a las cinco principales ciudades han crecido menos, generando detrimentos relativos en la calidad de vida de las zonas menos urbanas”, sostiene Salazar.

Ganadores y perdedores

No se trata de estar en desacuerdo con mejores ingresos para los trabajadores, sino de destapar verdades que permitan tomar decisiones técnicas, más allá de las reivindicaciones para los mismos de siempre, como varios analistas argumentan que se busca con la reforma laboral.

Es más, no se puede desconocer que con las alzas en el salario mínimo no todo es malo. Hay ganadores y perdedores, según argumenta el director del Observatorio de la Javeriana: “Ganan los formales de las grandes ciudades que han mantenido el salario promedio con respecto al mínimo”.

Desempleo en América Latina
Conformismo con un desempleo de dos dígitos. | Foto: LatinFocus

Favorece a los de salarios integrales

Los aumentos del salario mínimo también le ayudan a una parte de los colombianos, y son “los que logran tener exactamente el salario mínimo y a los de salarios integrales que reciben un ajuste automático con el mínimo”, sostiene Salazar. Y agrega: “Lo que es muy complejo de esta actuación es que, congresistas, muchos sindicalistas y la gente que está en la parte muy arriba de la distribución de ingresos, van a ayudar a propiciar que suba el salario mínimo, pero es para que ellos ganen mucho más que el resto de los trabajadores de la economía, en la que típicamente los ajustes son solo la inflación, y eso, sino es que no es nada”.

Entre los perdedores con los incrementos del mínimo, además de los que no logran llegar a él y los que se quedan atrapados en él, también están quienes devengan sueldos medianamente por encima. “La proporción de personas que ganan entre 1 y 3 salarios mínimos ha caído y se duplica la cantidad de personas que reciben exactamente un salario. Esto implica que hay una compresión de salarios alrededor del mínimo”, manifiesta el investigador.

Todos los niveles de ingreso así lo evidencian. La proporción de trabajadores que gana menos de un mínimo se ha mantenido igual, en el 46 por ciento, en el decenio analizado (2013 a 2023).

El porcentaje de población con solo un mínimo se ha disparado, pues se formaliza, pero no logran subir más allá de ese nivel de ingreso. En 2013, el 5 por ciento de la población devengaba un mínimo y en 2023 pasó al 11 por ciento, con una subida visible en el siguiente año (2024), hacia el 16 por ciento. “Ese argumento según el cual, con las alzas estamos ganando todos los colombianos no es tan cierta, pues la realidad está mostrando que el salario más prevalente en toda la distribución es el mínimo y cada año incrementa más la cantidad de personas que lo devengan, es decir, los aumentos han ido contrayendo la cantidad de población que gana más de un mínimo”, expresa Salazar.

¿Cuál conquista?

Los gobiernos pregonan, como una gran conquista, que se aumente el salario mínimo, lo que, como lo sustenta el estudio, tiene menos pro y más contra.

También alardean cuando el desempleo baja del 10 por ciento, pese a que esa cifra es más del doble de la tasa promedio de desocupación en América Latina.

“Celebrar un eventual indicador de 9,2 o 9,3 por ciento es conformarnos con algo mediocre”, dice Salazar.

Mientras tanto, se dejan de lado circunstancias que han sido perennes y que probablemente hacen más hondas las heridas de la desigualdad.

El Banco de la República, por ejemplo, señala en su reciente informe, que “un aumento de un punto porcentual en el salario mínimo está asociado a aumentos de hasta 0,7 puntos porcentuales en la probabilidad de trabajar en la informalidad”.

Temas para no perder de vista, ahora que empieza el debate alrededor de la consulta popular, en la que entra todo un paquete de temas laborales.

Desempleo por ciudades en el trimestre diciembre-febrero de 2025
Desempleo por ciudades en el trimestre diciembre-febrero de 2025 | Foto: Dane