Agro
Agricultores están vendiendo el arroz a precios de ruina. Estas son las razones de la crisis
Un nuevo paro de productores tiene en vilo al país, por riesgo inflacionario. Se trata del principal producto de la alimentación colombiana. De esa actividad económica dependen 500.000 familias.

Aunque los colombianos comemos arroz como pájaros y solo en una ciudad como Bogotá se consumen 1.000 toneladas al día, la oferta del producto en el mercado es ahora mayor a la demanda, lo que está poniendo de nuevo a los agricultores a pasar aceite.
Los costos de producir el alimento bandera de la gastronomía nacional han subido y no alcanzan a compensar lo que gastan quienes lo siembran.
Produciendo a pérdida
En consecuencia, están produciendo a pérdida y son esos apuros, que afectan a por lo menos 500.000 familias que dependen del cultivo en 200 municipios de 20 departamentos, los que están llevando a los arroceros, por medio de los gremios Dignidad Arrocera y Dignidad Agropecuaria, a convocar a un paro que está previsto para el 14 de julio.
La hora cero de la protesta anunciada llegó sin que se lograra un acuerdo con el Gobierno, pese a varios intentos para hallar una solución a un problema que es recurrente.
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Rafael Hernández, presidente del gremio Fedearroz, aunque no suele participar en paros, pero es experto en el sector, ha sido testigo de la recurrencia de la situación.
Sin embargo, manifiesta que el panorama se agravó desde que se quitó el llamado incentivo al almacenamiento, en junio de 2023, estrategia que implicaba retirar del mercado los excedentes temporales, como una medida que se adoptó desde que se acabó el Idema, y que no solo permitía equilibrar los precios en época de abundancia, sino garantizar la seguridad alimentaria de los colombianos, porque el producto que se guarda en la gran cosecha, que es la que empieza a recogerse en julio, abastece al país en el primer semestre del año siguiente, cuando hay una menor producción.
¡Acuerdo histórico para el agro colombiano!
— Agencia de Desarrollo Rural 🇨🇴 (@ADR_Colombia) July 8, 2025
4.968 pequeños productores de arroz del Tolima exportarán 1.404 toneladas a #Cuba y suministrarán 240 toneladas a Entidades públicas en Colombia, generando negocios estimados en más de $5.984 millones durante un año. Una alianza… pic.twitter.com/UZ8D1vXf3W
¿Los molineros son terratenientes?
En una de sus alocuciones, el presidente Gustavo Petro se refirió al cultivo de arroz y habló de caminos para que los pequeños arroceros se asocien en cooperativas y sean ellos los dueños de los molinos, ya que, a su juicio, “los grandes molineros son terratenientes” y sería allí donde se estaría quedando la plata que produce el sector. El mandatario, por lo tanto, dijo que no subsidiaría a los que más tienen recursos.
La dificultad para decantar los subsidios y dirigirlos solo a los pequeños productores salta a la vista, pues no hay una caracterización clara de quién es quién.
Además, según el rumbo de la cadena arrocera, el agricultor tiene que vender a los molinos, ya que su producto es el paddy verde, que luego lo toma la industria y lo procesa para que el arroz blanco pueda ser comercializado. ¿Cómo se diferenciaría el arroz que haya vendido un pequeño productor al molinero?.
Es más, Óscar Gutiérrez, vocero de Dignidad Agropecuaria, uno de los convocantes del paro, dice que le sorprendió que el Gobierno manifestara la posibilidad de comprar arroz al productor a un buen precio. Esto porque las compras que se pueden hacer son de arroz blanco, que no venden los productores, sino los molinos.

Muchos productores y pocos molinos
La Cámara Induarroz de la Andi, por su parte, que es dirigida por Sandra Avellaneda y representa a la industria arrocera, compuesta por más de 90 empresas, coincide con todos los integrantes de la cadena y con el Ministerio de Agricultura en la existencia de una coyuntura en el precio, que proviene de la sobreoferta del producto.
Inclusive, algunos analistas estiman que ese desfase que hay, por la existencia de muchos productores de arroz y solo medio centenar de molinos para comprarles, es también parte del problema del bajo precio, catalogado como ‘de ruina’ para el cultivador.
Por ello, algunos líderes del sector han planteado que “si los productores estuvieran más integrados verticalmente y la financiación de sus cultivos no fuera por los molinos sino por Finagro o Banco Agrario, sin duda eso sumaría a elementos que permitan minimizar la ocurrencia de esta situación”, indicó una fuente.

Caída del precio no es local
No obstante, Induarroz sostiene que el bajo precio no se trata de un fenómeno local, puesto que la FAO, Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, ha confirmado que el precio internacional cayó 30 por ciento en el último año, y en los Estados Unidos, el precio del arroz paddy –que es el que comercializan los productores– ha disminuido 31 por ciento desde junio de 2024, datos que retoma la Cámara de la Andi.
La realidad es que, para los productores colombianos, según afirma el presidente de Fedearroz, “el precio, en los comienzos de 2025, estaba en 225.000 pesos por carga. Luego bajó a 185.000 y ahora está en 170.000, lo que está muy por debajo de los costos de producción”.

El TLC y las importaciones
Gutiérrez, entre tanto, pone en el debate, además de la baja en el precio, otras piezas del rompecabezas que son aún más difíciles de encajar. “La sobreoferta de ahora está atravesada por el tema del Tratado de Libre Comercio y de las importaciones de arroz, con lo que se inunda aún más al país del producto y se genera una distorsión en el mercado. Se requiere una política de protección que se anuncia y no se concreta”, afirmó.
De hecho, uno de los motivos del paro arrocero serían los incumplimientos pactados en la anterior protesta. “Se hizo un acuerdo para entregarles 22.000 millones de pesos a los productores cuando se levantó el paro de marzo, también por la baja competitividad de los precios, pero no han desembolsado ni un solo peso. Los incumplimientos siguen. Prometen, pero no resuelven”, afirmó Gutiérrez.

‘Los paros son inflacionarios’
A la voz de paro, las alertas se encienden, porque, según manifiesta Jorge Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), “tanto los paros como los bloqueos son inflacionarios”. Es decir, se podría voltear la situación en contra del consumidor, que en junio tuvo un menor precio.
Al menos así lo evidenció el Dane, al registrar que la inflación anual del arroz al consumidor fue de -3,8 por ciento y Fedearroz sostuvo que el precio en puerta de molino se redujo en 11,4 por ciento respecto al mismo mes del año anterior.Las crisis del precio del arroz llevan a la búsqueda de dónde está la almendra del problema: los productores siembran más de la cuenta, o los molineros no pagan ni al precio del costo de producción, son algunas de las razones que se barajan.

¿Y el plan para ordenar la siembra?
Así, Bedoya recordó que Fedearroz viene proponiendo un Plan de Ordenamiento de la Producción, pero “tampoco el Gobierno se ha metido a fondo con esa opción. Si se hiciera, aunque es algo muy difícil de materializar, podría contribuir al asunto”. Como el arroz es un cultivo semestral, está muy sujeto a esa oscilación en la toma de decisiones de siembra, que se basa más en si le fue bien a la cosecha anterior.
“La Bolsa Mercantil de Colombia, al 30 de junio, certificó que el inventario nacional de arroz paddy seco ascendía a 535.000 toneladas, lo que representa un incremento del 92 por ciento frente al año anterior, y casi el doble de lo recomendado por el Plan de Ordenamiento de la Producción para el inicio de la cosecha”, argumentó Induarroz.
La preocupación por las pérdidas de los agricultores, con el bajo precio que reciben por carga de arroz, se generaliza. Los gobernadores de departamentos arroceros y el presidente de la Federación de Departamentos, Erasmo Zuleta, pidieron al presidente Petro crear con urgencia una Mesa Nacional por el sector.
Exportar, que es una de las alternativas que se contemplan desde el Gobierno para enfrentar la sobreoferta, y de hecho, se anunció un acuerdo para exportar a Cuba, tampoco es tan rápido, pues se requiere cumplir las exigencias de cada país comprador, para la admisibilidad del producto. Por ello, ante la dificultad para hallar ahora una salida rápida a un problema viejo, los productores no vieron otra que acudir al paro.
