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La Selección Colombia tiene papá: así fue como Rumanía se volvió la peor pesadilla de la historia
Se trata de un rival que trae malos recuerdos para el país.
Ni Alemania, ni Brasil ni Argentina... el ‘papá' de la Selección Colombia se llama Rumanía. La razón es muy sencilla: es el único país no extinto que ha vencido dos veces a la Tricolor en los mundiales.
En esa lista también podrían entrar Yugoslavia (5-0 en 1962 y 1-0 en 1990), pero dejó de existir en el año 1992 tras la disolución que acabó con el nacimiento de Bosnia, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Serbia y Montenegro.
Inglaterra es otro rival que ha salido victorioso en dos oportunidades ante Colombia. Sin embargo, la victoria en el Mundial de Rusia 2018 fue desde el punto penal, pues el tiempo reglamentario acabó 1-1 con aquel tanto milagroso de Yerry Mina, cuando solo quedaban segundos en el reloj.
Es por eso que Rumanía se erige como la peor pesadilla en la historia del país cuando se habla de mundiales de fútbol, la máxima competencia a nivel de selecciones.
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¿Cómo nació la ‘paternidad’ de Rumania sobre Colombia?
Colombianos y rumanos solo se han enfrentado dos veces en la historia, ambos en citas orbitales. La primera vez fue en la fase de grupos del Mundial de Estados Unidos 1994, al que la Tricolor acudió como gran favorita, tras clasificar sin despeinarse en las eliminatorias suramericanas y luego de aplicarle aquel 0-5 a Argentina en el Monumental de River.
El debut en esa edición fue justamente ante la Rumanía liderada por Gheorghe Hagi, quien quedaría en la mente de los hinchas como el villano desconocido que empezó a sentenciar el naufragio del combinado nacional.
“Colombia, en cambio, pensaba que iba a ganar antes de jugar. Era el favorito y por eso cometió el error de no analizar en detalle a sus rivales, algo que Mondragón me confirmó años más tarde cuando lo dirigí en Galatasaray. No sabían que Rumanía era un equipo poderoso y difícil de derrotar. No tomaron en cuenta que teníamos jugadores con personalidad como los delanteros Florin Raducioiu e Ilie Dumitrescu y que poseíamos la claridad para llegar lejos”, dijo Hagi en una columna suya publicada por SEMANA en 2014.
El resultado final fue un 3-1 que encendió todas las alarmas en el cuerpo técnico de Francisco Maturana. Florin Radiociou marcó doblete y el otro fue obra de mismísimo Hagi, que marcó una espectacular anotación de media distancia por encima de la humanidad de Óscar Córdoba.
“Cuando se dio el gol que le metí a Colombia, ya sabía, de ver tantos de sus partidos, que Córdoba jugaba muy adelantado. Él se hacía por fuera de la puerta, demasiado. Y yo creo mucho en mi pierna izquierda, así que confié en mi potencia y me salió”, confesó años más tarde.
Como si no hubiera sido suficiente ese ‘batacazo’ en Estados Unidos, cuatro años más tarde el sorteo determinó que Rumanía y Colombia se volverían a ver las caras en la fase de grupos del Mundial de Francia 1998.
Esta vez la Tricolor sí tomó precauciones y preparó el partido. Sin embargo, sucumbió ante un rival que ya tenía muchos más años de proceso bajo las órdenes del técnico Anghel Iordanescu.
La Selección Colombia volvió a probar el sabor amargo de la derrota frente a Rumanía (1-0) y admitió de esa manera una ‘paternidad’ de la que no ha querido tomar revancha por el miedo a que la historia se vuelva a repetir.
Este martes, la peor pesadilla de la Tricolor volverá a aparecer en el panorama en un escenario diferente al de los dos recuerdos anteriores.
En el Cívitas Metropolitano de Madrid, el equipo de Néstor Lorenzo tiene la tarea de sacudirse de casi tres décadas de esas derrotas que todavía duelen como un puñal en aquellos hinchas que vivieron el fracaso de una de las generaciones doradas del fútbol colombiano.