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La increíble historia de Jorge Perry, el primer colombiano en participar en unos Juegos Olímpicos
El 30 de julio de 1932, Jorge Perry Villate llegaba al estadio de Los Ángeles a iniciar la historia olímpica para Colombia. Lo insólito es que fue el único representante del país.
En los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, Estados Unidos, de 1932, se vio desfilar en el estadio de esa ciudad estadounidense a Jorge Perry Villate, el único y primer colombiano que representaba a nuestro país en la historia del magno evento.
Lo curioso de esa presentación, según el periodista Richard Hernández, es que este joven boyacense de 18 años participó en la competencia deportiva cuando en Colombia no existía un comité afiliado, requisito indispensable que exige el Comité Olímpico Internacional (COI) para competir.
El mayor conocedor de la historia de Perry es Alberto Galvis Ramírez, veterano y reconocido periodista investigador de la historia del deporte colombiano y profesor universitario, con quien Hernández se entrevistó.
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Ha publicado 15 libros acerca de este tema. Fue director del equipo de comunicaciones del Comité Olímpico Colombiano (COC) y actualmente es el director de la revista digital de dicha entidad. También es el secretario de la Academia Olímpica Colombiana.
“Jorge Perry Villate había nacido en 1910 en Samacá (Boyacá). Su padre fue el inglés Alfredo Perry y la española Lola Villate, quienes llegaron a Colombia desde Inglaterra y se radicaron en ese municipio. Allí se dedicaron a la explotación de minas de carbón, actividad que les brindó un buena posición social y económica”, señala Galvis.
También cuenta que cuando estuvo en edad de estudiar fue enviado por sus padres a Tunja, en donde cursó primaria y secundaria en el Colegio Boyacá, y se aficionó a la literatura y a la práctica del atletismo.
“A los 18 años, el joven Perry se rebeló en contra de la disciplina establecida por sus padres y partió para Bogotá. Inicialmente se vinculó a los Ferrocarriles Nacionales de Colombia en labores de oficina. En las madrugadas entrenaba con un grupo de corredores como Jorge Nova, Hernando Navarrete y Hugo Acosta, quienes realmente tenían al atletismo como un pasatiempo”, dice.
Según Galvis, en 1928 se realizaron en Cali los primeros Juegos Olímpicos Nacionales, que luego se llamaron Torneos de la República, y por último, terminaron por conocerse como Juegos Nacionales. Perry Villate no participó en esos juegos.
Asimismo, resalta el historiador que no existía una mayor actividad deportiva en el país. Había pequeñas competencias que se realizaban en Bogotá, Medellín, Cali y en la costa Caribe. Dice que había una ley de deporte promulgada en el año de 1924, pero duró como letra muerta unos 10 años. Además, señala que no había una política de Estado que permitiera realizar gestiones para establecer el deporte como una rutina normal en la educación.
“Perry Villate pudo participar en los Juegos Olímpicos porque se le ocurrió la locura de escribirle, a comienzos de enero de 1932, una carta al COI para solicitarle su aceptación para representar a Colombia en esos juegos. Al mes recibió la respuesta en donde no solo lo aceptaban, sino que le ofrecían alojamiento y alimentación durante los cuatros meses anteriores a los juegos, para que se pudiera preparar adecuadamente para la maratón”, comenta.
Perry Villate, cuenta Galvis, tuvo que convencer a su familia para que le diera el permiso de salida del país. Finalmente viajó, y el 30 de julio de 1932 participó en el desfile inaugural de los Juegos Olímpicos.
“En la maratón alcanzó a recorrer 10 kilómetros y se fundió. Perry era un corredor de calle que participaba en pequeñas carreras de 8 kilómetros, no estaba capacitado para correr 42. Sin embargo, recibió una medalla al mérito por su esfuerzo”, comenta.
Una vez finalizado el evento, Perry Villate regresó al país con la obligación de organizar el Comité Olímpico Colombiano (COC) antes de los Juegos Olímpicos de 1936. “Sin embargo, Perry Villate no tuvo alguna incidencia en las actividades que se realizaron en los cuatro años siguientes para la creación del COC”, asegura.
A comienzos de 1933, durante la presidencia de Enrique Olaya Herrera, fue nombrado canciller del Consulado de Colombia en Los Ángeles, cargo que desempeñó durante dos años, con un salario mensual de 30 pesos.
En 1936, cuando Perry Villate regresaba al país, Colombia participaba con seis deportistas por primera vez de forma oficial en los Juegos Olímpicos de Berlín, avalados por el Comité Olímpico Colombiano (COC), el cual había nacido el 3 de julio de ese mismo año.
“En los años cuarenta, Perry Villate trabajó en el Liceo Nacional de Zipaquirá y tuvo entre sus alumnos a Gabriel García Márquez. Perry en cierto modo le alcahueteaba el poco interés que manifestaba Gabo por el deporte. Tuvieron una buena amistad. Incluso García, quien dibujaba caricaturas en esa época, hizo una de Perry Villate. Esa caricatura la conserva Gustavo Castro Caicedo, que escribió el libro titulado “Gabo: cuatro años de soledad. Su vida en Zipaquirá”, comenta Galvis.
La vida de este intrépido atleta terminó cuando apenas tenía 36 años de edad. Murió el 29 de diciembre en el hospital San José de Bogotá, víctima de una pulmonía en estado avanzado luego de permanecer ocho días sin recuperar el conocimiento.
“A Perry Villate lo podemos considerar como un pionero sin proponérselo. Un soñador y un rebelde que la historia ha reconocido. Yo tengo algunos libros que hablan sobre el protagonismo de Perry en los comienzos del deporte organizado en Colombia, especialmente del deporte olímpico. Aunque cuando se habla en términos oficiales de Colombia en los Juegos Olímpicos siempre los historiadores comienzan en el año de 1936, porque ese fue el comienzo oficial”, puntualizóAlberto Galvis Ramírez.