DEPORTES
Fórmula 1: Estas son las consecuencias que enfrentaría la carrera si Donald Trump mantiene los aranceles
Los equipos vigilan de cerca las restricciones impuestas para cada uno de los mercados internacionales.


La industria del automovilismo de alto rendimiento, en particular la Fórmula 1, podría enfrentarse a serias repercusiones a raíz de los nuevos aranceles impulsados por el expresidente Donald Trump, quien ha resurgido en el escenario político estadounidense con propuestas proteccionistas que amenazan con reconfigurar el comercio internacional.
Si bien el impacto inicial parece centrado en el comercio bilateral entre Estados Unidos y otras potencias, como China y la Unión Europea, la F1 —una disciplina global altamente dependiente de la logística y la tecnología— no escaparía a los efectos colaterales.

Durante su mandato, Trump impuso una serie de aranceles a productos importados, especialmente de China y Europa, con el argumento de proteger la industria nacional.
En su nueva campaña, ha reiterado su intención de ampliar esos gravámenes en caso de regresar a la Casa Blanca, incluyendo un arancel general del 10% a todas las importaciones.
Lo más leído
Esta política, de aplicarse, tendría un impacto directo en las operaciones de la Fórmula 1, que cada temporada moviliza toneladas de equipamiento, coches y tecnología por todo el mundo, incluyendo múltiples paradas en suelo estadounidense.
Actualmente, Estados Unidos es un mercado clave para la F1. Con carreras en Miami, Austin y Las Vegas, y una creciente base de fanáticos, el país representa una parte fundamental del calendario y del modelo de negocio del deporte.
La imposición de aranceles encarecería significativamente los costos logísticos, afectando no solo a las escuderías, sino también a proveedores, patrocinadores y organizadores locales. El transporte de monoplazas, repuestos, componentes electrónicos y materiales de alta tecnología desde Europa —donde tienen sede la mayoría de los equipos— podría volverse mucho más costoso, afectando la rentabilidad de los Grandes Premios en EE. UU.
Además, los aranceles podrían desincentivar las inversiones de empresas tecnológicas europeas y asiáticas vinculadas a la F1 que actualmente operan o planean expandirse en territorio estadounidense.

“Hemos visto un descenso dramático en la demanda de nuestras máquinas, tanto de consumidores domésticos como extranjeros. Como consecuencia, reducimos la producción y las horas extra en la planta de Oxnard”, señala Hass en un comunicado de prensa.
Firmas como Ferrari, Mercedes, Red Bull y McLaren, que ya enfrentan una competencia interna feroz y restricciones presupuestarias impuestas por el reglamento financiero de la FIA, se verían obligadas a destinar más recursos a compensar estos nuevos costes, reduciendo el margen para innovación o desarrollo.