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Esta es la insólita historia del piloto que terminó en el mar durante el Gran Premio de Mónaco
Desde el recordado suceso se cuenta con personal especializado en rescate en las zonas aledañas al circuito.


Alberto Ascari, uno de los nombres más emblemáticos en la historia de la Fórmula 1, no solo es recordado por sus impresionantes hazañas al volante, sino también por un incidente tan insólito como dramático: la vez que cayó al mar durante una carrera.
Nacido el 13 de julio de 1918 en Milán, Italia, Ascari fue hijo del también piloto Antonio Ascari, quien murió en un accidente en 1925 durante el Gran Premio de Francia. Aquel trágico antecedente no disuadió al joven Alberto de seguir los pasos de su padre, convirtiéndose con el tiempo en una leyenda del automovilismo.

Con un estilo meticuloso y un talento natural para la conducción, Ascari ganó dos campeonatos mundiales consecutivos de Fórmula 1, en 1952 y 1953, con la escudería Ferrari.
Sin embargo, uno de los episodios más curiosos de su carrera ocurrió el 26 de mayo de 1955, durante una carrera no puntuable en el circuito de Mónaco.
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Ascari, compitiendo con un Lancia D50, se encontraba en una buena posición cuando, inesperadamente, perdió el control de su monoplaza en la chicana del puerto. El coche se deslizó, rompió las barreras de protección y cayó directamente al mar.
La escena fue impresionante: el monoplaza hundiéndose en las aguas del Mediterráneo y la multitud conteniendo la respiración. Por fortuna, Ascari logró salir del vehículo a tiempo. Un buzo que se encontraba cerca y varios comisarios actuaron con rapidez, logrando rescatarlo. Sorprendentemente, sufrió solo heridas leves: una fractura en la nariz y algunos cortes.
El incidente fue interpretado por muchos como un mal presagio. Apenas cuatro días después, el 30 de mayo de 1955, Ascari acudió al circuito de Monza para observar unas pruebas privadas realizadas por Ferrari. Aunque no tenía previsto conducir, decidió dar unas vueltas al volante de un Ferrari 750 Monza, prestado por su amigo Eugenio Castellotti. Lo hizo sin su habitual casco azul, usando uno prestado. Durante la tercera vuelta, el auto se salió de pista en la curva Vialone, y Ascari murió instantáneamente. Tenía apenas 36 años.
La coincidencia con la muerte de su padre es inquietante: ambos fallecieron a los 36 años, en accidentes automovilísticos, pocos días después del 26 de un mes, y ambos habían ganado 13 Grandes Premios. Estas similitudes han alimentado durante décadas un aura mística en torno a su figura.
Alberto Ascari fue más que un piloto exitoso; fue un símbolo de pasión, precisión y destino trágico. Su caída al mar en Mónaco no solo mostró su instinto de supervivencia y coraje, sino que marcó uno de los momentos más insólitos de la historia de la Fórmula 1. Su legado permanece vivo como uno de los grandes íconos del automovilismo mundial.

Buzos al rededor del circuito
Durante el Gran Premio de Mónaco, un equipo especializado de buzos desempeña un papel crucial en la seguridad del evento. Estos profesionales se ubican estratégicamente a lo largo del circuito urbano, especialmente en las zonas cercanas al puerto, como la famosa curva de la piscina.
Su misión es estar preparados ante cualquier accidente que pueda lanzar un monoplaza al agua, algo poco común pero posible dada la proximidad del mar. Equipados con trajes de neopreno y herramientas de rescate, los buzos representan una capa adicional de seguridad en uno de los circuitos más emblemáticos y desafiantes de la Fórmula 1.