Cultura

“El deseo por la maternidad es muy salvaje, especialmente cuando eres feminista”, Catalina Ruiz-Navarro presenta su libro en la Filbo 2025

La periodista colombiana lanzó su libro ‘Deseada’. En conversación con SEMANA, reveló que ser mamá no debería ser un destino y que elegir tener hijos puede ser parte de la lucha feminista.

29 de abril de 2025, 11:02 p. m.
catalina ruiz
catalina ruiz | Foto: Victoria Holguín

SEMANA: ¿Cómo vive el deseo de ser madre una mujer feminista?

Catalina Ruiz: A mí me parece que el deseo por la maternidad es muy salvaje, especialmente cuando eres feminista, porque muchas mujeres de pronto llegan a la maternidad desde una versión idealizada y romántica de que eso les va a dar sentido a sus vidas y va a ser muy lindo y muy fácil. Pero las feministas no, las feministas sabemos todos los problemas que hay, sabemos que hay violencia obstétrica, sabemos que la brecha salarial se crece justo cuando las mujeres tienen hijos, y que vienen aquí una cantidad de opresiones.

SEMANA: ¿De dónde nace la idea de escribir sobre maternidades deseadas?

C.R.: La maternidad históricamente ha sido también una trampa del patriarcado, cuando quedé embarazada arrancó esta investigación en forma, fue en pandemia cuando todavía no había vacunas, entonces fue una cosa muy nerviosa, muy solitaria, de estar trabajando encerrada, haciendo la investigación de este libro, y lo empecé a escribir como dos meses después de haber parido, y un poco el hilo conductor del libro viene de todos los miedos que yo tenía: ¿será que se me va a acabar la carrera, que no voy a poder volver a escribir libros? Por ejemplo, cuando nos hablan de Virginia Woolf, que habla de una habitación para ella sola, las mamás no tenemos una habitación para nosotras solas, las mamás estamos escribiendo en la cocina mientras se hace la comida.

Los hombres, no importa cuán mediocres sean, ellos dicen ‘voy a abandonar a mis hijos para escribir este librito’, pero nosotras sí nos preguntamos cuánta arrogancia hay en decir que escribir es más importante que ese trabajo de cuidado de la vida. Lo que quería era ir contestando esos miedos que tenía.

El feminismo ha tomado cada vez más fuerza y su propósito por la lucha de los derechos de las mujeres ha obtenido más apoyo en la actualidad.
"Cuando nos hablan de Virginia Woolf, que habla de una habitación para ella sola, las mamás no tenemos una habitación para nosotras solas, las mamás estamos escribiendo en la cocina mientras se hace la comida" | Foto: Getty Images/iStockphoto

SEMANA: ¿Cómo circula la información sobre maternidad en nuestra sociedad?

C.R.: Cuando uno no es mamá nadie le habla a uno de la maternidad y uno ni pregunta, y de repente cuando uno queda embarazada salen de las rendijas, de las alcantarillas, de las esquinas, de las ventanas, gente con información y con mandatos para que seas mamá. Y una cosa que me di cuenta es que mucha de la información que empieza a rotar ahí es información falsa, que nadie verifica y que nadie revisa, porque son guetos de mamás hablando entre ellas.

SEMANA: ¿Qué tipo de información falsa?

C.R.: Por ejemplo esta práctica de la placentofagia, que es comerse la placenta, te dicen que es una práctica milenaria, poderosa, no sé qué. No, no es una práctica milenaria, el primer registro de placentofagia es como de los años setenta, de una señora hippie en San Francisco que mandó una carta a la Rolling Stone. Esto ya debería ser una bandera roja, porque que no sea una práctica milenaria probablemente es porque es peligrosa, y lo es. Resulta que la placenta es un filtro, tiene metales pesados, comerse la placenta cruda o incluso deshidratada te puede dar una infección que le puedes pasar a tu bebé, y hay bebés que se han muerto por esto, pero te lo dicen como si fuera la cosa más linda y normal del mundo, cuando es una cosa tremendamente peligrosa.

También cuando le dicen a uno que el parto en casa es algo empoderador e incluso feminista, cuando es un riesgo muy grande. Hay muchas mujeres que por las circunstancias en las que viven tienen que parir en sus casas, están en zonas rurales, no tienen acceso al hospital. Pero lo que se ha empezado a decir es que vas a parir en la casa para salvarte de la violencia obstétrica, bueno no, porque le estás dando la espalda a los avances de la ciencia que pueden salvarte la vida. Un parto en casa puede salir muy bien, digamos que el 90% de las veces, pero el 10% de las veces que sale mal, el riesgo es que te mueras o se muera tu bebé, o que queden con un daño de salud permanente. Tampoco va a mejorar la violencia obstétrica si nosotros nos alejamos de los hospitales, hay que estar allá jodiendo, pidiendo, exigiendo para que esto sea mejor. Definitivamente nada cuyo resultado sea mujeres muertas puede ser feminista.

SEMANA: ¿Por qué es importante cuestionar y repensar las maternidades?

C.R.: Tenemos que dejar de pensar que todas las mujeres van a ser madres y que todas las madres son mujeres, porque no todas las madres son mujeres. Yo hablo mucho en el libro de que hablemos de maternar como un oficio y no como una identidad de la maternidad, porque los hombres también tienen que maternar, y tu abuela materna, y tu tía materna. Esto es un trabajo que muchas veces se hace en colectivo con varias personas y que no es privativo de una sola.

SEMANA: ¿Por dónde se puede empezar a re-pensar el deseo de ser madre?

C.R.: Empezar a pensarlo como un oficio, el de colectivizar la maternidad, dejar de pensar en el instinto, porque de verdad no hay instinto para la maternidad. Esa es una de las diferencias que necesitamos hacer para colectivizar el cuidado. También pienso que hay que pensarnos en unas maternidades diversas que no sean un destino, para tener una maternidad deseada hay una cantidad de precondiciones, tienen que pasar un montón de derechos para que tú puedas tener eso: tienes que tener autonomía corporal, tienes que tener autonomía en tu identidad, acceso a derechos sexuales y reproductivos, acceso al aborto, por ejemplo, para que tú puedas de verdad decidir no ser madre, tienes que tener unas condiciones económicas y, ojalá, tener una comunidad para poder iniciar esa crianza. Y por eso es que yo pienso que la maternidad deseada es la maternidad feminista porque la infraestructura de derechos que tienes que tener para que una maternidad sea deseada es por lo que el feminismo está luchando.

Lo contrario es la maternidad forzada, que lastimosamente en Latinoamérica es algo muy frecuente, hay niñas que las están forzando a ser madres porque no pudieron tener un aborto, hay mujeres que, porque no tienen acceso a derechos sexuales y reproductivos, las están forzando a ser madres y eso es un trabajo tan duro, tan difícil, tan abrumador que no se me ocurre una crueldad peor que te obliguen a hacerlo. Y eso yo creo que es lo que el feminismo quiere combatir, que de ahora en adelante todas las maternidades sean de verdad deseadas.

SEMANA: ¿En la modernidad existe una presión por no ser mamá?

C.R.: No creo que exista una presión para no ser madre, lo que creo es que los Estados no nos están dando las condiciones. Hay muchas mujeres que quieren ser mamás, pero viven en un apartamentico de un cuarto donde solo cabe ella y su gato, ¿cómo vas a ser mamá? O sea, ¿en qué condiciones? Porque no vives con tus abuelas, con tu familia extendida que te va a empezar a ayudar a cuidar a ese hije, por ejemplo, y eso es un problema de arquitectura y de planeación urbana. Los sueldos que tenemos en este momento en el capitalismo tardío no le dan a una persona para mantener a toda una familia.

La presión para ser madres sigue, pero quieren que seamos madres en las peores condiciones. Hace poquito estuvo rondando esto del problema de la natalidad en Colombia, que hay menos de 500.000 nacimientos por año, es la tasa más baja en mucho tiempo. Los analistas decían: “ay, es que las mujeres ahora son muy modernas y ya no quieren ser mamás porque solo les importa su carrera”. No, hay muchas mujeres, incluso mujeres que adoran su carrera y que les encanta trabajar como yo, que quieren ser mamás y que no lo hacen porque no tienen las condiciones para hacerlo, no tienen las redes ni la plata para poder hacer ese proyecto de maternidad.

O la respuesta muy frecuente es porque no encontraron a alguien con quien pudieran hacer ese proyecto de maternidad. Y me da mucha risa porque el comentario que hacían es: “no, es que ahora son muy exigentes”. No, no somos muy exigentes, la barra está por el piso. Básicamente las mujeres heterosexuales, con que un hombre respire, conserve su trabajo y sea medianamente funcional y amable, uno ya dice: un príncipe azul. Cuando los economistas salen a dar estas opiniones de que va a colapsar el sistema porque no nacen suficientes trabajadores. Bueno, yo no los veo ni diciéndole a los hombres: “oigan, si ustedes no asumen su responsabilidad vamos a tener un problema de tasa poblacional”. A los hombres no les dicen absolutamente nada. No le dicen a los Estados que necesitamos un salario básico universal para absolutamente todas las personas, para que las mujeres puedan ser madres en unas condiciones de tranquilidad. Necesitan derechos, acceso a salud reproductiva, acceso a información, la posibilidad de que puedan continuar con su carrera siendo madres, para que eso no sea una pugna entre una cosa y la otra.

Nosotras, que estamos produciendo el bien más preciado de la economía, lo que los economistas muy odiosamente llaman capital humano para referirse a personas, no nos dan un carajo, no nos dan ninguna facilidad. Si nosotras no seguimos pariendo hijes, no va a haber ni consumidores, ni votantes, ni nada, no tienes ninguna sociedad. Y a nosotras no nos dan ningún beneficio económico por esto. Bueno, en Estados Unidos acaban de decir que les van a dar 5.000 dólares para que tengan hijos. 5.000 dólares no te alcanzan ni para pagar el parto en la clínica.

Todo proyecto que nace puede ser frágil, pero tiene el potencial de crecer, contribuir e impactar su contexto.
"Yo pienso que la maternidad deseada es la maternidad feminista porque la infraestructura de derechos que tienes que tener para que una maternidad sea deseada es por lo que el feminismo está luchando" | Foto: 123rf

SEMANA: ¿Ser mamá, o elegir no serlo, es un acto político?

C.R.: Para una feminista, ser mamá siempre es una elección política, porque uno está pensando en cada segundo de su vida en cuál es el impacto político de cada cosa que yo estoy haciendo. Y pienso que incluso para las madres conservadoras o antiderechos, que también las hay, tener esos hijos también es una acción política. Por ejemplo, ahora se ha popularizado mucho la idea de que tengan 80 hijos, eso solo lo puedes hacer si eres millonaria.

Yo pienso que la crianza es tremendamente política, no porque yo esté adoctrinando a mi hija para pensar o ser de alguna manera, sino porque, por ejemplo, yo siento que no le puedo decir a mi hija que puede cumplir sus sueños si yo no cumplo los míos. Ser mamá y sentarme, trabajar y hacer mis cosas es la mejor forma en la que yo le puedo enseñar que ella también puede hacerlo y que va a tener esas libertades.

SEMANA: ¿Cómo viven las maternidades deseadas las mujeres en el campo o en condiciones desiguales?

C.R.: Yo no pienso que para tener una maternidad deseada necesitas una perspectiva privilegiada, necesitas sobre todo derechos. Hay maternidades forzadas, pero incluso las madres pobres, las madres que no son feministas, las madres que están en condiciones de mucha vulnerabilidad, tienen la agencia para decidir si quiero seguir con este embarazo, siempre y cuando tengan acceso a derechos sexuales y reproductivos. Yo pienso que las mujeres pobres no necesitan la teoría para tener agencia y poder tomar decisiones sobre sus vidas. Y creo que ahí puede, claro que sí, haber maternidades deseadas en otros contextos.

Por ejemplo, la clase media y alta ya no tiene hogares que sean multifamiliares, multigeneracionales. En cambio, muchas mujeres pobres viven en una casa muchas veces propia, por ejemplo, y que viven con su mamá y con su familia extendida, salen a trabajar y tienen una comunidad para dejarlo (al hijo) con la vecina. Nosotras, en la clase media, eso ya no lo tenemos.

Lo importante es que no sean maternidades precarizadas, hay una cosa que a mí me parece en el libro muy importante, y es que nos tenemos que coordinar para luchar por derechos para las madres, especialmente cuatro derechos me parecen a mí los más importantes: acceso a la vivienda, acceso a la salud, acceso a la educación y acceso a derechos sexuales y reproductivos.

Acceso a derechos sexuales y reproductivos para garantizar que tu maternidad sea deseada y que tú hayas podido decidir cómo, dónde y cuándo. Acceso a la vivienda porque hay muchas madres que están en condiciones de violencia en todos los estratos sociales. Acceso a la salud y a la educación porque si el Estado no te garantiza el derecho a la salud, ¿quién va a pagar el médico? Tu mamá. Si el Estado no te garantiza el derecho a la educación, ¿quién va a tomarse un segundo trabajo para poderte pagar la universidad? Pues va a ser tu mamá.

Aunque este sueño suele asociarse con buena fortuna, Mhoni advierte sobre la posibilidad de que también pueda ser una señal de advertencia sobre futuros desafíos.
"Para tener una maternidad deseada necesitas una perspectiva privilegiada, necesitas sobre todo derechos" | Foto: Getty Images

SEMANA: ¿Cómo se vería una sociedad donde todas las maternidades sean deseadas?

C.R.: Lo primero en mi utopía es que el trabajo de cuidado sería reconocido como lo que es: el trabajo más importante de nuestra sociedad, donde las madres tengamos derechos y podamos ejercer maternidades dignas. También pienso que sería una sociedad con espacios mixtos en donde pudiera haber niñes todo el tiempo, porque estaríamos pensando en una crianza colectiva, yo no estoy haciendo este trabajo solo para mí. porque yo estoy criando un ser humano funcional en sociedad que va a unirse a la fuerza laboral, que va a trabajar, que va a hacer todas estas cosas.

Las mamás conservadoras, no conservadoras, todas vamos a ser distintas. Las mujeres somos super pariopintas y las madres, incluso las madres feministas, somos tremendamente diversas, pero necesitamos más derechos, menos tips de cómo maternar, cada una verá lo que hace cómo puede, y más derechos para que podamos tener maternidades dignas.

SEMANA: El cuerpo de la mujer históricamente ha sido una herramienta de poder, ¿por qué en la actualidad sigue pasando eso?

C.R.: Porque nosotras mantenemos el capitalismo con nuestro trabajo. Es que si yo no pariera hijos no habría sistema pensional y yo en la pensión ni siquiera puedo cotizar las semanas que estuve maternando. Es una cosa que es tremendamente injusta. Porque para que tú puedas tener el capitalismo andando como va, necesitas tener a las mujeres haciendo trabajos de cuidado por fuera del trabajo asalariado para que esto salga más barato, para que el capitalismo funcione, se necesita controlar los cuerpos de las mujeres. Y el mundo en este momento tiene una tendencia que va crecientemente hacia allá.

Por ejemplo, en Estados Unidos acaban de pasar una ley que dice que tú solamente puedes votar si tu nombre coincide con el registro de nacimiento. entonces las mujeres casadas ya no van a poder votar, las que se cambiaron el nombre. Quitarnos a nosotras privilegios y ponernos a hacer ese trabajo, le da privilegios a los hombres, le da privilegios a los millonarios, le da privilegios a las personas que tienen el poder. Y por eso es que el feminismo sigue siendo una lucha permanente.

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