Geografías

Una ciudad termal fantasma arrasada por la corrupción vuelve a la vida en Rumania

Oana Chirila, de 31 años, descubrió la ciudad “por casualidad” hace ocho años y ahora lidera un equipo de cinco voluntarios que quieren devolverle su brillo.

Ani Sandu * AFP
19 de agosto de 2025, 2:12 p. m.
Los turistas disfrutan de aguas termales sulfurosas en piscinas ajardinadas restauradas por un grupo de jóvenes arquitectos liderados por Oana Chirila, junto al lecho del río Cerna en Baile Herculane el 29 de julio de 2025. Con grafitis que cubren las paredes desmoronadas de los principales baños termales en una de las ciudades balneario más antiguas de Europa, un grupo de jóvenes arquitectos espera restaurar el pintoresco balneario rumano que una vez atrajo a emperadores después de décadas de abandono y corrupción. Foto Daniel MIHAILESCU / AFP
Los turistas disfrutan de aguas termales sulfurosas en piscinas ajardinadas restauradas por un grupo de jóvenes arquitectos liderados por Oana Chirila, junto al lecho del río Cerna en Baile Herculane el 29 de julio de 2025. | Foto: Daniel MIHAILESCU / AFP

La ciudad rumana de Baile Herculane, antaño apreciada por los emperadores por sus aguas sulfurosas, sufrió un largo declive por la corrupción que se refleja en sus fachadas deterioradas, grafitis y escombros, hasta que llegaron unos jóvenes arquitectos decididos a devolverle la vida.

“Quedé impactada por la belleza del lugar y, al mismo tiempo, sorprendida por su estado”, comenta Oana Chirila, de 31 años, quien descubrió la ciudad “por casualidad” hace ocho años y ahora lidera un equipo de cinco personas, todos voluntarios.

Después de décadas de negligencia, Rumania vive una proliferación de iniciativas ciudadanas de protección y restauración de algunos de sus 800 monumentos históricos que presentan un avanzado deterioro o incluso están en peligro de desaparecer. Un tercio de ellos representan un peligro para los transeúntes.

La decadencia se aceleró con el caos de la transición del comunismo a la democracia, un período marcado por privatizaciones opacas e interminables batallas legales, a veces bajo investigación de la fiscalía anticorrupción.

Edad de oro

Ya en la Antigüedad, la gente se bañaba en este enclave rodeado de montañas, pero fue sobre todo en el siglo XIX que Baile Herculane vivió su edad de oro.

Construidas en 1886 bajo el Imperio Austro-Húngaro, los Baños Imperiales de Neptuno recibían con frecuencia al emperador Francisco José y a su esposa Sisi, atraídos por el esplendor del sitio.

Un siglo después, las instalaciones cayeron en la decadencia y los clientes desaparecieron.

Los visitantes ahora se detienen para apreciar el deteriorado edificio y a veces se asoman al interior por sus ventanas rotas.

“Siempre tenemos miedo de que se derrumbe”, suspira Chirila, obligada a conformarse con trabajos de refuerzo mientras espera la resolución de litigios entre las autoridades y los propietarios privados.

La mayoría de las joyas arquitectónicas de la ciudad de 3.800 habitantes “están en un estado catastrófico porque están bajo administración judicial”, lo cual impide el uso de fondos públicos o europeos para restaurarlos, lamenta Chirila.

Pero gracias a la remodelación progresiva del resto del lugar, los baños volvieron a estar de moda. Se construyeron cabinas para cambiarse y pabellones de madera, y las piscinas fueron renovadas.

Con grafitis que cubren las paredes desmoronadas de los principales baños termales en una de las ciudades balneario más antiguas de Europa, un grupo de jóvenes arquitectos espera restaurar el pintoresco balneario rumano que una vez atrajo a emperadores después de décadas de abandono y corrupción.  Foto: Daniel MIHAILESCU / AFP
Con grafitis que cubren las paredes desmoronadas de los principales baños termales en una de las ciudades balneario más antiguas de Europa, un grupo de jóvenes arquitectos espera restaurar el pintoresco balneario rumano que una vez atrajo a emperadores después de décadas de abandono y corrupción. | Foto: AFP

“Lecciones a seguir”

Y la operación continúa en el actual verano con el respaldo de una decena de estudiantes.

“Sería maravilloso que este complejo se restaurara tal y como era hace cientos de años, por supuesto conservando las influencias austrohúngaras”, y que volviera a ser “una joya de Europa”, expresa Aura Zidarita, una médica de 50 años quien llegó a recargar energías en los vapores de la fuente.

Igualmente encantada, Doina Blaga dice disfrutar de una experiencia “increíble”. “Tienes este spa natural y puedes alternar con baños en las aguas frescas del río”.

Y cada vez hay más turistas: en 2020 recibió solamente 90.000 visitantes, frente a 160.000 en 2024.

En los últimos años se dieron proyectos similares en otras partes de Rumania para suplir la falta de inversión estatal, señala Stefan Balici, presidente de la Orden de los Arquitectos Rumanos, quien destaca las “lecciones a seguir para preservar el patrimonio”.

Chirila a veces teme que sus esfuerzos sean apenas un “pequeño parche” sobre una herida abierta, pero quiere mantenerse optimista, alentada por las muestras de interés de otros amantes de la ciudad.

“Herculane cayó en decadencia debido a la corrupción, pero tenemos esperanza” de que gracias a la acción de ciudadanos motivados, “se recuperará”, expresa.

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