ARTE
Recomendados de arte de agosto y septiembre: inmersión, color, exhibiciones y retrospectivas
Con tres muestras poderosas en el MAMBO y tres opciones diversas en galerías y espacios de exhibición, recomendamos entregarse en este recorrido a la experiencia de las artes plásticas.
Estudio, de Nijole Šivickas. En el MAMBO, hasta el 6 de octubre.
Esta, la segunda exposición de la artista lituana nacionalizada colombiana Nijole Šivickas (1925-2018) en el MAMBO, es la primera realizada tras su fallecimiento y la retrospectiva más completa dedicada a su trayectoria, incluyendo más de 150 obras realizadas en más de siete décadas de carrera, algunas nunca expuestas antes, y una selección de documentos de archivo inéditos que dejan testimonio de su legado artístico. La exposición ofrece una oportunidad particular, la de adentrarse en el mundo de Šivickas, presentando secciones de su casa y estudio, que el Museo recreó meticulosamente para ofrecer una experiencia inmersiva. Porque es contemplando las obras en su contexto doméstico e íntimo que se comprende la obra como extensión de la vida de esta artista única, cuyo proceso creativo fusionaba arte y cotidianidad (y quedó muy bien reflejado en el documental Nijole, de Sandro Bozzolo).
Selva adentro, de Arturo de Narváez. En Galería Sextante, hasta el 10 de septiembre.
La exposición es la continuación de una serie de pinturas de gran formato que el artista comenzó a realizar en Colombia durante la pandemia, con las que se propone denunciar y exorcizar la violencia, la impunidad y la indiferencia colectiva frente al horror, el dolor y la desaparición. Esa serie inicial se llamó Nomen Nescio, NN, sin nombre, y en ella el blanco y el negro dominaron la composición para, en palabras de la curaduría, “llevar la emoción a un lugar estético solemne, limitado a un espacio frío y neutro, limbo en el cual las tensiones y los desgarramientos protagonizan ausencias y vacíos. Lo que no tiene nombre, pero persiste en una presencia tangible y simbólica”. La muestra nueva, la que mira Selva adentro, se suma y se contrapone a la vez, porque recurre al color, al rojo vivo y a una gama cromática que insinúa piel, piel humana, piel vegetal, corteza; miembros entrelazados, orgánicos... ramas, lianas, desgarro y nudos, vestigios que evocan lo que fue, es y será vida.
Desde la ventana, de Ana Mercedes Hoyos. En el MAMBO, hasta el 6 de octubre.
Nacida en Bogotá, Ana Mercedes Hoyos se consagró como una de las artistas más influyentes de Latinoamérica, dejando huella imborrable en el mundo de la pintura y la escultura (además de una incansable labor en la promoción del arte latinoamericano). Esta, su cuarta exposición en el Mambo y su segunda y más completa retrospectiva a la fecha, rescata la totalidad de la obra de Hoyos (1942-2014). Pero mira particularmente al periodo 1968-1984, que constituye uno de sus aportes más importantes al arte contemporáneo colombiano y latinoamericano, y durante el cual desarrolló su particular forma de pop, paisaje y abstracción. El eje principal de la obra de Hoyos es su persistente voluntad constructiva, que abarca desde sus primeras obras abstractas en los años setenta hasta los bodegones de la última década del siglo pasado. Su talento fue reconocido con el primer premio en el XXVII Salón Nacional de Artes Visuales (1978) y aún asombra.
Palabra y Poder, de José Ángel Vincench. En Montenegro Art Projects, hasta el 7 de septiembre.
A través de obras en grafito tituladas Sedición (palabra definida como el ‘alzamiento colectivo y violento contra la autoridad, el orden público o la disciplina militar, sin llegar a la gravedad de la rebelión’), que hace referencia al decreto-ley 370, que permite encarcelar a quienes critiquen al sistema cubano y a sus gobernantes en redes sociales, la muestra reflexiona en torno a la abstracción y a la sociopolítica en dos territorios, Cuba y Colombia. Vincench (Cuba, 1973), vive y trabaja en La Habana. Graduado del Instituto Superior de Arte de La Habana, su trabajo artístico acude a la expresión abstracta como soporte visual de su investigación exhaustiva en ambos países. Según expresa, en su obra la palabra porta un lenguaje poético y universal, y la abstracción reflexiona sobre la ética y el papel del artista en la sociedad. Todo mientras explora “la tensión entre el decir y el silencio”. Lo abstracto de Vincench es, pues, subversivo.
Cronotopías, de Silvia Rivas. En el MAMBO, hasta el 6 de octubre.
La primera exposición individual en Colombia dedicada a la obra de la artista argentina explora la relación entre el tiempo y el espacio por medio de videoinstalaciones, animaciones y entornos liminales. La videoperformance le permite a Rivas jugar con el espacio y el tiempo de manera dinámica y, a lo largo de los años, ha ampliado los límites de ese medio desdibujando las fronteras entre la acción en vivo y las imágenes pregrabadas, todo para reflexionar sobre identidad, memoria, sociedad y percepción. Rivas ha desarrollado un extenso trabajo en este campo desde finales de los años noventa, y su obra es reconocida por crear experiencias inmersivas y emocionalmente resonantes. Cronotopía, derivado del griego antiguo “cronos” (tiempo) y “topos” (espacio), es un término que enfatiza cómo la obra de Rivas desafía la relación entre ambos.
Cargando el dolor: una mirada al dibujo, de Débora Arango, Beatriz González y Rosemberg Sandoval. En Galería Casas Riegner, hasta el 31 de agosto
Bajo la curaduría de Paula Bossa, la muestra reúne una selección de dibujos históricos y recientes de tres grandes maestros colombianos que, desde sus propias técnicas y aproximaciones, abordan la experiencia del dolor como condición humana atemporal. “Estos tres artistas de diversas generaciones, comprometidos con cuestionar un orden, a lo largo de décadas han configurado una mirada muy propia de las complejas dinámicas sociopolíticas de su país, logrando así otorgar una voz a aquellos sujetos marginados. Gracias a un trabajo crítico, punzante y confrontador, han sido incansables en desestabilizar los relatos oficiales para volcar su mirada sobre la cruda y dolorosa realidad de su entorno, reclamando memoria y dignidad”, asegura Bossa. La exposición no solo muestra dibujos de diferentes formatos y momentos, sino que también integra el trabajo de dos pintoras y un performer, buscando puntos de encuentro y semejanzas mediante imágenes desgarradoras y profundas, producto de la muerte, la injusticia, la guerra, el desplazamiento, el agobio del ser humano.
Armonías ancestrales, de David Vega. En el El Parqueadero del MAMU hasta el 26 agosto
Por su parte, Armonías ancestrales es un proyecto artístico y ambiental que surge como respuesta a los incendios forestales que afectaron a Bogotá a principios de 2024. A partir de un abordaje multidisciplinario con esculturas interactivas que representan la regeneración de un bosque y sesiones de sonido y video que recrean los paisajes y sonidos de los Cerros Orientales, entre otros, promueve una conexión entre los participantes y la naturaleza, concientizando sobre la importancia de cuidar y proteger los entornos naturales. La mente detrás de esta exhibición es David Vega, un artista formado en la Pontificia Universidad Javeriana, con experiencia como gestor cultural con un enfoque en proyectos de arte colectivo y ambiental, quien utiliza el arte como una herramienta para la reflexión y la acción comunitaria. Esta exposición ganó la Beca de programación en artes plásticas y visuales, Red Galería Santa Fe.
Dominio previo, de Paloma Pardo. En el El Parqueadero del MAMU hasta el 26 agosto
Dominio previo explora la relación entre la memoria y el olor, reviviendo la fauna autóctona de la Sabana de Bogotá usando la tecnología para crear una atmósfera artificial que, a través del aroma, evoca el ecosistema nativo bogotano que ha sido desplazado desde la época de la Colonia. Su creadora es Paloma Pardo, artista de la Universidad de Los Andes, ganadora de la beca New Artist Society y graduada de la maestría en Bellas Artes con enfoque en cerámica del School Art Institute of Chicago (2023). Esta exposición ganó la Beca de programación en artes plásticas y visuales, Red Galería Santa Fe.
Colores distorsionados de Sara Alarcón Arango. Sala de exposiciones de la Universidad EAN, hasta el 15 de septiembre
La colección es resultado de años de meticuloso trabajo de la artista e ilustradora antioqueña, quien invita a los espectadores a un viaje de color y distorsión, explorando la magia en lo cotidiano y descubriendo nuevas formas de ver el mundo. La artista espera que cada quien contemple estas obras desde su perspectiva y, así, la experimente como nadie más puede hacerlo. Alarcón utiliza la distorsión como herramienta para transformar lo cotidiano. Según expresa, cada obra es una extensión de su esencia y captura parte de su ser. En sus obras queda reflejada su exploración creativa, con uso de técnicas mixtas, desde acrílico y óleo hasta acuarela y gouache, e ilustraciones digitales. Se inspira en la riqueza cultural y sensorial de Latinoamérica, y, en el color, se nota.