Voces culturales
“Por todo lo que hemos hecho por la juventud, esperábamos un apoyo”, Miguel Nazarith
Actores del sector cultural narran los efectos de la pandemia. En esta entrega, el director de la escuela de baile AGOSÁ de Cali explica por qué cerró su espacio físico y cómo trata de seguir ayudando a jóvenes vulnerables.
Le pregunté a Miguel Nazarith por qué se describe como el único negro de sangre azul de la ciudad, y respondió con la gracia que lo caracteriza: “llegamos a un concurso y mis uniformes de mi escuela son azul con negro. Y un señor conocido en el medio como mundial de salsa me dijo “¡Háblame negro de sangre azul!” Y así quede en todo el gremio”.
El director de la Fundación artística y escuela de baile ‘A golpe de salsa, AGOSÁ’ tiene una chispa humana contagiosa. También tiene un testimonio muy duro sobre cómo la pandemia lo obligó a cerrar el espacio en Cali en el cual operaba su escuela.
Esta, AGOSÁ, es una de las pocas opciones para que jóvenes caleños que la sociedad olvida tan fácilmente escapen de la violencia. Nazarith no olvida. Por eso hace lo que hace. Así contó cómo hizo frente a la pandemia y explicó por qué seguirá adelante.
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"En el salón donde estaba duré seis años, pagando mis arriendos y servicios común y corriente. El 16 de marzo, por la pandemia, decidimos frenar creyendo que esto se iba a alargar de quince días a un mes. No le vimos problemas, pero se fue alargando y alargando... El 15 de julio me vi en la obligación de entregar el local, no lo podía sostener más e, igual, ya estaba debiendo arriendo y servicios. Además me dio pena con la dueña del local. No tenía ingresos y ella vive prácticamente de eso. Así que se lo entregué.
En mi infancia éramos 46 pelaos que crecimos en el barrio. De esos apenas hay 5 vivos. Es muy duro, por eso prefiero decirle a un niño, joven, adulto, “ensaye gratis, así me quede yo pelao”. Por hacerle el bien
Yo traté de aplicar a los programas de la Alcaldía y no quedé en ninguno. En los primeros meses sí alcanzamos a recibir uno que otro mercado y uno que otro bono pero, económicamente, la escuela AGOSÁ no ha recibido ninguna asistencia. Con otras ayudas que recibí, de personas muy cercanas a la escuela, traté de ayudar a unos jóvenes. Gracias a esos aportes, los tres primeros meses pudimos ayudar a estos jóvenes con alimentación. Pero, más allá, no pudimos sostener eso.
Retomamos actividades la semana pasada, en la calle, en la plazoleta del barrio Eduardo Santos (Comuna 12). Con la poquita gente que me quedó, pues al yo cerrar la escuela mucha gente cogió rumbo.
Estamos muy afectados, ninguno esperaba esto. Yo sentía que este era el momento, por todo lo que uno le ha aportado a la sociedad, ayudando a los jóvenes, a los niños y adultos, para sentir un apoyo, un “No se azaren que les vamos a recompensar el esfuerzo de años por la ciudad”, pero lamentablemente no se dio así.
No solamente AGOSÁ, a muchas escuelas les tocó cerrar puertas por no tener cómo sostenerse. Lo que digo es una gran verdad. Hay directores como yo, que sacamos de nuestro sueldo (en otros trabajos) para sostener la escuela, porque amamos, respetamos y queremos esto que es bailar.
Hay directores como yo, que sacamos de nuestro sueldo (en otros trabajos) para sostener la escuela, porque amamos, respetamos y queremos esto que es bailar.
Yo prefiero mil veces decirle a un joven venga baile gratis a tener que prestarle a una madre para tomar el bus hacia el entierro de su hijo. Lo he vivido. Muchos amigos míos ya no están. Te confieso, en mi infancia éramos 46 pelaos que crecimos en el barrio, de esos apenas hay 5 vivos. Es muy duro, por eso prefiero decirle a un niño, joven, adulto, ensaye gratis, así me quede yo pelao. Por hacerle el bien a usted.
En definitiva, la pandemia nos dejó desubicados, pero hay que seguir echando pa’lante".