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Pandemia o no, el emperador inca vuelve a Cusco en la ancestral fiesta al Dios Sol
Durante el imperio incaico, en el siglo XV, los festejos del Inti se extendían unos 15 días durante los cuales se sacrificaban animales y se danzaba para adorar al pagano dios Sol. En tiempos de pandemia, se realizan para enviar un mensaje.
Con el ingreso del emperador inca Pachacútec a la fortaleza de Sacsayhuamán comenzó este jueves la ancestral ceremonia al dios Sol o ‘Inti Raymi’ en Cusco, la antigua capital del imperio incaico, en una escenificación anual que congregaba a miles de turistas en Perú antes de la pandemia.
Vestido de dorado con una capa de murciélago y chinchilla y adornado con una corona dorada, el emperador inca llegó a la fortaleza de piedra, en las afueras de la ciudad, tras cumplir un ritual de purificación del alma en el Coricancha, principal templo de la cultura inca en el centro de la Cusco.
Más de 400 actores vestidos con trajes multicolores portaban en las manos plumas de cóndor, quipus multicolores, flores amarillas de retama y chicha de maíz, y recibieron al inca en la enorme explanada de Sacsayhuamán, nombre quechua que en español significa “halcón satisfecho”.
El Inti Raymi vive pese a pandemia
“Estamos alentando que el Perú y el Cusco le anuncie al mundo que el Inti Raymi está vivo a pesar de las dificultades de la pandemia”, dijo el alcalde de Cusco, Víctor Boluarte, presente en la ceremonia que se realiza sin público.
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Entre los escasos asistentes, se encuentra el presidente interino, Francisco Sagasti, ministros y autoridades locales.
“Es un momento de especial alegría, de orgullo para mí, estar con ustedes en la fiesta del Inti Raymi, esto simboliza la grandeza del imperio incaico”, dijo Sagasti. La escenificación, que dura varias horas, es transmitida por la televisora estatal.
Durante el imperio incaico, en el siglo XV, los festejos del Inti se extendían unos 15 días durante los cuales se sacrificaban animales y se danzaba para adorar al pagano dios Sol.
Reverencia al inca
La entrada del Inca a la explanada estuvo presidida por un grupo de “acllas” que le rociaban flores y estaban acompañadas de los “pichaq”, hombres encargados de espantar con escobas de paja a los malos espíritus que podría haber en el camino.
En la ceremonia unos actores encarnan a Pachacútec, el forjador del imperio inca, y a su esposa, Mama Anahuarque, quienes llegan desde la plaza principal de Cusco.
En la fortaleza los esperan ataviados con trajes multicolores ciudadanos de los cuatro “suyos” del “Tawantinsuyo” (las cuatro regiones del imperio incaico, que incluía parte de Colombia, Ecuador, Bolivia y el norte de Chile).
Ellos danzan y le llevan lo mejor de sus cosechas, piezas textiles y cerámicas al emperador, quien es el hijo del Sol, según la mitología inca.
La festividad, que se remonta al imperio inca que floreció en los siglos XV y XVI, dejó de celebrarse durante la conquista y el virreinato español. En 1944, fue reintroducida en el marco de un espectáculo turístico que contribuía a fortalecer la identidad de un país multirracial al recuperar una tradición imperial.
En 2020, la ceremonia tampoco tuvo público y fue transmitida solo por las redes sociales.
Antes de la pandemia, unas 3.500 personas pagaban hasta 150 dólares para ver el espectáculo desde unas graderías, pero la fiesta llegaba a congregar a unas 80.000 personas que se agolpaban en las faldas de los cerros contiguos.
La festividad del Inti Raymi fue declarada en 2001 Patrimonio Cultural de la Nación peruana.
Según los incas, el 24 de junio es el día en que el sol, después de haberse alejado, vence a la oscuridad y vuelve a la Pachamama (Madre Tierra en quechua). Se trata del solsticio de invierno en el hemisferio sur y para los antiguos incas era la fiesta del dios Sol o Inti Raymi.
Con 33 millones de habitantes, Perú registra más de dos millones de contagios y más de 190.000 muertos por coronavirus. Es el país con mayor tasa de mortalidad del mundo, con 584 decesos por cada 100.000 habitantes.
*Con información de AFP