Literatura
Paloma Sánchez Garnica, autora de la novela Victoria, habla de sus libros: “La literatura lleva una etiqueta en femenino”
La escritora Paloma Sánchez Garnica va por su décima novela. La española cuenta cómo dejó los libros de Derecho para encontrar su lugar en el mundo en la escritura.


SEMANA: ¿Por qué decide inclinarse por la novela histórica y contar sus relatos a partir de la historia del mundo?
Paloma Sánchez Garnica (P.S.G.): No considero que sea una novela histórica porque lo que hago es tratar de entender cómo gestiona los sentimientos universales el ser humano porque, al final, las personas de todos los tiempos tenemos unos sentimientos muy similares: sentimos amor y la necesidad de ser amados, también la dureza de la traición o la envidia. Quiero entender cómo las personas gestionan sus sentimientos a partir de un hecho del pasado. Todas las novelas son pasado, entonces todas serían históricas.
SEMANA: En su obra literaria Berlín ha sido una ciudad importante, no solo por su novela anterior, sino porque gran parte de la historia de Victoria se desarrolla allá. ¿Por qué elige esa locación?
P.S.G.: Berlín ha sido una de las ciudades que ha tenido más acontecimientos brutales, especialmente a lo largo del Siglo XX. Se convirtió en la ciudad más peligrosa del mundo, con más espías por metro cuadrado, era una ciudad destruida, dividida y ocupada en la que convivieron los vencidos con los vencedores. Tiene muchas cosas por contar, mucha substancia para un novelista, y eso es lo que busco para crear mis personajes a partir de hechos reales.
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SEMANA: ¿Narrar historias con un contexto histórico es una forma de permitir a los lectores entender el pasado que está detrás de nosotros?
P.S.G.: Claro. El futuro no lo podemos prever ni podemos saber lo que va a pasar. En algunos casos podemos acertar, pero sí podemos aprender de los errores del pasado. La literatura es uno de los instrumentos más potentes para entender lo que somos, de dónde venimos y por qué somos lo que somos. Nosotros somos fruto de las generaciones anteriores y de los errores que se cometieron deberíamos aprender. En este mundo occidental en el que vivimos leer un libro nos puede convertir en una masa crítica difícil de manipular. La literatura es una forma de entendernos como seres humanos y, por lo tanto, de evitar ser manipulables.
SEMANA: ¿Cómo surge la idea de su novela Victoria?
P.S.G.: Cuando terminé Últimos días en Berlín, que finaliza en un verano del 45 cuando los mujeres tratan de sobrevivir a un mundo hostil con la llegada de los rusos, quise pensar cómo sobrevivieron las mujeres civiles alemanas a las que no se les trató como víctimas por ser de origen alemán. Tratar de entender esos años entre el final de la Segunda Guerra Mundial y la madrugada del 13 de agosto del 61, cuando se construyó el muro físico y los vencidos tenían que convivir con los vencedores que estaban ocupando su ciudad. Ese es el primer momento en el que pienso centrarme ahí.
SEMANA: Antes de ser novelista usted fue abogada y ama de casa. ¿Por qué decide dejar las leyes y dedicarse a la Literatura?
P.S.G.: Monté un despacho jurídico, pero mi hermano me dijo que no servía para eso y, efectivamente, a mí no me gustaba la abogacía porque solo disfrutaba montar las demandas, mas no la confrontación en los juzgados. Lo abandoné porque había mucho machismo y mis hijos estaban entrando en una época en la que las hormonas se empezaban a desbocar, entonces, decidí dedicarle tiempo a mi familia. Nunca me he arrepentido de eso, a partir de ahí, terminé la carrera de Geografía e Historia y de repente un día en 2003, a mis 43 años, pensé por primera vez en escribir una novela sin ninguna ambición salvo mi necesidad de contar. No pensé en publicarla, solo sentía que tenía que contar una historia, empecé a escribirla, la publicaron y encontré mi lugar en el mundo. Ahora voy por la décima.
SEMANA: Es su décima novela y esto quiere decir que su lugar en el mundo son los libros.
P.S.G.: Absolutamente. El mundo de la escritura no lo había planteado en mi vida hasta ese proceso, cuando tenía 43 años. Sabía que había venido al mundo a hacer algo, pero no sabía a qué y, si hubiera tenido claro a mis 20 años que quería escribir, habría sido un fracaso porque era muy vehemente. Necesitaba un bagaje personal, de experiencias y lecturas hasta construir historias. Todo en la vida es por algo. Todo aprendizaje, aunque no llegues a la meta, igual te sirve solo por haberlo intentado.
SEMANA: Usted gana el Premio Planeta después de presentarse por segunda vez. ¿Cómo es ese segundo intento?
P.S.G.: Cuando escribí Victoria no estaba pensando en premios, solo en una historia que me fascinara. La terminé en mayo del año pasado, quedaba todavía plazo para presentarlo y mi marido que es el primer lector me dijo que era mi mejor novela, que debía intentarlo de nuevo. Si no persistes, a lo mejor te puedes perder algo que estaba hecho para ti y aquí estoy con mi Premio Planeta.
SEMANA: ¿También considera que es su mejor novela?
P.S.G.: Esto es un oficio. Mi mejor novela es la última porque ha aprendido de todas las demás. Ahora con mi décima novela mi ambición es escribir mi mejor novela.
SEMANA: ¿Qué papel tienen las mujeres en la literatura?
P.S.G.: Hay un prejuicio de que las mujeres escribimos para mujeres, pero somos muchas y vendemos, por lo que ya esa idea no cuela. Antes no se había planteado si los hombres escriben para los hombres, sin embargo, cuando empecé a escribir me preguntaron si mis novelas eran para mujeres y la respuesta no. La literatura lleva una etiqueta en femenino, no ha habido literatura en masculino. Todavía existen resquemores en hombres que se consideran pseudocríticos en cuanto a que nuestra literatura es más banal, a quienes les respondo que las novelas deben llegar a diferentes niveles de lectura para que la Literatura sea útil. Hay que llegar a diferentes niveles de lectura y eso las mujeres lo estamos haciendo muy bien.