Conciertos
Kendrick Lamar, Green Day y más gigantes harán del Viva Claro la estrella de este semestre: ¿estará a la altura?
Si el nuevo escenario llena expectativas quedará ‘claro’ rápidamente, pues se estrena con una seguidilla histórica de espectáculos de primer nivel, con todos los ojos y oídos encima, y una dosis de polémica.

No queda mucho para vivir el Foro Vive Claro en todo su esplendor. Este 24 de agosto tocará Green Day en Bogotá y lo hará en el nuevo escenario, (que ya tuvo un espectáculo inicial de Jessie Uribe, Paola Jara y otros artistas pero solo con el piso abierto, sin las tribunas habilitadas).
Como todo disco, esta historia tiene dos caras que coexisten. Porque esta nueva era para los conciertos en la ciudad empieza entre el entusiasmo que nace de sus posibilidades y las dudas por sus impactos en el vecindario (que seguirá quejándose por el ruido y la movilidad) y en los ecosistemas. En ese sentido, Ocesa siembra árboles desde ya para cumplir con su compromiso de sostenibilidad, incluso después de haber demostrado que no se trata de un humedal.
Cara A
El de la banda californiana de punk Green Day será el primer gran evento internacional en este escenario modular, ubicado en la Av. La Esmeralda #42 - 41. Este Foro Viva Claro se ubica en el Distrito Cultural Vive Claro, que ocupa esa cuadra. En ese distrito, en efecto, en otro espacio, se siguen mostrando dinosaurios hasta el próximo 17 de agosto, por si a usted y su familia les llama la atención.

Pero es evidente que lo que más expectativa genera, cultural y socialmente, es la música en vivo y el Foro que la acogerá, en gran parte. En ese aspecto, la avalancha no es menor. Para dejar una huella imborrable de inicio, se anunciaron estos espectáculos de gran envergadura en el Foro: Guns n’Roses (7 de octubre); Imagine Dragons, (17 de octubre); Linkin Park (25 de octubre); Shakira (1 de noviembre); Blessed (22 de noviembre); así como el regreso a Bogotá del rapero Kendrick Lamar, acompañado de los argentinos del momento, CA7RIEL & Paco Amoroso (27 de septiembre). Impresionante.
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Además, la visita de My Chemical Romance se dará junto con The Hives, abriendo 2026 por lo alto, el 22 de enero. Y se dice que quedan unos cuántos anuncios. Con algunos pendientes, este aluvión prueba que el escenario solucionó un cuello de botella (en la oferta de shows para más de 30.000 espectadores) y desencadenó un nuevo potencial. Justo lo que necesitaba, al parecer, una ciudad marcada, en el siglo XXI, por una explosión de conciertos como fuente de entretenimiento, ingresos y motor de turismo.
Lo que no había, lo que habrá
En esta tribuna, a lo largo de diez años hemos acompañado muchos de estos espacios, viviendo y narrando el efecto de los eventos que albergan en las personas. Hemos sido testigos del crecimiento de la escena por encima de lo imaginado. Hemos aplaudido y también, a veces, hemos molestado. En algún momento nos quejamos de cómo se improvisó un concierto en un parqueadero, y se puso a sufrir a la tribuna general. Hoy, la empresa que recibió escarnio ofrece un espacio adecuado perfectamente para estas tareas y este nivel de artistas; un espacio que no existía. Eso hay que anotarlo, abonarlo, comunicarlo.

En paralelo, en lo que se refiere al escenario que en Bogotá recibe un aforo similar, el Estadio El Campín, este sigue teniendo varios shows programados en 2025, pero se anunció un cambio de planes en su readecuación. Se construirá un nuevo estadio, ya no remodelando El Campin, sino empezando de cero, para 50.000 espectadores, a construirse desde marzo de 2026. Y parece percibirse una saludable inercia de competencia aquí que, ojalá, termine por beneficiar al espectador.
Sucedan cuando sucedan esas obras del estadio existente y del que existirá, durante todos los trabajos, el Vive Claro ya estará consolidado para asumir el nicho de espectáculos de más de 30.000 espectadores. Y en su naturaleza modular, que puede adaptarse y aprovechar sus espacios para múltiples tipos de ofertas, seguramente ya habrá consolidado también su versatilidad.
Lo mejor de todo es que la hora de hablar ya casi termina. De la teoría pasaremos a la práctica. Ya se viene la música. Escuchando a Billie Joe Armstrong y a sus dos colegas de banda, sabremos muy pronto cómo se siente el Foro Vive Claro desde la experiencia. Y sabremos cómo es llegar, estacionar (o no), ingresar, vivir el concierto, acceder a baños acceder a comida, y claro, cómo es salir. Y entonces, poder entregar una nueva y sensata crónica de rock.
Lado B
Todo este estreno sucede a pesar de los esfuerzos de concejales como Quena Ribadeneira y José Cuesta por frenar la apertura del escenario, quienes han tratado de sustentar legalmente sus argumentos, hasta ahora sin éxito, desde el lado ambiental y el contractual.

Más allá de la actividad económica que pueda significar, en la apertura del Foro Vive Claro los funcionarios de elección popular ven más afectaciones a la calidad de vida de los barrios aledaños que beneficios. Un comentario del usuario Jorge Parada, sobre el nuevo escenario, en redes sociales, tras el concierto inaugural del 27 de julio, encapsula este clamor: “El ruido en los barrios Salitre Greco, La Esmeralda, Pablo Sexto y Quirinal fue insoportable”, expresó, quejándose además de cómo se cerraron vías y se entorpeció la vida de los residentes sin que “pase nada”.
Hay alarmismo, sí, y los espectáculos no impactan de igual manera a todos los vecinos, pero hay realidad también; la cercanía de la Clínica del Niño y del Hospital Universitario Nacional de Colombia también ha agitado a la comunidad, pero tampoco ha sido un factor suficiente para cambiar el rumbo de la situación.
Lo cierto es que, desde la legalidad de sus documentos y desde el clima actual, que abraza la economía de los conciertos como uno de sus pilares, el Foro Vive Claro está sucediendo y seguirá sucediendo. Estallará de aquí a final de año, y más allá, con un montón de conciertos increíbles.
Y se confía en la alta calidad de infraestructuras y materiales, y en la vanguardia de su oferta tecnológica, como obedece un nuevo espacio en la capital de la música como Bogotá. Lo que sí dependerá de la gente es comprarse un buen poncho, porque contra la lluvia no hay escape.
Ocesa esta sembrando árboles, y cuando logre probar al barrio que maneja bien a las masas y reduce al máximo el impacto, podrá aspirar a ser aplaudida. Todo mientras se enfoca en darle al público una experiencia inolvidable. No es fácil, tampoco imposible, y su experiencia habrá de servirles. Solo, no hay que dejar de escuchar ambos lados del disco.
Muchos vecinos conviven con esta realidad hace mucho tiempo (el Simón recibe masas concierteras desde los noventa); algunos disfrutan de la cercanía a la música; otros no se han acostumbrado y prefieren evitarla o salir de la ciudad cuándo hay eventos (aunque con tanto evento ahora, se complica). Esta es, estos días, la contracara de vivir al lado del mejor parque de la ciudad, cuyo nuevo vecino también pondrá, de vez en cuando, la música duro.