Cultura

Héctor Abad Faciolince lanza ‘Ahora y en la hora’, una desgarradora crónica sobre la invasión en Ucrania: “Si yo hubiera muerto, ella estaría hablando por mí”

En el marco de la Filbo 2025, el escritor colombiano contó a SEMANA cómo fue el proceso de escribir sobre la dolorosa experiencia de ver de primera mano los estragos que ha dejado la invasión rusa, desde hace tres años, y cómo esta se puede relacionar con el conflicto colombiano y resalta la admirable resistencia de los ucranianos.

11 de mayo de 2025, 9:01 p. m.
Escritor y periodista
Escritor colombianos, Héctor Abad Faciolince. | Foto: FlickrVision

SEMANA: ¿Qué historia vamos a encontrar en las páginas de Ahora y en la hora?

Héctor Abad Faciolince: Un hombre viejo hace un viaje a una feria del libro de una ciudad en guerra. Allí es arrastrado por unos amigos a ser testigo de los efectos más graves de esa invasión que padece ese país, que es Ucrania, y durante ese viaje ocurre un atentado con un misil en el que mueren 13 personas, una de ellas una escritora, Victoria Amélina, de la edad de la hija del viejo, y esto ocurre en la ciudad de Kramatorsk, en el Óblast de Donetsk, en el oriente de Ucrania.

SEMANA: Este libro es un homenaje para las víctimas que estaban en el lugar del ataque, pero también es su historia de cómo se salvó de la muerte, estando tan cerca.

H.A.F.: La primera tentación cuando ocurre algo espantoso es callarse, es la tentación del silencio. Tal vez lo mejor para olvidar, en mi caso, hubiera sido refugiarme en una finquita, en una cabaña que tengo en las montañas de Antioquia y caminar, oír música, leer, pasear, mirar pájaros, cualquier otra cosa, y poder olvidar esa experiencia. Sin embargo, sentí la responsabilidad y la obligación de darle voz a esta escritora ucraniana Victoria Amélina, que estaba conmigo, que era una mujer de la edad de mi hija, que tenía un hijo de 11 o 12 años, que estaba documentando los crímenes de guerra de Rusia en Ucrania meticulosamente, y que ya no puede escribir ni documentar su propio crimen de guerra. Yo estoy seguro de que si yo hubiera muerto, como hubiera sido tal vez lo más justo y lo más normal, ella probablemente estaría aquí en la Feria del Libro de Bogotá dándole voz al viejo escritor colombiano que ya no tiene voz. Entonces, como estoy seguro de que ella estaría haciendo eso por mí, yo en este libro, e incluso en estas entrevistas, trato de hablar por ella.

Parlamento Europeo homenajeó al escritor colombiano Héctor Abad Faciolince y a Victoria Amelina.
El Parlamento Europeo homenajeó al escritor colombiano Héctor Abad Faciolince y a Victoria Amélina, en el 2023. | Foto: Tomada de Instagram @ukraine_world

SEMANA: ¿Cómo conoció a Victoria?

H.A.F.: La conocí en una feria del libro como esta, mucho más pequeña, en una feria del libro de un país en guerra, una feria donde sonaban alarmas de ataque aéreo y en los que la gente tenía que irse a los sótanos de los edificios por si alguna de las bombas que tiraban los rusos caían en esa feria del libro, porque a los rusos les gusta mucho tirar misiles donde hay grandes aglomeraciones de personas para que el efecto sea más mortal y más devastador.

La conocí porque yo pertenezco a un grupo que fundó Sergio Jaramillo -uno de mis compañeros de viaje- el excomisionado de paz; un grupo que se llama Aguanta Ucrania, el cual pretende, a través de las voces de intelectuales, políticos, escritores, actores, músicos, etcétera, avivar la conciencia en América Latina de la gravedad de la invasión de Rusia, y dar información veraz que combata la desinformación, la propaganda y las mentiras de Rusia, que incluso mediante pago intenta difundir en toda América Latina.

La conocí en ese contexto y ella luego quiso unirse al viaje hacia el Donbass, hacia el este del país, que nosotros íbamos a hacer. Por un lado, para mostrarnos algunos de los lugares donde se habían cometido los peores crímenes de guerra de Putin y, por otro lado, para despedirse de algunos soldados y amigos queridos de ella que se quedaban cerca del frente. Ella tenía el temor, el miedo de que a ellos los pudieran matar mientras ella estaba fuera en la seguridad de Francia. Y bueno. Fue a despedirse de ellos por el peligro que corrían, y fueron ellos los que se despidieron de ella.

SEMANA: El título evoca una frase religiosa…

H.A.F.: Está tomado, como casi cualquiera que haya crecido en un país católico sabe, del Ave María y tiene que ver tal vez con lo que en esa parte de la oración sigue y es que ahí se habla de la hora de nuestra muerte. En general la muerte es una cosa muy personal, muy propia, pero en el caso de una guerra y de un atentado de este tipo la muerte es algo colectivo y es de verdad nuestra. Esa hora que vivimos en Kramatorsk es una hora donde pudimos haber muerto todos, de hecho Catalina Gómez, que ha vuelto a Kramatorsk, porque ella es una reportera de guerra de verdad muy valiente, y después de no querer verlo fue al sitio donde estaba este restaurante completamente en el suelo devastado con un cráter espantoso y ella misma dice que no entiende cómo pudimos haber sobrevivido a ese misil con 500 o 600 kilos de explosivos sobre nuestras cabezas.

SEMANA: A este lado del mundo tan solo podemos imaginarnos lo que ocurre allí, ¿la invasión rusa se puede comparar de alguna manera con el conflicto colombiano?

H.A.F.: Bueno, el conflicto colombiano es un conflicto interno, no es un conflicto de fronteras, a nosotros no nos invadió un país más poderoso, no nos invadió Brasil, que tiene un ejército más grande, o México, o Estados Unidos, lo nuestro antes era una especie de guerra civil, con el acuerdo de paz con las FARC, se ha convertido más en una guerra entre distintos carteles y facciones de bandas armadas, casi siempre ligadas a la delincuencia, al contrabando o al narcotráfico.

Los soldados colombianos jubilados, que combaten a cambio de un sueldo en Ucrania, dicen que el conflicto en Colombia es una guerra de niños, comparado con lo que es estar en las trincheras y en el frente, enfrentados a uno de los ejércitos más poderosos de la tierra, que no está frente a ellos con fusiles o con ametralladoras, sino con aviones, drones, barcos, tanques de guerra, bombardeos, misiles supersónicos, y miles y miles de muertos cada mes.

En el conflicto colombiano, durante 40 años, probablemente hubo unos 400 mil muertos en la guerra, en la invasión de Rusia a Ucrania, ha habido ya más de un millón de muertos entre soldados rusos y soldados ucranianos, solo en tres años, y decenas de miles de muertos civiles no involucrados en el conflicto. Estas cifras y estas características demuestran la diferencia entre ambas situaciones.

Rusia no ha detenido los ataques desde la invasión, hace tres años, las destrucciones a este momento son masivas, tras los millones de muertos y afectados alrededor del país. | Foto: getty images

SEMANA: ¿Qué responsabilidad tenemos como ciudadanos frente a conflictos que parecen lejanos pero que tocan valores fundamentales?

H.A.F.: Muchas veces la gente lee muchísimo más lo más frívolo que lo más importante. Es muy difícil que una guerra y un dolor y unos muertos logren competir con un lío de faldas de un cantante, con los goles de un futbolista o con las intemperancias de un presidente: con sus borracheras o sus juergas. Pero si estuviéramos bien informados y si estudiáramos más, sabríamos que esa guerra ya no está de moda.

En la que Rusia invadió a Ucrania, es una guerra donde se juega algo fundamental para todo el mundo, para todos los que creemos en la democracia, en las libertades democráticas, en la libertad de prensa, en la posibilidad de hacer una revista, de derecha o de izquierda, a favor o en contra de un gobierno, en la posibilidad de publicar novelas donde haya personajes gays, cosa que en Rusia está completamente prohibida, en la posibilidad de participar en marchas, de oponerse o apoyar a un gobierno. Entonces lo que allá se juega es bastante más importante que lo que se lee más. Es importante que todos sepamos distinguir entre lo que vale la pena y lo que es intrascendente.

SEMANA: ¿Cómo se vive la cotidianidad en un país donde de un momento a otro puede caer un letal ataque sin aviso, afectado miles de personas?

H.A.F.: Yo que viví también la parte del conflicto colombiano más aguda en los principios de los años 90 del siglo pasado, la cercanía de la muerte da muchas ganas de vivir intensamente lo que nos quede por vivir. En una ciudad como Kiev están abiertos los restaurantes, los bares, los teatros, la gente baila, la gente va a los sitios, la gente conversa, la gente bebe y de vez en cuando la gente llora y la gente se refugia y a la gente la matan.

La vida no se suspende, pero cuanto más se acerca uno al frente de guerra, ve los peores estragos: los hospitales destruidos, las escuelas destrozadas, los puentes volados, tanques, carros, ambulancias calcinadas en las carreteras, ve bosques destrozados por la metralla, ve edificios caídos en los que vivía gente, ve muchísimos soldados, por supuesto, pero también muchos civiles. Es como si en Colombia se hubieran ido de aquí 25 millones de personas. Ucrania es un país muchas veces sin luz y sin agua porque los rusos atacan la infraestructura energética y las presas de agua, es un país donde los niños también salieron, probablemente con sus madres, a refugiarse en países más seguros. Pero es un país muy valiente que no se quiere entregar, que lucha por la independencia, que lucha por los principios que los países que disfrutamos de cierto grado de democracia defendemos, un país que quiere parecerse a la Unión Europea y no quiere formar parte de la Federación Rusa.

Yo creo que cualquiera de nosotros, si supiera cómo se vive en la Federación Rusa, sin libertades, sin siquiera poder publicar los libros que queremos, con la obligación de llamar esta guerra espantosa y esta invasión, operación militar especial para desnazificar a Rusia, que es una cosa absolutamente ridícula, la guerra más grande que ha habido en Europa desde 1945, presentada como una pequeña operación quirúrgica para combatir a los nazis. Toda esta desinformación es la que los ucranianos se resisten a aceptar y nos enseñan a resistir, por eso a mí me parece tan importante que se sepa un poco más qué es lo que está en juego allá y en últimas acá también.

KYIV, UKRAINE - APRIL 24: A 5-story residential building in Svyatoshynskyi district is heavily damaged by a Russian missile strike on April 24, 2025 in Kyiv, Ukraine. In the early morning, Russia has launched a mass combined attack on the Ukrainian capital, and other cities of Ukraine. The strike on Kyiv resulted in the destruction of multi-story residential buildings, damage to administrative buildings, and non-residential buildings. At least ten people were killed and 63 were injured, including six children. Rescue workers continue to search for people under the rubble. (Photo by Oleksandr Gusev/Global Images Ukraine via Getty Images)
Rusia suele atacar con drones sobre su país vecino. | Foto: Global Images Ukraine via Getty

SEMANA: ¿Qué queda por fuera de este libro?

H.A.F.: No es que me haya quedado por fuera un detalle, por fuera me quedó medio libro. Yo escribí otro medio libro, que era de ficción, y que ocurría en la frontera entre Egipto y Gaza, y que tenía que ver con un viejo que trata de contrabandear comida a Gaza, porque allá la gente se está muriendo de hambre. Yo he estado en Israel y he estado en Egipto, no he estado nunca en Gaza, y no recientemente sino hace muchos años en Egipto y en Israel, y no tenía esa experiencia directa.

Yo estaba obstinado en mandar café a Ucrania, a mis colegas escritores de Ucrania mandarles café colombiano, pero los colombianos son muy amarrados y nadie me quiso vender barato ni regalar café para mandar a Ucrania, pero finalmente, así como el viejo de la novela logra meter comida en Gaza, el viejo -que yo soy- logró mandar 500 kilos de café a Ucrania, y un poco inspirado en eso era que estaba la parte ficticia de este libro, que finalmente, creo que muy acertadamente, mi mujer que es editora y mi editora de Alfaguara en Bogotá, Carolina López, me sugirieron y yo acepté eliminar toda la parte de ficción, entonces por fuera se quedó medio libro.

Yo estoy contento de que se haya quedado por fuera, yo tengo un baúl lleno de intentos fracasados de escritura, de novela, de cuentos, de poemas. El fracaso es lo más normal cuando uno escribe, lo raro es lograr algunas páginas que a uno no le dé vergüenza publicar.

SEMANA: ¿Qué sientes al releer este libro?

H.A.F.: Que hice lo que pude, que podría ser mejor, pero también podría ser mucho peor, y que hice lo que pude.