Música
Hablamos con Kenny Garrett, la leyenda viva del jazz que presenta su enorme ‘Songs from the Ancestors’
A finales de los años ochenta, Miles Davis lo vio tocar y le pidió unirse a su banda, pero desde antes este saxofonista venía armando una carrera de leyenda que sigue alimentando con música excepcional. Nacido en Detroit, Garrett nos habló sobre el trabajo discográfico que presentará y por qué recuerda a Bogotá cada vez que visita a su madre.
El jueves 11 de noviembre en la noche, después de décadas, un grande del jazz regresó a Bogotá. Mucho ha cambiado desde esa noche entre 1979 y 1982, en la que integraba la Duke Ellington Orchestra y pisó Bogotá, pero un elemento fundamental se mantiene: toca el mismo poderoso saxofón (y en la ciudad aún no hay metro a la vista).
Entre algunos detalles de esa primera vez en Colombia, Kenny Garrett recuerda una gran montaña, obviamente Monserrate, el lugar que revelaba desde entonces la vasta brutalidad de esta ciudad que se plantea conquistar de nuevo.
Porque en 2021, el músico que Miles Davis vio una vez y no dudó en invitar a tocar a (la que sería) su última banda regresa a los 2.600 metros del altura como una leyenda viva. Ganador del Grammy, venerado por colegas, Garrett ha publicado numerosos discos de peso y ha sumado poderosamente al género desde sus exploraciones sonoras y el expresionismo de su interpretación. Y su disco Sounds from the Ancestors (2021) es una obra impresionante que lo ratifica más vigente que nunca.
El concierto presentó este trabajo discográfico y demostró por qué es la figura del saxofón más reconocida de la actualidad, con música que revela sus raíces en el pasado y sus oídos conectados al futuro, a lo diferente, a lo espiritual que todo lo conecta. Esto nos dijo Kenny Garrett.
SEMANA: Nació en 1960, entra a sus sesenta, ¿la música lo mantiene joven?
Kenny Garrett: La vida, el estar abierto a cosas diferentes y a cambios me mantiene joven, pero la música también, sin duda, ese proceso de mantenerte alerta a nuevas ideas y conceptos....
SEMANA: Lanzó ‘Sounds from the Ancestors’ este año, cuéntenos sobre la idea, los sonidos...
K.G.: El concepto original vino de algo que yo hacía cuando era niño. Después del día de acción de gracias, guardaba todos mis discos de 45. y esperaba hasta el día de navidad para volverlos a poner. Y desataba toda esta música que yo amaba y me llenaba el espíritu y el corazón por todo el año; lo hacía una y otra vez y añadía canciones.
Cuando lo recordé, pensé, “Wao, es el sonido de los ancestros”, y quise atrapar ese sentimiento, eso que recuerdo sentir cuando era niño. Pensé en What’s Going On de Marvin Gaye, en Aretha Franklin en Amazing Grace, en A Love Supreme de Coltrane, en discos que yo escuchaba todos los días religiosamente. Ese fue el concepto, transmitir ese sentimiento en este disco.
SEMANA: ¿Cómo bailó este disco con la pandemia?
K.G.: El trabajo se grabó antes; empezamos en noviembre de 2019, pero no pudimos hacer mayor cosa luego porque fuimos a Europa un mes y cuando volvimos en marzo de 2020 todo comenzó a cerrarse. Y eso hizo de este un disco diferente porque tuve tiempo de escucharlo, pensar en añadir detalles que lo harían mejor. Y luego, cuando pudimos volver a trabajar en la música, añadí esos detalles... una línea vocal aquí, una intro de teclados allá... Terminó siendo una bendición, pues lo normal hubiera sido grabar, salir de gira y no poder armarlo de esta manera.
SEMANA: ¿En Bogotá tocará este trabajo exclusivamente?
K.G.: Estuvimos en Europa hace un par de semanas y nos enfocamos en esta música. Sí, integramos algo de la música del pasado, pero nos enfocamos en la nueva. El público ha escuchado el trabajo, le ha gustado, y nos aseguramos de darles esas canciones.
SEMANA: El disco emociona, arranca muy bien y con el paso de las pistas logra probarse aún más cautivante...
K.G.: Usualmente mis discos arrancan de la manera opuesta. En las primeras pistas, ¡Bam! Voy a tu encuentro... pero en este quería intentar algo distinto. Y con “It‘s Time to Come Home” hice una afirmación, una declaración: no tenía que ser como antes. Y dispuse del orden de las canciones como creí que lograban constituir un buen rompecabezas. Eso cambió la percepción de mucha gente de la música, porque no parte desde el punto de alta energía, pero esta eventualmente encuentra su lugar. Entonces, ofrece la oportunidad de tomar un viaje diferente.
Usualmente mis discos arrancan de la manera opuesta. En las primeras pistas, ¡Bam! Voy a tu encuentro... pero en este quería intentar algo distinto. Y con “It‘s Time to Come Home” hice una afirmación, una declaración: no tenía que ser como antes.
SEMANA: Compártanos historias de su instrumento...
K.G.: El saxo que toco en este momento es el que toqué en todos los cd ‘s famosos y es el que llevé a Bogotá cuando la visité con la Duke Ellington Orchestra en alguna fecha ochentera que no recuerda bien.
SEMANA: ¿Cómo le fue en esa ocasión?
K.G.: La dirigía Mercer Ellington en ese entonces. Recuerdo vagamente que nos quedamos en un hotel, y a las afueras del hotel había una tienda de regalos en la que le compré una especie de cerámica china a mi madre. Y cada vez que veía a mi madre, ahí estaba... También recuerdo ir arriba, subir alto a una montaña en la que se podía ver la ciudad.
SEMANA: En Colombia se conmemoran 170 años de la abolición de la esclavitud, cómo vive usted el progreso o la falta de progreso contra el racismo
K.G.: Se avanza muchísimo más lento de lo que se quisiera. Hay cambios, hay cosas igualitas. La aguja se mueve, pero no lo suficientemente rápido si queremos un cambio real.
SEMANA: Su cuenta de twitter está cerrada, ¿prefiere dejar la comunión con los fans para cuando toca la música?
K.G.: Siempre he creído que la música habla por sí sola, pero me parece positivo también el contacto que dan las redes. No sabía que estaba cerrada, jaj! Sé que en Rusia algunos seguidores me dijeron que querían seguirme y no podían , y les dije “está abierta”, y no, parece que no. Creo que esa comunicación se debe dar.
SEMANA: Su carrera empezó marcada por músicos históricos, hizo parte de la Duke Ellington Orchestra, tocó en banda con Art Blakey, fue escogido por Miles Davis. ¿Alguno dejó una huella mayor?
K.G.: Todos jugaron un rol esencial. No puedo solo mencionar uno. Con Miles Davis pasé la mayor cantidad de tiempo, pero sigo aprendiendo y sigo conociendo músicos que me ayudan. Ahora, por ejemplo, stá Chucho Valdés. He podido tocar en su banda y compartir giras, me ha expuesto a mucha música afro cubana, y eso se puede escuchar en ‘Sounds from the Ancestors’.
Y otros músicos, como el conguero Pedrito Martínez, buscaban trabajar conmigo. La vida es interesante de esta manera, conocí a Pedrito mucho antes de que tocáramos. Pero luego tocamos juntos, en un cd de Eric Clapton, y luego me colaboró en mi disco. Mirando hacia atrás, interesantes relaciones se forman... Con Dreiser Durruthy, el percusionista batá en “It’s time to come home”, me pasó similar. Cuando lo escuché cantar unas melodías por primera vez lo seguí por todo el lugar pidiéndole me hablara de la música, de lo que decía, de quién la tocaba. Y tocamos juntos en un disco que estamos armando con Chucho, tenemos que retomarlo.
Todos me entendieron, entendieron que buscaba algo como ellos buscaban algo. La mayoría de veces, los músicos me dan aire. Chucho me lo da, y un músico de la isla de Guadalupe me ha expuesto a un montón de música indígena de ese país.
La verdad, ha sido fantástico, he tenido muchos mentores, y siempre agradezco la gente que llega a mi vida (por largo o corto periodo) con una razón. Y este disco, esta experiencia, nace mucho de ese lugar. De Chucho, pero también de mi casa, también de Chic (Corea), de Bill Wiggins, el director de mi banda colegial, y de pilares de la comunidad. Muchos contribuyeron en este camino, les agradezco a todos, y en todos mis discos les he rendido homenaje de alguna manera.
SEMANA: El saxofón parece tener una cualidad particularmente espiritual, expresiva, y lo decimos quizá por la influencia de Coltrane, ¿lo siente así?
K.G.: Depende de la persona, ¿sabes? El instrumento es apenas un espejo de la mente, de cómo la gente percibe la música. Creo que es saxofón tiene su expresión, pero hay que pensar también en, digamos, un acompañante de Coltrane como su pianista McCoy Tyner. Ese piano tiene mucho por decir. No es cuestión del instrumento, pero el que te atrae puede ser el que más resuena contigo.
SEMANA: Mencionó a Chick Corea, un músico generacional con el que también tocó y viene de partir, y es notable que usted une a grandes del pasado con la genialidad presente... ¿Siente el peso de esa antorcha?
K.G.: Lo he pensado más desde la pandemia. Ha sido algo gradual, una experiencia que vas notando cuando vas perdiendo gente y empiezas a sentir el peso un poquito más, piensas: “Eres el bendecido con la posibilidad de compartir información”. Eso genera algo de presión. Esto es algo más grande que yo, me supera, esta música me supera, y eres la persona que tiene que seguir llevándola adelante.
En cada generación hay nueva gente y gente que se despide. Yo recibí experiencias de aquellos que se despedían. Siento la presión, y trato de abrazarla, pero trato de no levantarme pensando en ello. Cuando me viene naturalmente, la acepto.
SEMANA: ¿Qué le hace pensar la palabra ‘legado’?
K.G.: Siento que, sin lugar a dudas, he contribuido a la música. Mucha gente lo ha dicho, pero recuerdo especialmente a Johnny Griffin decirme, cuando yo tenía unos 39 años de edad: “Cuando llegues a los 50 serás una leyenda viva”. Y no entendía entonces porqué tenía que esperar tanto tiempo para llegar a ese punto. Ahora sé que he hecho mi parte, que sigo contribuyendo y tratando de ayudar a la generación que viene a entender las cosas, como lo hicieron aquellos que me ayudaron a mí.
Pero no deja de ser mi historia la que tengo que contar, parte de una historia más grande, pero mía, y creo que de eso se trata ‘Sounds of the Ancestors’.
No creo que este sea el primer disco que tiene ese factor, hay varios, ya había tocado estas exploraciones en ‘Black Hope’ (1991), ‘Songbook’ (1996), en ‘Beyond the Wall’ (2006), hay muchos trabajos felices, con contribuciones, pero este trabajo carga muchos homenajes. Esta es mi manera de devolver. Toqué con Chick Corea, escribí música con John McLaughlin, y he seguido viviendo y componiendo distinto desde esas experiencias.
Este disco trae otra gama de experiencias, y no sé cuáles vendrán, pero vendrán a su momento, estarán en el próximo cd. Por ahora, debemos explorar la música que tenemos. Y tenemos conciertos, entonces es necesario abrir la música y dejarla respirar un poco distinto. Hay ideas que tengo para ciertas canciones que necesito se abran, se expandan, que necesito dejar evolucionar. Eso no se puede hacer en los discos.
SEMANA: Entre componer, grabar, ir de gira, ¿le queda tiempo para disfrutar de la música como seguidor?
K.G.: Sin duda, ¡es lo que hago!
Recuerdo haber compuesto en un punto la canción ‘Ain’t Nothing but the Blues’ y pensaba en ese momento en Bone Thugs-n-Harmony, un grupo de hip hop de rap muy veloz; y sumaba a Miles Davis. Así que en ese punto mezclaba a B.B. King, uno de los padres del género, a Miles David y a Bone Thugs-n-Harmony. Siempre he sido abierto a explorar, mezclar, creo que solo hay una música.
SEMANA: ¿Qué lo ha emocionado últimamente?
K.G.: Lo veo de esta manera.. hacemos interpretaciones de la misma música. Tocamos la misma música que tocaban Louis Armstrong, Charlie Parker, Miles y Coltrane, que tocaban Joe Henderson y Sonny Rollins, tocamos esto... Pero, ¿qué escuchan los jóvenes músicos? La música está aquí, ¿cómo la están diseccionando?
Yo vine de otra generación, y recuerdo haber compuesto en un punto la canción ‘Ain’t Nothing but the Blues’ y pensaba en ese momento en Bone Thugs-n-Harmony, un grupo de hip hop de rap muy veloz; y sumaba a Miles Davis. Así que en ese punto mezclaba a B.B. King, uno de los padres del género, a Miles David y a Bone Thugs-n-Harmony. Siempre he sido abierto a explorar, mezclar, creo que solo hay una música.
Y estoy seguro de que en Colombia hay música que no he escuchado y que debo escuchar; necesito escucharla y saber lo que la gente está sintiendo. En Colombia, Rusia, Japón, necesito escuchar esa música, asimilarla... Además, lo que trato de encontrar es la línea espiritual que todo lo conecta, esa busco. Para ilustrarte, estaba en México y me hablaban de esta música “del norte, que viene de la pobreza”. No me importa, quiero escuchar lo que la gente escucha, y quiero dar mi interpretación de esa música.
Trato de encontrar la línea espiritual que todo lo conecta, esa busco... Donde voy, quiero escuchar lo que la gente escucha, y quiero dar luego mi interpretación de esa música.
El festival, plan de la semana
La congregación en torno al jazz del Teatro Colsubsidio arranca el 10 de noviembre con Santiago Sandoval, guitarrista eléctrico colombiano con amplia trayectoria, quien estrena en vivo su más reciente producción discográfica. Sandoval ha tocado con agrupaciones y artistas reconocidos a nivel nacional e internacional, entre ellos, Antonio Arnedo (quien cierra la faena) y el Colectivo Colombia, Aca Seca Trío, Carlos Malta, Jacques Morelenbaum (Caetano Veloso), Lucía Pulido, Carmen Aguilera, Maite Hontele, su tío Orlando Sandoval y su padre Germán Sandoval, Juancho Valencia, Hugo Candelario, Jorge Veloza, C4 trío, entre otros.
El 12 de noviembre tocarán un trío de antaño compuesto por Chano Domínguez, Hamilton de Holanda y Chris Potter. Los tres ofrecerán una fusión entre el jazz y el flamenco que explora las complejidades de los géneros y crean una muestra de tradición cultural e innovación. El proyecto es un fascinante encuentro entre culturas diferentes y virtuosismo artístico.
El sábado 13 de noviembre, se presenta Paquito D’Rivera Quintet, clarinetista, saxofonista y compositor cubano, merecedor de 14 premios Grammy. Quien, como ninguno, ha sabido compaginar las composiciones clásicas con la riqueza del Latin Jazz. El jueves 18 de noviembre, Julián Gómez Re-Unión contrabajista nacido en Popayán y radicado, desde temprana edad, en Bogotá. En su carrera artística ha logrado sobresalir notablemente en los ámbitos del Jazz y el Funk, de igual manera ha logrado explorar sus raíces desde la musicalidad de la tradición caucana.
Finalmente, la agenda cierra el 19 de noviembre con Antonio Arnedo y su homenaje a los 25 años de su primer disco Travesía, una de las grandes demostraciones de jazz en Colombia, que mezcla géneros tradicionales con estándares de otros géneros del mundo.
*Mayor información en www.teatrocolsubsidio.com.