Opinión

Eso que llamamos listas

¿Habrá alguna lista definitiva? Les presentamos una posible respuesta a la costumbre que tenemos de hacer listas para ordenar el caos de la realidad.

Roberto Palacio
16 de diciembre de 2022
Roberto Palacio
Roberto Palacio. | Foto: Cristóbal Cobo

El Almanaque Mundial de 1966 hizo una lista de los riesgos que podrían correr los astronautas al descender sobre la Luna. Según el profesor Samuel Tolanski, del Royal Holloway College de la Universidad de Londres, ¡podían hundirse en un caldo de diamantes!

En 2010, la encuesta Dwyer and Davidson hizo un listado de los temores de los estadounidenses. Primero: hablar en público; segundo: tener problemas financieros; tercero: morir. ¡Así que en un funeral es más cómodo estar en el cajón que decir unas palabras por el muerto y sin un peso en el bolsillo!

Desde 2008, el ranking de las 250 mejores películas según IMDb tiene en el primer puesto Sueño de fuga (The Shawshank Redemption), en la que Tim Robbins se vuela de la cárcel con Morgan Freeman para ir a pintar barcos en Zihuatanejo. Sí, buen filme, ¿pero superior al Padrino o al Señor de los Anillos?

Qué triviales o arbitrarias son nuestras preocupaciones según los listados, sesgados por la emoción; nuestro gusto no es histórico: está marcado por lo último que me hizo llorar o reír.

Me asombran las listas: revelan la locura de nuestro tiempo. Las que son realmente hostigantes son las elaboradas por expertos que nos dicen que el mejor grupo de rock no fue Pink Floyd o AC/DC, sino uno que solo él escucha. Me molesta la pretensión de experticia, el ansia correctiva, la afrenta al gusto extendido.

Los listados tienen prioridades. Nos dicen que estamos equivocados por el hecho de que algo nos guste o no. Nos sugieren que una canción o una película no nos gusta aún, pero nos gustará. Definen la ingeniería del consenso. Crean el gusto, no lo reflejan. Pues, ¿qué hace un listado? ¿Que digamos: “Caray, estaba equivocado teniendo esa canción como favorita”?

Presento entonces mis listados, que el lector podrá arrojar a la caneca, celebrar o intervenir.

Listados insoportables:

  • Los listados invisibles que consideran un ‘primero en la lista’, lista que nunca vemos. Algo tan arbitrario como declarar –o auto-declararse– que alguien es ‘el mejor abogado de Colombia’. ¿Hay acaso un segundo o tercer mejor abogado?
  • El listado de los mejores colegios de Bogotá o Colombia.
  • Listados de los pros y contras de tener a tal o cual persona como amigo o pareja.
  • Cuando al final del día toca hacer un listado para ver en qué gastamos 200k sin haber almorzado.

Listados nostálgicos, placenteros y respetables:

  • Listados de canciones de casettes de los ochenta para conquistar a alguien.
  • La lista del mercado.
  • Los listados del escritor francés Georges Perec; los de la escritora japonesa Sei Shōnagon, del año 1.000, en su Libro de la almohada, en los que pone en orden las cosas más triviales.

La lista de G. K. Chesterton sobre las cosas que encontraba en sus bolsillos al final del día –fósforos viejos, tiquetes de tren, tiza– es de las mejores. Lo más probable, menos mal, es que nunca se convierta en tendencia porque nadie empezaría a meter en sus bolsillos lo que el buen Chesterton cargaba encima solo por hacerle caso a un experto en transportar naderías.

*Ensayista y divulgador filosófico