Música y migración
El “Principito Sinfónico” de Latin Vox, la orquesta que refugió a venezolanos en Argentina durante la pandemia
La integran más de 120 músicos profesionales que llegaron a Argentina como parte del éxodo de su país. Muchos se ganaban la vida en los pasillos del metro de Buenos Aires, pero el covid 19 los sumió en “un periodo oscuro” del que ahora emergen con esta obra única.
Los instrumentos y las voces vuelven a sonar en una casa de Buenos Aires, donde al cabo de año y medio de pandemia los músicos venezolanos de la orquesta Latin Vox Machine finalmente se han reencontrado para ensayar juntos su obra El Principito Sinfónico.
En la sala, junto al piano, se ubican las violas. En la cocina, los violines. Más tarde, en un turno sucesivo, llegarán los teclados y el coro.
Se trata del Principito Sinfónico, una pieza de teatro musical creada en medio del confinamiento por el covid 19, lanzada en disco este 30 de julio y que desean presentar al público a partir de noviembre.
El director de la orquesta, Enmanuel González, no puede esperar más.
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“El Principito es un proyecto hermosísimo. Fue el trabajo de la cuarentena y fue una vía de escape también, era lo único en que pensábamos. Me tiene con mucha expectativa y quiero presentarlo ya”, dice impaciente.
Inspirada en la novela de Antoine de Saint-Exupéry, El Principito Sinfónico es una composición original de los miembros de esta orquesta formada por más de 120 músicos profesionales venezolanos que llegaron a Argentina hace cuatro o cinco años, parte del enorme éxodo de su país.
Muchos de ellos se ganaban la vida tocando en los pasillos del metro de Buenos Aires. Pero la llegada del covid 19 los sumió en “un periodo oscuro”, del que ahora emergen con esta obra, refiere su director ejecutivo, Omar Zambrano.
“La habíamos pensado antes de la pandemia, pero no la habíamos podido ejecutar porque requiere mucho tiempo para la composición y los arreglos. Es el resultado de muchas voluntades: los compositores, los arreglistas, los ejecutantes, el director. De a poquito se fue armando en pandemia, de a pedacitos, a medida que se flexibilizaba el confinamiento”, relata Zambrano.
Durante ese tiempo también crearon una escuela de música en línea, Latin Vox Academy, que permite a los músicos generar ingresos.
Del trauma a la alegría
“Difícilmente estaríamos haciendo lo que hacemos sin el trauma del desplazamiento y de la pandemia. El ejercicio de transformar lo malo en lo bueno es lo poderoso de lo que hacemos. Convertir el trauma en alegría es un arte”, indica Zambrano.
En los meses más difíciles recibieron asistencia del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur) y de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).
“La pandemia del covid 19 vino a exacerbar la vulnerabilidad de la población migrante y la refugiada. La mayoría de esas personas trabajaba en el sector informal y se vio abiertamente afectada por las medidas sanitarias”, expresa Juan Carlos Murillo, representante de Acnur.
Pero el proyecto Latin Vox Machine “permitió que pudieran continuar trabajando y relacionándose. Es una muestra fehaciente del valor, de la determinación y de la resiliencia de las personas refugiadas y migrantes”, asevera Murillo.
El proyecto Latin Vox Machine permitió que pudieran continuar trabajando y relacionándose. Es una muestra fehaciente del valor, de la determinación y de la resiliencia de las personas refugiadas y migrantes
Venezuela es, detrás de Siria, el segundo país del mundo con mayor número de desplazados, unos 5,6 millones de personas desde 2015, según la estimación de Acnur. En Argentina residen unas 185.000.
La cantante Isa Ramos y el coordinador de la orquesta, César Pérez, se encargaron durante el confinamiento de contactar a los músicos para saber qué necesitaban.
“Creamos una red. Con familias maravillosas hicimos una colecta inmensa. Pagamos alquileres de varios chicos por varios meses. Atendimos situaciones médicas, cirugías. Y en la Navidad los niños (de los músicos) también tuvieron esa ilusión de los regalos”, recuerda satisfecha Ramos.
“Volver a escucharnos”
La violinista María Andreyna Chávez considera que la orquesta ha sido en este tiempo una “bendición” y por nada en el mundo renunciaría a los domingos de ensayo.
“Es la unión, volver a vernos. Después de tanto tiempo, volver a escucharnos. Hemos sido muy bendecidos con el Principito. Nos ha dado mucho: un objetivo, un continuar, un seguir”, sostiene.
Zambrano la secunda y asegura que “esa dinámica de ensayar, de perseguir un objetivo artístico es un privilegio que atesoramos y compartimos. Los ensayos son más valiosos que los propios conciertos, porque es el espacio en el que ocurre el reencuentro que teníamos en Venezuela y que de pronto perdimos”.
Aunque muchos de ellos no se conocían antes, la gran mayoría se formó en el aclamado Sistema de orquestas infantiles y juveniles de Venezuela, donde comenzó su carrera Gustavo Dudamel, el nuevo director de la Ópera de París.