Música
Don Tetto: “El rock siempre tiene su espacio”. La banda “emergente” colombiana con 22 años de historia
La banda integrada por Diego Pulecio, Jaime Valderrama, Carlos Leongómez y Jaime Medina está convencida de que los artistas no tienen que renunciar a sus principios para hacer música.


SEMANA: ¿Cómo sobrevive una banda de rock en Colombia?
Diego Pulecio: No tenemos grandes ejemplos para mostrar cuál es el camino. Desde muy pequeños sabíamos que esto tenía que ser un negocio para que fuera nuestro proyecto de vida. Había muy pocos referentes en el país, como Aterciopelados, y nosotros empezamos a descubrir nuestro camino. El en vivo fue una parte fundamental para darnos a conocer, y mantenernos ha sido un proceso de aciertos y errores; hemos descubierto un camino que solo funciona en Don Tetto, que está basado en modelos grandes que nos invitan a soñar como Metallica o Iron Maiden, bandas que ya recorrieron este camino. Queremos ser artistas para toda la vida.
SEMANA: ¿En qué momento se dan cuenta de que el proyecto necesita planeación y madurez económica?
Jaime Valderrama: En 2006, en nuestro primer Rock al Parque, tuvimos una rueda de prensa en la que nos preguntaron cuándo vendría el primer álbum. Ahí fue donde empezó un camino más profesional porque decidimos grabar el primer álbum e involucrar a nuestras familias para hacerlo. Éramos como cualquier otro joven que había escogido una carrera sin saber si se iba a dedicar a eso; estudiábamos y salíamos a ensayar porque teníamos grandes sueños alrededor de la música. Cuando tuvimos nuestra primera canción en MTV y empezamos a girar, tomamos decisiones basadas en algo más allá de una banda para ensayar y hacer canciones.
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SEMANA: ¿Cómo está el escenario para hacer rock en Colombia? ¿Es el mismo que cuando comenzaron, o se ha hecho más difícil apostar por un proyecto de este género?
Carlos Leongómez: Es cambiante. Hubo mejores momentos y otros en los que no se encontraba nada. Sigue siendo muy complicado conseguir escenarios intermedios porque hay sitios para empezar y después hay una brecha difícil de saltar en la que tienes que ser grande o muy pequeño. El rock se vio golpeado por las tendencias musicales que se han vivido hace un par de décadas, pero ya miramos con alegría que se está retomando eso en que unas personas pueden coger un instrumento e iniciar una banda. Hay un buen augurio para las bandas en Colombia.
SEMANA: ¿Ese buen futuro lo ven en bandas o festivales en particular?
D.P.: Venimos trabajando desde 2017 con proyectos que impulsan la escena rock. Es bacano que a nosotros nos vaya bien, pero es más bacano que a todos nos vaya bien porque se genera más mercado. Llevamos ocho ediciones del Día de Rock Colombia a través del país en el que las marcas nos han apoyado. Aun así, es una época diferente a la anterior porque ahora debes competir con muchos factores, como la cantidad de artistas que hay en plataformas. Hay talento, pero faltan tarimas y se necesita profesionalizar el escenario musical, por eso montamos nuestros propios estudios, un lugar chévere donde se forjan los sueños. La escena del rock ya entendió que el éxito radica en tener los oídos abiertos a todas las propuestas, porque antes éramos mucho más radicales.

SEMANA: Hablan de radicalismos y quienes escuchan rock han peleado con los géneros que se vuelven moda. ¿Es momento de pensar qué puede ganar el rock con el hecho de que Colombia sea un escenario musical para el mundo?
D.P.: Crecimos en una época en la que el rock era lo que estaba de moda y nos acostumbramos a una mirada en la que enfrentábamos los géneros. Pero siempre estuvimos ahí y nos dimos cuenta de que, mientras más se peleara, sería contraproducente. Entonces, nos enfocamos en trabajar. Si las bandas entienden que la industria está dividida en muchas aristas, tendrán más claro que se debe luchar por su proyecto. Nuestro objetivo ha sido que la mayor cantidad de gente escuche nuestra música y seguimos destapando pequeños sueños, por eso nos seguimos considerando una banda emergente. Llevamos 22 años y para nosotros esto es nuevo todavía. El rock está en un lugar en el que no se acopla tanto a la tendencia, pero siempre tiene su espacio.
SEMANA: Dicen que todavía se consideran una banda emergente. ¿Qué sueños les falta conquistar?
Jaime Medina: Lo más importante es que nuestra música llegue a la mayor cantidad de oídos posible. Estuvimos en Argentina y España, queremos conquistar nuevos países; estamos componiendo un nuevo álbum y al final del año saldrá el sencillo. Siempre hemos tenido el sueño de ir a Japón porque sabemos que, si vamos allá, nos llevará la música, no el idioma. Fuimos la primera banda de rock que agotó el Movistar Arena y ahora queremos llenar El Campín. Eso será posible cuando nuestro público crezca generacionalmente para celebrar con las personas que se han conectado con los mensajes de nuestra música.
SEMANA: ¿Qué se necesita en Colombia desde el sector privado y el Estado para respaldar a los géneros que no son urbanos?
C.L.: Lo principal, y no solo para el rock, son los escenarios. Los artistas pueden empezar llenando un café o un bar, pero a partir de ahí toca hacer un trabajo que no es de tarimas, sino de TikTok y otras cosas que no corresponden a la carrera natural de un artista. Terminan dedicándose a otras cosas, no a hacer música. Lo más crítico que hay en el país es buscar espacios para tocar. Ha habido un foco en artistas, no por su música, sino por lo que están haciendo o por cuáles son sus problemas. Un ejemplo es que todo mundo ama las letras de Pies descalzos, la gente conectó con una artista como Shakira por su música, antes no importaba si tenía un carro nuevo o qué era lo que estaba haciendo. Queremos concentrarnos en el arte, darnos a conocer por eso y por disfrutar la música en vivo. No queremos vender un artista que no somos, así que somos prudentes y sacamos todo en la tarima, no en las redes. Conocernos a Don Tetto es conocernos en vivo.
SEMANA: Hablan de tarimas y este año fueron uno de los artistas principales de Rock al Parque. ¿Qué significó volver a ese escenario después de 19 años?
J.M.: A partir de ese momento algo cambió. Quisimos aprovechar el escenario al máximo, estábamos listos después de muchos años de trabajo y lo que hemos vivido como banda. Cada vez tocamos mejor, eso lo notamos ese día. Lo sentimos al ver al público conectado, mostramos a la banda como siempre habíamos querido hacerlo, con los efectos que queríamos. Queríamos sentar un precedente de que es un festival distrital y las bandas de Bogotá deben ser las más fuertes, no debemos esperar que las internacionales sean las que sobresalgan. Esperamos esta oportunidad 19 años y queríamos dejarla en alta.

SEMANA: ¿Cómo se construye un setlist de Don Tetto para un concierto? ¿Por qué abrir con Miénteme, prométeme, poner Sigamos caminando y terminar con No digas lo siento?
D.P.: Cuando las personas pagan una entrada, deben escuchar lo que quieren ir a cantar. Como artistas, siempre queremos cantar lo nuevo, pero los errores nos enseñaron que en festivales debemos cantar los hits porque eso será lo que haga que la gente compre después la entrada. En los últimos diez años no hemos tenido disquera y logramos poder estar allá y acá. Nosotros tomamos las decisiones de qué nos sirve de la industria y creamos nuestro propio modelo de negocio basado en los fans, en las personas comprando tickets. Nuestro propósito es hacer música que conecte, música honesta que componemos nosotros. Esa es la banda que queremos ser siempre: no hay que renunciar a lo que nos han enseñado en casa, a nuestros principios y valores para ser exitosos. Puede tomar más tiempo que otros proyectos, pero estamos dispuestos a andar ese camino sin afán.