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Festival Internacional del Joropo: el coleo, la conexión entre el llanero, su caballo y el ganado
Cuestionado por muchos, celebrado por multitudes, el coleo es considerado un deporte en los llanos.
Con el primer llamado del locutor, la multitud enloquece. Gritos, aplausos y chiflidos se toman la arena del parque Malocas de Villavicencio. Los asistentes sacan sus cámaras para registrar cada instante de la correría del caballo junto a su vaquero para agarrarle el rabo del toro y tirarlo al piso.
La denominada “vuelta campana”, cuando el toro cae por la fuerza del agarre del vaquero, es el momento de júbilo y éxtasis en más graderías. El coleo hace parte de su ser, de su cultura y su día a día.
Al son de la música de la tradicional arpa llanera empieza aquella persecución a lo largo de una pista de no más de 1 kilómetro de extensión. Cada participante tiene dos intentos por derribar al toro, el que lo logre con la mejor técnica y en el menor tiempo posible tendrá mejor puntuación.
Junto al vaquero y el toro siempre está el “juez de línea” que es el encargado de vigilar la técnica y certificar que no se haya presentado ningún acto irregular, pues como en todo deporte existen una serie de reglas y normas que deben cumplirse.
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Igual que en cada deporte, el público tiene su favorito. En el caso de este año es Arelys, una joven de 15 años de edad que se ha destacado por su temple en el coleo, lo que la valido múltiples reconocimientos municipales y departamentales.
Cada vez que se anunciaba su presentación, el público se agitaba y volcaba para ser testigos de lo que iba a hacer. Incluso, más gente aparecía en las graderías en los dos minutos que duraba su correría.
Cosa muy diferente a lo que se presentaba con otros participantes cuyos nombres no eran merecedores de un aplauso ni una ovación.
En medio de la jornada, que estuvo pasada por el agua, un grito de lástima salió de la garganta de algunas gargantas cuando un toro se levantó con dificultad después de la “vuelta campana”. Su pata izquierda trasera estaba totalmente rota por el impacto sobre la arena mojada.
Este evento fue uno de los más llamativos durante el Festival Internacional del Joropo en su edición 54, que se realiza este fin de semana en Villavicencio, Meta.