Raíces colombianas
Fisioterapia y moda, las pasiones de Jorge Duque
Desde su taller en Bogotá, el diseñador paisa cuenta por qué valió la pena haber participado en el reality Project Runway.

SEMANA: Estudió fisioterapia. ¿Cómo llegó a la moda?
JORGE DUQUE: Sí, soy especialista en traumatología. La academia me fascinaba y mi familia tiene historia con la medicina. Yo ejercí, hice mi rural en el Hospital San Juan de Dios de Támesis (Antioquia) y trabajé para el Atlético Nacional. La moda era un hobbie. Si alguna médica me decía que tenía una fiesta, yo me ofrecía para hacer el vestido; así comenzó todo.
SEMANA: Pero son oficios dispares, ¿no?
J.D.: Depende, ser fisioterapeuta me enseñó a entender el cuerpo desde su anatomía y tridimensionalidad, eso es algo que me ha servido mucho para diseñar. Estoy muy feliz con la decisión que tomé.
SEMANA: ¿Qué tan importante es la academia en esta industria?
J.D.: Es relevante, pero me parece que está desenfocada. A los estudiantes les alimentan en las aulas la idea de que van a ser directores creativos de una firma de lujo o que triunfarán en Nueva York; la moda se ve como algo muy light. No les explican que quizá puedan montar una empresa de resortes y que se van a especializar en cauchos.
SEMANA: ¿En cauchos?
J.D.: O en lo que sea. Lo que quiero decir es que la moda tiene demasiados campos de acción. A veces los estudiantes vienen a mi taller y no saben ni coger una aguja o pegar una manga. No conocen lo básico, y en este oficio se necesita la mística de saber ejecutar algo; uno como diseñador debe ser dueño de alguna fase de producción de la prenda. A los alumnos hay que exigirles, enseñarles lo básico de la química para que entiendan cómo es un tinte, cuándo migra, cuándo pega y cuándo no.
SEMANA: ¿Por qué se presentó a ‘Project Runway’?
J.D.: Había estudiado historia del arte y teoría del color, pero no moda. No tenía un ‘cartón’ que me acreditara como diseñador, así que para mí ese reality fue como la validación, la universidad que nunca tuve. Eran 21 países participando, 15.500 concursantes, yo ni siquiera tenía portafolio, me tocó armarlo; era el único autodidacta de los 15 seleccionados que estuvimos en el programa.
SEMANA: Y ganó...
J.D.: Sí, me interesaba tener el respaldo de Turner, de Fashion TV, de Elle; pero quería quitarme la etiqueta del reality lo más pronto posible. Necesitaba que vieran mi trabajo más allá de eso, y lo pude mostrar en el Mercedes-Benz Fashion Week México, donde me fue muy bien. Allí logré ser director creativo de Pineda Covalin, han usado mis prendas Jennifer López, Paris Hilton, los ángeles de Victoria Secret, me invitan a los foros oficiales de moda, he permeado esos círculos, el crecimiento ha sido brutal. Y me ven como lo que soy, un diseñador, no una figura de reality.
SEMANA: ¿Cómo va su marca?
J.D.: Muy bien, cada temporada nos mantenemos creativamente vigentes. Estamos trabajando con nuevas tecnologías y hemos logrado llegar a un nicho que es muy exigente y demanda alta moda, eso es lo que nos impulsa. Yo sigo con mi apuesta de usar materiales poco convencionales, de aquí puede salir un vestido hecho con cemento o madera, pero es utilizable. Mi moda es vanguardia desde lo utilitario, las mujeres no van disfrazadas de cajas de leche.
SEMANA: ¿En qué se destaca la industria colombiana?
J.D.: Tenemos un lugar privilegiado en América Latina, como creativos. Nos cuesta mucho competir con el mercado chino en el universo de la pronta moda, mientras que del lado de la alta moda Colombia puede estar en el primer o segundo lugar de la región, peleándose con Brasil. Aquí tenemos una altísima calidad creativa y nuestra mano de obra y manufactura son notables; eso nos tiene en un sitio privilegiado en Europa, Asia y Estados Unidos.
SEMANA: ¿Cuál es la gran lección que ha aprendido de este oficio?
J.D.: Que uno tiene que cambiar junto a su cliente, esa es la gran enseñanza. Para que tu marca siga vigente no se puede perder el dinamismo, eso en moda es muy importante.
SEMANA: ¿Qué le hace falta a nuestra industria?
J.D.: Los diseñadores latinoamericanos somos muy inocentes en la forma de percibir la moda. Esa inocencia hace que seamos más caóticos, plurales y coloridos. Pero tenemos muchas historias por contar y una manera totalmente diferente de ver a la mujer y la silueta. Nos hace falta estar más orgullosos de lo que somos y representamos, entender que no todo lo que diseñamos tiene que parecer moda francesa o italiana. Tenemos que parecer moda colombiana, y eso no significa que debes llevar un telar en la cabeza, nuestras creaciones pueden ser ultrasofisticadas, debemos dejar de ser pasionales con los conceptos.
*Coordinadora de Especiales Regionales de SEMANA.