MIGRACIÓN

Derechos sin fronteras

La Agencia de la ONU para los refugiados trabaja para mejorar la condiciones de vida de la infancia y la juventud procedentes de Venezuela.

20 de noviembre de 2019
Los funcionarios de Acnur trabajan de la mano de refugiados y migrantes venezolanos y sus comunidades de acogida para la protección de los derechos de la niñez. | Foto: Fernando Hernández Parada

Según Migración Colombia, al 30 de septiembre de 2019 la cifra de venezolanos en nuestro país ascendía a 1.488.373. De ese total, 737.455 permanecen de manera irregular, lo que significa que no ingresaron a través de un punto de control migratorio oficial o sobrepasaron el tiempo de permanencia otorgado por el Gobierno. Los otros 750.918 son refugiados y migrantes regulares que tienen al día su pasaporte, visa o su Permiso Especial de Permanencia. Entre todos ellos, hay niños, niñas y adolescentes.

Este es el caso de Rita Victoria, una niña venezolana que llegó a Colombia con su hermano y su madre. Ella afirma haber salido de su país porque la situación seguía empeorando, y a pesar de que al llegar muchas personas la trataban bien, confiesa que lo que no le gusta del país es que algunos colombianos la tratan mal.

El marco de protección de la Convención sobre los Derechos del Niño establece como principios el interés superior del niño y la niña, la igualdad y no discriminación, la vida, supervivencia y desarrollo, y la participación. Este marco aplica para los niños, niñas y adolescentes que se encuentran en nuestro país de manera regular, irregular, pendular –entrando y saliendo con la Tarjeta de Movilidad Fronteriza para estudiar o comprar víveres–, o en tránsito para llegar a otra nación. En Colombia, la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) trabaja por el interés superior de ellas y ellos.

La niñez venezolana continúa siendo expuesta a diferentes formas de violencia, discriminación y riesgos asociados al conflicto armado en Colombia. Entre los principales riesgos se destacan la falta de documentación, la desintegración familiar, la falta de escolarización, el matoneo en el ámbito escolar, el reclutamiento forzado, la explotación sexual y laboral, la violencia sexual, el tráfico y trata de personas, el consumo de drogas, el riesgo de apatridia y el acceso limitado al asilo.

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Según Jozef Merkx, Representante de Acnur en Colombia, la agencia ha trabajado con varias entidades para mejorar las condiciones de vida de los migrantes, refugiados y solicitantes de asilo en el país. Esta institución les ha brindado ayuda humanitaria, ha hecho seguimiento de casos individuales de protección –con énfasis en niños, niñas y adolescentes no acompañados y separados– y, también, ha apoyado la reunificación a nivel nacional y transfronterizo. Así mismo, ha coordinado espacios como la Mesa de Niñez Migrante y Refugiada, la Red Nacional de Espacios Seguros, y la Mesa Niñez y conflicto armado. Pero no solo eso, también reporta, entre otras acciones, el reclutamiento y la utilización de niñas, niños y adolescentes en el conflicto armado ante el mecanismo de monitoreo (Resolución 1612), del Consejo de Seguridad de la ONU. Es importante mencionar que se han fortalecido las capacidades mediante la asistencia técnica a la Defensoría del Pueblo, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), Secretarías de Educación y Salud, la Registraduría Nacional de Colombia, entre otras instituciones.

En palabras de Merkx: “Hay niños y niñas que recorren todo el país, algunos que van con otras familias, e incluso hay quienes no están acompañados. Tenemos que utilizar los sistemas que ya existen en Colombia, que han avanzado mucho”. Un ejemplo es cómo los niños, niñas y adolescentes venezolanos han logrado un mayor acceso a la educación preescolar, básica y media, independientemente de su nacionalidad o condición migratoria.

La Ley 1997 de 2019, que concede la nacionalidad a hijos e hijas de padres venezolanos que se encontraban en riesgo de apatridia, ha sido de gran ayuda. Merkx afirma que es aplaudida a nivel internacional porque “establece un régimen especial y excepcional para que las hijas y los hijos de padres venezolanos nacidos en territorio colombiano obtengan esta nacionalidad sin importar si sus padres están en condición migratoria regular, irregular o son solicitantes de refugio. Así se previene la apatridia”. Esta medida ha sido fundamental para mejorar la situación de varias familias que han llegado procedentes de Venezuela; sin embargo, aún hay una serie de retos por superar para garantizarle a toda la infancia una condición digna en nuestro país.

Somos Panas Colombia

Como lo cuenta Rocío Castañeda, oficial de información pública de Acnur en Colombia, esta agencia creó en 2017 la campaña contra la xenofobia ‘Somos Panas Colombia’. Como parte de esta se creó la estrategia Súper Panas, con Unicef, que busca sensibilizar sobre cómo la xenofobia afecta a niños, niñas y adolescentes venezolanos, pero también cómo ellos y sus pares colombianos pueden convertirse en actores de cambio al desestimular la xenofobia e incrementar la integración. Salir de manera forzada de un país ya es muy difícil como para sumarle el estrés, y el rechazo de la discriminación.