Industria tecnificada

La transformación de las minas en Boyacá

Esta zona esmeraldera ha sido una de las más conflictivas de Colombia. Pero la llegada de empresas organizadas transformó positivamente el panorama de la región.

6 de septiembre de 2017
Por décadas, guaquear fue una forma de vida para muchos habitantes de Muzo | Foto: Iván Valencia

Efraín Sánchez, guaquero

Para mí la esmeralda es Dios, representa todo en mi vida: me ha subido a la gloria y también me ha bajado al infierno. Llegué a Muzo en octubre de 1972, cuando tenía 20 años, y he estado desde entonces en estas minas.  He sufrido y sobrevivido a varios atentados, aunque me ha ido bien; nunca he tenido un accidente.

Antes esto era terrible, a uno lo mataban por estar guaqueando, nos tocaba vivir escondidos en las montañas, nos acusaban dizque de robo al Estado. Esas injusticias pararon cuando entraron empresarios como Darío Campos y Gilberto Molina. Llegaban en helicóptero, picaban las vetas, sacaban las tulas de esmeraldas y se iban. Dejaban los residuos intactos y, para fechas especiales, nos los botaban en unos buldóceres y eso generaba una bonanza tremenda para todo el mundo porque entre la tierra quedaban piedras preciosas, pequeñitas, pero muy valiosas.

La violencia empezó porque no había presencia del Estado. Teníamos un patrón que era como nuestro comandante, el que nos daba la comida, el que nos tenía bien… ¡era una madre! Pero todos andábamos con dos o tres revólveres y hacíamos cumplir nuestra propia ley. Cambió la historia cuando el gobierno dio licitaciones.

Efraín Sánchez, guaquero y beneficiario del programa El Comedor de MTC.

Tocaba tener un carné para poder entrar a las minas y los empresarios se pusieron al frente de la seguridad. Don Víctor Manuel Carranza se hizo cargo de todo. Las empresas de esa época tenían pocas máquinas porque la esmeralda estaba a flor de tierra. Por eso trabajaron mal, tumbaban la montaña y echaban la carga que sobraba encima de lo que fuera. Eso hizo que hoy los empresarios tengan que invertir demasiado en tecnología para llegar a las profundidades donde pintan las vetas, son necesarios muchos equipos para excavar tanto. La gente que viene aquí de novata piensa: “Cojo la esmeralda mañana y me enguaco”, y resulta que hay que trabajar a la suerte pues el único que puede detectar la esmeralda es el que está arriba. El futuro de esta región es el campo, la agricultura.

Gracias a mi Dios que con Minería Texas Colombia no estamos aguantando hambre, estamos aquí por ellos: hay compañeros que ya botaron la pala, no tienen fuerzas para buscar esmeraldas y solo esperan a que Dios les dé la bendición. Entonces apareció el comedor de MTC que nos cambió la vida. Yo me la pasaba angustiado buscando cómo prepararme un caldo con un huevo y una aguapanela; ya no me preocupo por eso: así no desayune, al mediodía sé que tengo mi comida.

Llevo 17 meses por debajo de la tierra, 800 metros adentro del cerro; con mis compañeros nos emocionamos porque sabemos que ya vamos a encontrar algo. Nunca le perderé la fe a la esmeralda, nunca he sido infiel a mi tierra. Mientras tenga salud, viviré de ilusiones aunque sé que tengo que cambiar: todo lo que gané lo malgasté, ya no puedo reincidir en eso.

Julián Castro, geólogo picador

Nací en Manizales y estudié Geología en la Universidad de Caldas. Trabajé en la minería de oro desde que me gradué y hace diez meses llegué a MTC. Esto fue completamente diferente porque el oro también se presenta en vetas, pero no se puede ver sin la ayuda de elementos químicos; en cambio, la belleza de la esmeralda está en la formación de la roca, es fantástico ver un mineral que está tan bien perfilado. Aquí estamos en la mina Puerto Arturo, compuesta de varios niveles.

Nos encontramos en el 141 sur, aproximadamente 140 metros bajo tierra. A este método de explotación se le llama cámaras sobre cámaras, todas conectadas entre sí. Se ingresa a través de malacates, que son como unos ascensores que se controlan desde la superficie y con los que nos comunicamos por radio. Los túneles se sostienen en madera.

En esta operación, la extracción de la esmeralda está a cargo de los geólogos picadores. Primero se usa un taladro hidráulico que excava hasta que se encuentra una veta productiva.

Julián Castro, geólogo. Trabajó en minas de oro hasta hace diez meses cuando se vinculó a MTC.

Con una pica aseguramos la obtención de la piedra preciosa junto con una persona encargada de la seguridad. Unos socorristas mineros nos ayudan a cuidar todos los detalles. Como geólogos, debemos mirar, analizar e interpretar la parte estructural y mineral del yacimiento esmeraldero, eso significa que respaldamos a los ingenieros sobre qué puntos son buenos para extraer las gemas.

La diferencia con los métodos artesanales es que el proceso es ordenado y tecnificado. No vivimos de lo que se encuentra a diario sino que miramos a futuro, con unas metas a corto, mediano y largo plazo. Además, el impacto ambiental es muy bajo porque se trata de un método de extracción sin explosivos, mercurio u otros químicos que puedan afectar la tierra. También ha disminuido la violencia: ya no es un oficio en el que cada cual viene en busca de lo suyo y se va, sino que hay salarios y trabajos distintos, gracias a los cuales muchas personas se benefician y participan de forma organizada.

En lo personal, estar en esta empresa me ha servido para adquirir conocimientos gratificantes, es la realización de un sueño: desde pequeñito quise conocer las esmeraldas con mis propios ojos; pasaban documentales y yo anhelaba ver cómo se comportaba la piedra, en qué yacimiento estaba. Es algo muy exótico porque muy poca gente la puede apreciar en su origen. Tener una esmeralda en la mano y observarla es un privilegio que tenemos unos cuantos.

Como geólogo veo algo muy diferente a lo que otros ven; es como si la roca me hablara. La esmeralda ofrece una belleza única, como si fuera una mujer muy hermosa a la que todos los días le ves algo diferente y te enamoras. Pero también tiene el poder de decepcionar: no todas las gemas ostentan el valor económico que la gente piensa.