INGENIERÍA Y VÍAS

¿Cómo se forjó el progreso vial de Antioquia?

El autor invitado relata esta historia de tenacidad, innovación y tecnología, pero también de amor a la tierra.

Oswaldo Ordóñez Carmona
20 de octubre de 2019
En 1923 el Ferrocarril de Amagá fue vendido al departamento de Antioquia. | Foto: Archivo Particular

A finales del siglo XIX (1887), un grupo de visionarios antioqueños creó la Escuela de Minas, hoy Facultad de Minas, adscrita a la Universidad Nacional de Colombia. Un lugar donde la ingeniería se sumó a la pujanza paisa como aderezo y base para resolver los retos del desarrollo minero y de infraestructura que, en aquella época, requería la región.

Luego, a finales del siglo XIX e inicios del XX, los egresados de esa facultad lideraron las obras y crearon las empresas que impulsaron la industrialización y modernización de Antioquia. Se destaca el ingeniero civil Alejandro López, quien, en 1899, en su tesis de grado, ideó el Túnel de la Quiebra (3,7 kilómetros), obra que en 1929 fue inaugurada por el Ferrocarril de Antioquia, infraestructura que impulsó definitivamente el desarrollo industrial de Medellín.

Construcción de vías, modernización y desarrollo de minas subterráneas, pueblos e infraestructura industrial fueron cruciales en los inicios del siglo XX. Entre los años cincuenta y sesenta, en ciudades como Medellín, se diseñaron y construyeron varias obras que hoy hacen posible a la ciudad (canalización del río Medellín, la avenida Regional, entre otras). Igualmente, se crearon y consolidaron empresas de ingeniería y servicios (EPM, Integral, Sedic, Geominas, Conconcreto) por egresados de la facultad que lideraron el desarrollo energético (construcción de embalses, con sus presas, túneles y vías), obras que posicionaron a Antioquia como líder en esta área.

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Posterior al desarrollo de los complejos de embalses, Colombia y Antioquia entraron en un letargo en infraestructura (en los años ochenta y noventa). En especial, se detuvo la construcción de vías y túneles, parálisis que coincidió con la opacada desaparición en el liderazgo del desarrollo de los ingenieros de la Facultad de Minas.

Al final de los noventa y para el siglo XXI, el espíritu empresarial y hacedor retoma la iniciativa y el protagonismo, destacándose los proyectos hidroeléctricos Porce II y III, sumados a la llegada de las vías con dobles calzadas, vías que por su magnitud trajeron nuevos desafíos y aprendizajes en rocas, geotecnia, contratación y ejecución. De estas obras se destaca la que comunica a Medellín con Santa Fe de Antioquia, conexión sobre la cual se construyó el Túnel de Occidente, inaugurado en 2006; una obra de gran magnitud (4,6 kilómetros) que adicionó a la pujanza antioqueña el ‘espíritu tunelero’.

Empresas, ingenieros, políticos, dirigencia y algunos profesionales, desde la Facultad de Minas (grupos de investigación como los Gemma y Geos), iniciamos diálogos, foros, investigación y capacitación en obras subterráneas, fortaleciendo y arraigando el espíritu tunelero: ese que hoy es el responsable de los más de 35 kilómetros de túneles viales ejecutados, o en desarrollo, durante estos años del siglo XXI. Entre los principales se cuentan el nuevo Túnel de Occidente, de 4,6 kilómetros; el Túnel de Oriente, que suma casi 9 kilómetros; el Túnel del Toyo, de 9,7 kilómetros; el Túnel de la Quiebra, que suma casi 8,5 kilómetros; y los túneles en la concesión Pacífico, con más de 5 kilómetros.

Adicional a estas icónicas y relevantes obras, la minería se fortaleció con la industria tunelera, y hoy adelanta proyectos con importante ejecución de obras subterráneas (más de 50 kilómetros de túneles), destacándose lo ejecutado y por ejecutar en las minas de Antioquia Gold y Continental Gold –de minería del siglo XXI–, que están posicionando aún más a Antioquia como tierra minera y tunelera.

Las obras subterráneas también están llegando a Medellín, como lo evidencia el proyecto Parques del Río. Con él, las ideas y nuevas discusiones sobre el desarrollo de ciudad y la conexión territorial y nacional se volvió tema común y de trabajo apasionado y visionario. Esto seguramente redundará en futuras obras subterráneas que pondrán a Antioquia como referente en este tema: Túnel en el Aeropuerto Olaya Herrera, para conectar la calle 10 con la carrera 70, en Medellín; Túnel San Cristóbal, para unir la vía a Santa Fe con la calle San Juan, en Medellín; Túnel El Volador, para conectar la Avenida Regional con la vía a Santa Fe, en Medellín; y Túnel Alto de Minas, con más de 20 kilómetros, para unir al Valle de Aburrá con la vía a Manizales, en la zona de La Pintada.

La topografía abrupta, la geología complicada (fallas, rocas y suelos), el clima con sus lluvias, las selvas y bosques, y las adversidades económicas y sociales abundan en Antioquia. Sin embargo, la pujanza de sus gentes, sumada a la presencia de profesionales trabajadores y arrojados (muchos con marca ‘Facultad de Minas’), más una dirigencia muy comprometida con la región, han creado, en años, un coctel que facilita la ejecución de obras para el desarrollo, hechas con pasión, aprobación y mucha antioqueñidad.

* Geólogo, máster y doctor en geociencias. Profesor de la Universidad Nacional de Colombia. @oswilgeologo