ECONOMÍA

Cómo impulsar el crecimiento de la ‘economía azul’ en Colombia

Este fue el tema central de uno de los principales foros académicos de la pasada edición de Colombiamar, en Cartagena. ¿Cuáles fueron las conclusiones? Aquí se lo contamos.

Semana
29 de marzo de 2019
La mayoría de países en América Latina invierten muy poco en el transporte marítimo. En Colombia es apenas el 0,7 por ciento del PIB. | Foto: Cortesía ISACOL

El término ‘economía azul’ apareció por primera vez hace 30 años. Gunter Pauli, el gran impulsor del emprendimiento sostenible, lo acuñó para referirse a una estrategia que busca que cualquier desperdicio se convierta en materia prima de otro proceso productivo. Para esta, los mares son la fuente indispensable del desarrollo económico, social y ambiental. ¿Será azul el futuro del planeta?

Este fue el tema principal del foro Estrategias para el Desarrollo de la Economía Azul que se realizó en el marco de la pasada edición de Colombiamar en Cartagena. José de Lara Rey, vicepresidente primero del Clúster Marítimo Español y uno de los panelistas invitados, arrancó su intervención definiendo a esta economía como “la herramienta más potente de integración e igualdad en los países, capaz de mejorar la calidad de vida de las personas más vulnerables, quienes generalmente se encuentran ubicadas en las zonas costeras”.

Para sustentar su afirmación usó como ejemplo uno de los programas bandera de este clúster, que suministra energía diaria a 50.000 familias. Esta es generada a través de corrientes de agua que recorren una extensión equivalente a 30.000 canchas de fútbol. La iniciativa necesitó de una inversión de 3.000 millones de euros. La ventaja es que su mantenimiento es mucho más económico que el de los sistemas de generación de energía eólica.

El capitán de navío Juan Camilo Forero, otro de los invitados a la discusión, profundizó en los retos que tiene Colombia como potencia bioceánica y en la necesidad de integrar la Política Nacional del Océano y los Espacios Costeros al nuevo Plan de Desarrollo. Forero llamó la atención sobre varias problemáticas a las que se enfrenta el territorio nacional: la erosión costera, el aumento del nivel medio del mar y el fenómeno de El Niño. A todo esto, dijo, se suma la colisión de intereses entre las instituciones y las normativas incompletas y contrarias.

También le puede interesar: Polmarine, la empresa que acercó Alemania a la marina colombiana

Solo hasta 2002, cuando se generaron los lineamientos de la Política Nacional del Océano y los Espacios Costeros, se empezó a hablar “de la economía azul, del uso sostenible de los recursos, de establecer estrategias y de articular la institucionalidad colombiana para que ese desarrollo garantice una mejor condición de vida a esas comunidades que viven en las zonas costeras”, puntualizó.

Por su parte, la ministra de Transporte, Ángela María Orozco, advirtió que en relación con la economía azul, el Plan Nacional de Desarrollo busca integrar y conectar el transporte fluvial y marítimo con los demás medios de movilización. Colombia es un país muy fragmentado geográficamente y el gran reto, subrayó, está en “unir nuestros puertos con el río, las vías férreas y las carreteras”. Nuestro territorio cuenta con alrededor de 18.000 kilómetros de fuentes hídricas que no se están utilizando y que son, en ciertas zonas, la única vía para llegar a algunos municipios. Por ello, concluyó, “hay que prestarle atención al desarrollo fluvial para conectarnos con el mundo, pero también entre nosotros mismos”.

Ricardo Sánchez, oficial sénior de asuntos económicos de la Cepal, presentó una ponencia que continuaba la misma línea marcada por la ministra. Hizo énfasis en las problemáticas del transporte marítimo y en la importancia y el impacto de las tecnologías para cualquier tipo de desarrollo. Resaltó que América Latina invierte muy poco en infraestructura, de hecho, la mayoría de países que componen la región no destinan más del 2,2 por ciento de su PIB a este sector y solo el 0,7 por ciento de ese total va dirigido al transporte.

El cierre del foro estuvo a cargo de Johan Sebastián Eslava, director de desarrollo tecnológico de Colciencias. Optimista con las bondades que puede generar la economía azul para un futuro próspero y sostenible en un país como el nuestro, en el que casi la mitad del territorio es agua, insistió en que la innovación es la clave de todo. Un llamado que Sánchez también hizo a su modo: “Necesitamos de una verdadera asociación entre lo público y lo privado. No hay forma de que el Estado por sí solo pueda afrontar las necesidades de inversión que nuestros países tienen”.