Cómo
El error común que podría estar afectando la salud de su planta de jade en el hogar
Esta planta se relaciona con buena suerte y prosperidad.

Las plantas han ganado espacio en cada rincón de los hogares, no solo por su belleza, sino también por los beneficios que aportan más allá de la decoración. No importa si son grandes o pequeñas, tampoco si florecen o no, pues lo cierto es que cada una tiene algo especial que ofrecer.
Entre las favoritas se encuentra el árbol de jade, una suculenta que, además de ser ornamental, es considerada una buena alternativa para atraer buena suerte, prosperidad y dinero. Su nombre se debe al intenso verde de sus hojas, que recuerda al brillo del mineral jade, según destaca la revista Architectural Digest.
La técnica milenaria del feng shui le atribuye poderes para la riqueza, y se cree que mientras más cuidados reciba, mayor será su capacidad para atraer cosas positivas.
Si bien no se trata de una planta difícil de cuidar, hay aspectos que es clave tener en cuenta y errores que se deben evitar para mantenerla saludable y vigorosa.

Información del portal El Mueble indica que uno de los signos más habituales de que la planta de jade no está en buen estado, es cuando se le caen las hojas. Si esto ocurre puede ser debido a varias razones y una de ellas se relaciona con el riego en exceso o la falta del mismo. Siempre la humedad debe ser en su debida proporción.
Los expertos en plantas aseguran que al ser una suculenta almacena agua en sus hojas y tallos. Sus raíces están adaptadas a suelos secos y pueden dañarse fácilmente si permanecen en exceso de humedad.
De igual forma, cuando el suelo está constantemente empapado, las raíces no pueden respirar correctamente, lo que debilita la planta y puede llevar a su muerte.
Cuidado con el exceso de agua
Una situación más es que el exceso de agua crea un ambiente favorable para hongos y bacterias que causan pudrición de raíces y enfermedades en la planta y, como si fuera poco, el riego excesivo puede provocar que las hojas se pongan blandas, amarillas o se caigan, señales de que la planta está sufriendo estrés por exceso de agua.

Si hay escasez de agua también puede convertirse en un problema, pues si bien sus hojas y tallos acumulan este preciado líquido, este recurso no es infinito. Si pasa demasiado tiempo sin riego, la planta agotará sus reservas y empezará a marchitarse.
De igual forma, la falta de agua provoca que las células de la planta pierdan turgencia, lo que hace que las hojas se arruguen, se pongan secas o se caigan. Así mismo, una planta deshidratada se vuelve más vulnerable a plagas y enfermedades, lo que aumenta el riesgo de que muera.
Otros factores que afectan esta planta:
- Drenaje deficiente
- Mala calidad del sustrato
- Mala luminosidad
- Plagas.
- Contrastes de temperaturas.
- Renovación de las hojas antiguas.
- Uso de productos agresivos para dar brillo a las hojas.