Cómo
El abono natural que muchos tiran sin saber que es oro para las plantas
Uno de esos recursos que se tienen en casa y son de gran utilidad para las plantas, pero que se bota, es el agua de cocción de los huevos.

Una forma de cuidar las plantas es regarla regularmente y ubicarla en un lugar donde tengan buena luz de sol. Otra forma de cuidarlas es abonándolas para aportarles más nutrientes que las ayudan a crecer y florecer.
Lo mejor de todo es que no es necesario gastar mucho dinero en abonos comerciales ni hacer uso de productos químicos, es posible mejorar la salud de las plantas utilizando recursos que se tienen en casa y que por lo general se botan.
Uno de esos recursos que se tienen en casa, es de gran utilidad para las plantas, pero que se bota, es el agua de la cocción de los huevos.
Muchas personas utilizan esta agua para sus plantas porque tienen minerales que puedan ser muy beneficiosos para el crecimiento y desarrollo de las plantas.
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Los huevos cocidos son uno de los alimentos más consumidos en gran parte del mundo. Al momento de hervir un huevo, el agua que queda en la olla contiene minerales disueltos (como magnesio y fósforo) y calcio, un nutriente esencial para las plantas, ya que contribuye al desarrollo de las raíces, fortalece las paredes celulares.
Utilizar el agua de los huevos como abono líquido es muy beneficioso para esas plantas que necesitan suelos ricos en calcio, como las tomateras, los pimientos o algunas plantas ornamentales como las hortensias.
Por lo tanto, la próxima vez que hierva huevos, no bote el agua y mejor reutilícela para fortalecer sus plantas.
Para usar el agua de cocción de los huevos como abono casero para las plantas, es muy fácil y lo puede realizar siguiendo el siguiente paso a paso.

- Paso 1. El primer paso es asegurarse de que el agua esté completamente fría antes de echarla en las macetas o en el jardín. Si el agua sigue caliente, puede dañar las raíces de las plantas. Así que, una vez saque los huevos del agua, debe dejar enfriar por varios minutos.
- Paso 2. Cuando el agua ya esté fría en su totalidad, pásela a una regadera que tenga en la casa.
- Paso 3. El último paso consiste en verter el agua directamente sobre la tierra de las plantas, con cuidado de que no vaya a caer sobre las hojas.