Gatos

¿Con qué sueñan los gatos mientras duermen?

Investigaciones científicas realizadas desde 1960 han demostrado que los gatos sueñan.

Roberto Palacio
27 de diciembre de 2022
Gato durmiendo.
Gato durmiendo | Foto: Getty Images/iStockphoto

Lo que ocurre durante el dormir es un misterio desde los tiempos más remotos. Entre todas las formas de esta actividad, una que hasta ahora comenzamos a comprender es la de nuestros parientes más próximos, los animales: ¿Cómo duermen los animales? ¿Cómo duermen los más cercanos a nosotros, como los gatos? En el caso de los gatos, ¿hay algo más que podamos decir aparte de “mucho”?

No tengo gatos. Tengo un perro. Para esta nota acudí a mis amigos que tienen gatos -con los perros me parece más evidente- para hacerles una pregunta sencilla: “¿Los gatos sueñan?” Dormir...sabemos que duermen hasta 18 horas al día o más (no a las mismas horas que nosotros). La respuesta fue contundente y hasta indignada “¿Es que acaso no lo sabes? ¡Claro que sueñan!”.

Desde 1960, se sabe que los gatos sueñan, cuando el investigador del sueño Michel Jovet interrumpió el mecanismo cerebral (en un área llamada el pons) que mantiene a los gatos quietos (en el llamado estado de ‘atonía’) durante la etapa REM del sueño. Los gatos ‘actuaron’ sus sueños, mirando fijamente puntos en blanco en donde en el espacio visual del sueño estaban los enemigos o las presas. A menudo, desplegaron peleas feroces contra opuestos que no tenían en frente o persiguieron presas invisibles.

Experimentos similares se han hecho con roedores y parecen corroborar los resultados de Jovet. Investigaciones recientes de MIT establecen que los movimientos oculares de ratas en etapa REM siguen los mismos patrones de las actividades que han realizado durante el día. Los sueños sirvieron acá también para “re-actuar” las actividades diurnas. El comportamiento fue observado incluso en no mamíferos: las aves que cantan sueñan con el canto; el movimiento de sus cuerdas vocales corresponde a sus intrincados patrones musicales.

La energía de las animales de compañía| Ángela Losada en EficienteMENTE

Como si esto fuera poco, Daniela Rößler, una ecologista de la Universidad de Konstanz, descubrió en 2020 –ojo al dato que no me lo estoy inventando– que las arañas tienen etapas REM del sueño, igual que los gatos y los vertebrados, en general, por lo cual no es alocado suponer que también sueñan. ¿Con qué sueña una araña?

La pregunta entonces ya no es si los animales como los gatos sueñan, es ¿por qué sueñan? Si el comportamiento está programado incluso en los arácnidos, la naturaleza debió tener una buena razón para ponerlo allí. Amamos a nuestras mascotas, algunos a los animales en general y sería bastante fácil saltar a la conclusión de que son mucho más como nosotros de lo que creíamos. Pero incluso en el caso de los humanos, hemos de explicar el soñar como un comportamiento que debió significar un peligro para nuestros antepasados primates homínidos en la sabana africana: soñar nos sumerge en una etapa de inconsciencia profunda que nos hacía vulnerables a los predadores.

Algunas teorías afirman que el sueño permite un dominio del mundo en el que se habita. El sueño es un ‘alivio’, posibilitado por poder ‘hacer’ en una esfera interna y privada lo que nos asusta (o en lo que hemos fracasado) en la vigilia. Matthew Walker, un neurocientífico de la Universidad de Berkeley, en California, realizó una serie de investigaciones en las que pudo establecer que en la etapa REM del sueño se logran disociar los recuerdos de las emociones. Esto permite al menos dos cosas: que la ‘actuación’ que hacemos en los sueños sea menos traumática y riesgosa de lo que es en la vida real: encaramos al jefe de la oficina con mayor confianza, el gato enfrenta a su temido enemigo de la tapia con mayor vehemencia.

¿Para qué sirve esto? Para ganar confianza, para repasar o anticipar la acción. Los sueños son un teatro en donde ensayamos para la obra de la vida.

¿Cómo identificar el Alzheimer en perros y gatos? | Enrique Vallejo

Por otro lado, el potencial que esto tiene se hace evidente: el sueño en la etapa REM cura las dolencias emocionales más que el tiempo: “(Durante la etapa REM) el sueño realiza el elegante truco de divorciar las emociones de la memoria, de tal manera que el cerebro mismo ya no tiene una inclinación emocional” , afirma Walker.

Por más sugestivos que sean estos resultados, la comunidad científica que estudia el sueño ha refutado la idea de que los sueños en la etapa REM tengan por objeto ‘sanar’. David Kuhlmann, director de Sleep Medicine, en Bothwell Regional Health Center en Sedalia (Missouri), ha señalado que el sueño está lejos de ser una cura universal para todo estrés emocional, dado que como todos lo sabemos, en los sueños suelen presentarse experiencias traumáticas que ni sisuiera se dan en la realidad: las pesadillas son tan parte del sueño como la placidez de volar.

Pero es acá en donde más que citar otra sofisticada investigación, quisiera tomar por sentada la palabra de mis amigos para apoyar la idea del sueño como reparador emocional (especialmente en el caso de los gatos). Insisten ellos que sus gatos no sólo sueñan, sino que lo hacen en un estado de tal tranquilidad, que no sólo su vida en vigilia es una envidiable condición que no conoce de deudas, plazos o metas por cumplir, sino que su sueño carente de pesadillas -como lo supongo basándome en su palabra- es si acaso más envidiable aún.