Salud
La hipertensión arterial no es sólo un problema de adultos: así está afectando a los más jóvenes
Cada 17 de mayo, se conmemora el Día Mundial de la Hipertensión Arterial.
En la actualidad el sedentarismo se ha convertido en un estilo de vida cada vez más común entre la población joven, debido a diferentes factores como el uso constante de celular, la virtualidad en el trabajo o las clases y el uso de videojuegos.
La consecuencia directa es que cada vez son más los jóvenes diagnosticados con afecciones como la hipertensión arterial. Por ello, en la conmemoración del Día Mundial de la Hipertensión Arterial, que tiene lugar cada 17 de mayo, se busca evidenciar el creciente número de jóvenes que son diagnosticados con esta condición.
Este padecimiento se ha asociado principalmente con la edad avanzada. Pero, en la actualidad está afectando a más adolescentes y adultos en edad temprana, lo que subraya la importancia de la conciencia y la acción oportunas. De ahí que es crucial adoptar un enfoque integral que incluya cambios en el estilo de vida como opciones de tratamiento médico.
Los porcentajes de riesgo pueden variar según el género. Según un estudio realizado por la Universidad de Bristol en Reino Unido y la Universidad de Finlandia Oriental, en los hombres entre los 17 y los 24 años, la presión arterial sistólica elevada y la hipertensión se puede asociar con un aumento aproximado de entre el 10 y el 30 por ciento del riesgo de daño de la función cardiaca.
Entre tanto, en las mujeres en estas mismas edades, la presión arterial sistólica alta y la hipertensión se pueden asociar con un aumento aproximado del 60 al 217 por ciento del riesgo de daños en la estructura cardiaca y del 35 al 65 por ciento del riesgo de daños en la función cardiaca.
“Es por estos factores que la hipertensión arterial en la población joven requiere de un enfoque holístico que integre cambios en el estilo de vida y, cuando sea necesario, tratamiento médico. Con conciencia, educación y acción temprana, podemos trabajar hacia un futuro donde esta enfermedad sea una amenaza lejana para la salud de nuestra juventud”, comenta la doctora Carmen Hernández Vargas, directora de Gestión del Riesgo de Bienestar IPS, entidad perteneciente al Grupo Zentria.
Recomendaciones para su tratamiento:
- Acudir oportunamente a controles médicos para recibir una intervención adecuada, tanto farmacológica como no farmacológica, adaptada a sus necesidades individuales.
- Seguir las recomendaciones proporcionadas por los profesionales de la salud en cuanto a dieta, ejercicio y hábitos saludables.
- La actividad física regular ayuda a fortalecer el corazón, reducir la presión arterial y controlar el peso.
- El consumo excesivo de alcohol puede aumentar la presión arterial debido a diversos factores biológicos, al igual que las sustancias psicoactivas.
- El monitoreo en casa puede ser útil, pero este debe ir acompañado de seguimiento médico para ajustar tratamientos según sea necesario.
- Existen diferentes medicamentos para controlar la presión arterial, cada uno con posibles efectos secundarios que deben ser considerados.
- Se recomienda dejar de fumar, reducir el estrés y mantener una higiene del sueño adecuada, complementario a la dieta y el ejercicio.
- Se sugiere practicar técnicas de relajación y buscar apoyo social para ayudar a manejar el estrés.
“La hipertensión no siempre tiene cura, especialmente si es de origen genético o asociada a factores crónicos como la edad, sin embargo se puede controlar eficazmente siguiendo estas recomendaciones; en algunos casos, si es causada, por un factor específico y reversible como un medicamento o una condición médica tratable, podría ser posible reducirla o eliminarla, sin embargo, esta enfermedad tiene una condición crónica que requiere de seguimiento médico continuo”, puntualiza Hernández.
En resumen, el ejercicio físico y la dieta juegan un papel fundamental en el control de la presión arterial.
La actividad física mejora la salud cardiovascular, ya que fortalece el corazón, permitiendo bombear sangre con más eficacia y disminuyendo la presión sobre las arterias, adicionalmente, reduce el estrés y controla el peso; lo cual se complementa con una dieta saludable, baja en sodio, abundante en frutas y vegetales, rica en grasas saludables (aceite de oliva, nueces, pescado, entre otras).