Laura Sarabia cumple su primer mes como canciller. Este ha sido su balance en el cargo entre escándalos y encuentros diplomáticos

Laura Sarabia llegó al Palacio de San Carlos el pasado 29 de enero. Se trata de uno de los nombramientos del nuevo gabinete del presidente Gustavo Petro que más ha sido criticado, principalmente por la corta edad de Sarabia (30 años), por su aparente falta de experiencia para el manejo de las relaciones diplomáticas y por los escándalos en los que ha resultado mencionada.

Sarabia llegó con varios retos al cargo. El primero, mantener las buenas relaciones con Estados Unidos luego del “impase” que le tocó ayudar a capotear cuando aún era directora del Dapre.

Aunque la tensión disminuyó, el riesgo sigue latente. Sarabia logró reunirse con el encargado de negocios de la Embajada de Estados Unidos en Colombia, John McNamara, así como también lo hizo el presidente Gustavo Petro. Aunque ha hablado de encuentros de alto nivel, hasta ahora parece lejana una reunión entre Donald Trump y el mandatario colombiano.

Sarabia ya ha hecho varios viajes a otros países como líder de las relaciones diplomáticas. Estuvo en Panamá en el Foro Económico Internacional América Latina y el Caribe 2025, donde habló con líderes de ese país del reto migratorio que se sigue registrando en el Darién.

La canciller también estuvo con el presidente Gustavo Petro en la cumbre mundial de gobiernos 2025 en Dubái en los Emiratos Árabes Unidos. Desde allí, la principal propuesta que se hizo fue escalar la inversión en salud de 40 millones de dólares que estaban destinados para La Guajira a otras zonas del país, un anuncio que había hecho Petro en la COP28 que se desarrolló en ese país, tras haber conversado con su homólogo Mohamed bin Zayed Al Nahayan.

Otro de los grandes retos con los que llegó Sarabia al cargo fue restablecer las relaciones con Perú, luego de dos años de tensión tras la destitución y el arresto de Pedro Castillo, a quien Petro respaldó irrestrictamente.

El viceministro de Relaciones Exteriores, Daniel Ávila Camacho, se reunió con su homólogo Peter Camino Cannock para buscar salidas a esa tensión y volver a abrir las embajadas en cada uno de los países.

En medio de su gestión, Sarabia remitió a la Procuraduría la investigación que reposa en la Cancillería en contra de su antiguo jefe Armando Benedetti, hoy ministro del Interior, cuando era embajador ante la FAO y se registró una supuesta denuncia de maltrato intrafamiliar de parte de su esposa. Además, habló de la posibilidad que se nombre un canciller ad hoc para este caso.

A pesar de la gestión de Sarabia como canciller, no quedan atrás los escándalos que la han rodeado dentro del gobierno de Gustavo Petro. A la funcionaria le ha tocado responder más por esos hechos que por su gestión diplomática.

Por ejemplo, Sarabia terminó salpicada en un escándalo en el sector de la salud en el que estarían involucrados empresarios, farmacéuticas, operadores, clínicas y hospitales, entre otros, con Mario Urán, un aparente lobista que fue denunciado por la Superintendencia de Salud. A Sarabia también la relacionaron con el nombramiento de Jhon Mauricio Marín, expresidente de la Fiduprevisora, según denunció La W.

La canciller se refirió a esos hechos: “Estoy de acuerdo, ‘que caiga quien tenga que caer’. Contrasten con el presidente Gustavo Petro el nombramiento de Mauricio Marín y por qué salió el superintendente Luis Carlos Leal. Y si tuve alguna injerencia en ambas decisiones (...). A mí me han calumniado e investigado adentro y fuera del Gobierno, y saben que no tengo enriquecimiento alguno”, aseguró Sarabia, contestándole a Gustavo Bolívar, director de Prosperidad Social, quien pidió su renuncia como canciller.

Sarabia también citó la semana pasada a cerca de 20 congresistas de la Comisión Segunda de la Cámara de Representantes, donde deberá tramitar las reformas que necesite su cartera; sin embargo, al encuentro solo asistieron nueve representantes, cuatro del Pacto Histórico, tres del Partido Liberal y uno del Partido Conservador, es decir, los cercanos al Gobierno.

Además, estuvo Érika Sánchez, quien llegó al Congreso por la Liga de Gobernantes Anticorrupción, pero desde hace un tiempo se apartó de esa colectividad.

Sarabia todavía tiene varios retos en su cargo, en el que le ha tocado dedicarle más tiempo a responder por los escándalos.