POLÍTICA

La historia de la lealtad extrema de Gustavo Petro con Armando Benedetti: así se la jugó por él, pese a la tormenta en su Gobierno

El exembajador y hoy jefe de despacho de Gustavo Petro volvió a cumplir el papel que desempeñó en la campaña presidencial. Está cerca del jefe de Estado y promete mover los hilos del poder. Hay preocupación entre los ministros.

6 de febrero de 2025, 11:01 a. m.
Gustavo Petro Armando Benedetti
Gustavo Petro y Armando Benedetti. | Foto: Suministrado a SEMANA

Si algo quedó claro en el cuestionado consejo de ministros del pasado martes en la noche, en la Casa de Nariño, es que el presidente Gustavo Petro defiende a capa y espada a Armando Benedetti. Y sin importar ningún costo político.

El presidente puso a Benedetti, nuevo jefe de despacho de la Presidencia, por encima de sus más fieles escuderos de la izquierda. El curtido político barranquillero, sin pronunciar palabra, aguantó pullas y denuncias de varios de sus compañeros, y al final ganó la partida y se llevó el respaldo del mandatario, con quien ha construido una amistad desde el 2022.

A Petro no le importaron los señalamientos de su vicepresidenta, Francia Márquez, contra la llegada de Benedetti a la Casa de Nariño. Tampoco las lágrimas de su ministra de Ambiente, Susana Muhamad, quien anunció que, si el exembajador seguía como jefe de despacho, ella renunciará. Menos aún, la explosiva denuncia del director de la Unidad Nacional de Protección (UNP), Augusto Rodríguez, quien lo relacionó con supuestos nexos con alias Papá Pitufo, un zar de contrabando.

Francia Márquez y Gustavo Petro
Francia Márquez y Gustavo Petro. | Foto: Pantallazo de video de Presidencia y @lafm, respectivamente.

Tampoco importaron los señalamientos de Gustavo Bolívar contra Benedetti, ni las palabras de Alexander López, director de Planeación Nacional y exdirector del Polo Democrático, quien insistió en que Benedetti no representa a la izquierda y al progresismo.

Armando Benedetti, Diego Marín Buitrago, Augusto Rodríguez
Armando Benedetti, Diego Marín Buitrago (alias Pitufo), y Augusto Rodríguez. | Foto: SEMANA

Petro tiene un grado de lealtad extrema con Benedetti que nació al calor de la campaña política en el 2022. Desde entonces, no han perdido comunicación un solo instante. Cuando Benedetti estuvo como embajador en Venezuela, y luego en Italia, en la FAO, siempre estuvo conectado vía chat con Petro.

Petro encuentra en Benedetti a ese costeño que él no es: un político purasangre, divertido, desparpajado, alegre, que le saca una sonrisa en medio de las fuertes tensiones y quien siempre tiene un as bajo la manga ante cualquier problema.

En campaña, Benedetti mostró sagacidad política, organizó los recorridos y acercó a Petro a otros sectores que, en el pasado, le habían sido esquivos.

Petro ha reconocido que ganó las elecciones del 2022, en parte, gracias a Benedetti, y no exclusivamente a la izquierda. En el consejo de ministros, el presidente se la jugó de tal forma por Benedetti que lo comparó con Jaime Bateman, el fundador del M-19. Ni Benedetti tenía entre sus cuentas que el mandatario cerrara filas en torno a su nombre de esa manera.

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Jaime Bateman, Gustavo Petro y Armando Benedetti. | Foto: Fotomontaje SEMANA

Benedetti renunció en 2020 al Partido de la U para lanzarse a los brazos de Petro. Sin embargo, a diferencia de Roy Barreras, quien compitió en una consulta interna del Pacto Histórico a la Presidencia y después integró la lista al Senado en un puesto privilegiado, se separó de todos sus intereses políticos y se dedicó exclusivamente a acompañar al entonces candidato de izquierda, a escucharlo y a asesorarlo.

Benedetti pudo ser nuevamente senador con pocos recursos económicos, pero prefirió quedarse organizando la agenda diaria de Petro y viajar con él en avión durante largos recorridos; como se observa en una fotografía que está en la mira de las autoridades porque esa aeronave, al parecer, era financiada por la empresa Daily Cop, una criptomoneda que estafó a decenas de colombianos.

El avión privado en el que se desplazaba el presidente Gustavo Petro.
El avión privado en el que se desplazaba el presidente Gustavo Petro. | Foto: SEMANA

La confianza entre Benedetti y Petro no es de poca monta. Por eso, hay fotografías de ambos abrazados, del exembajador dándole un beso en la cabeza, incluso, del barranquillero desafiándolo en una especie de pelea de boxeo. Esas imágenes serían comunes y corrientes con un político cualquiera. No con el hoy presidente, un hombre tímido, de cortas palabras, poco expresivo y de difícil acceso.

Petro sabe quién es Benedetti. Conoce sus debilidades, sus problemas, sus escándalos —ya no lo sorprenden, según le dijo otra fuente a SEMANA— y sus líos judiciales. Y aún así, lo mantiene a su lado y le ha puesto labores titánicas.

Benedetti, por ejemplo, fue quien propuso que Gustavo Petro, recién elegido presidente, tenía que tomarse un café con Álvaro Uribe, su principal opositor durante años. El jefe de Estado aceptó a regañadientes la propuesta y, sin duda, fue un éxito político para el mandatario de izquierda. Ambos aceptaron y la fotografía produjo titulares.

Armando Benedetti regaló un sombrero vueltiao a Maduro y el presidente de Venezuela le obsequió un cuadro de Simón Bolívar.
Armando Benedetti regaló un sombrero vueltiao a Maduro y el presidente de Venezuela le obsequió un cuadro de Simón Bolívar. | Foto: Autor Anónimo

Después, Petro, bajo absoluto silencio, le encomendó una misión: tender puentes con Venezuela y restablecer las relaciones diplomáticas con Nicolás Maduro. Benedetti lo consiguió. En varias oportunidades, visitó el Palacio de Miraflores y estrechó su mano con el líder del régimen. Esa cercanía no la ha conseguido Milton Rengifo, el actual embajador en Caracas.

Benedetti terminó enfrentado con Laura Sarabia, su entonces asesora, por ego y poder. Y ese choque dañó la relación de los dos y puso al descubierto —según los audios divulgados por SEMANA— que la relación entre él y el presidente iba más allá. Benedetti hablaba en esos mensajes a Laura Sarabia de la gestión de 15.000 millones de pesos para la campaña presidencial; dineros que no fueron reportados al Consejo Nacional Electoral.

Benedetti, en medio del terremoto político que se desató, quedó sin trabajo, mientras Sarabia amasó más poder en los pasillos del palacio presidencial.

Petro dejó pasar el tiempo y lo hizo resurgir de las cenizas. Desempolvó la embajada de Colombia ante la FAO, que estaba cerrada, y lo nombró diplomático.

Al comienzo, Benedetti disfrutó la cultura italiana, pero después, se cansó y quiso regresar a Colombia.

Petro, con quien seguía sosteniendo comunicación, lo nombró asesor del despacho. La designación se finiquitó en un viaje que Benedetti hizo a Barranquilla en el segundo semestre de 2024.

Su aterrizaje como asesor causó revuelo. La vicepresidenta Francia Márquez, además de la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez; la ministra de Ambiente, Susana Muhamad; el director del DPS, Gustavo Bolívar, y el director de Planeación, Alexander López, le hicieron una especie de encerrona al presidente y le manifestaron su inconformidad con el nuevo nombramiento.

Petro, como es su costumbre, escuchó, prestó atención y les dijo que Benedetti haría un trabajo discreto donde los ministros no tenían nada que ver.

El tema, aparentemente, se calmó, pero la llama volvió a encenderse esta semana. El presidente lo convirtió en jefe de despacho y lo ubicó a su lado en el consejo de ministros que duró seis horas y fue divulgado en televisión nacional.

“Ya verás el desarrollo de Benedetti, él no hablará aquí”, le dijo Petro a la ministra de Ambiente, en un Consejo de Ministros en el que sorpresivamente el mandatario decidió hacerlo público, sin esperar tal reclamo de sus ministras más cercanas.
Susana Muhamad, a su turno, con la voz entrecortada, al borde del llanto, lamentó que tras 20 años “de militancia política” siguiendo a Petro él decidiera poner en el gobierno a Armando Benedetti. Foto: SEMANA | Foto: Semana

Hay quienes creen que Benedetti conoce los secretos más ocultos del presidente. Unos especulan sobre rumbas, conversaciones y hasta gestiones de recursos del diplomático para la campaña política del 2022. Más allá de eso, el exembajador, el exasesor y ahora jefe de despacho ha guardado silencio frente a su papel durante las elecciones.

Hoy, Benedetti terminó por desplazar a Laura Sarabia del anillo más cercano al presidente. Y, aunque ella es canciller, no trabaja más al lado del jefe de Estado porque debe viajar continuamente fuera del país.

Como están las cosas, el político costeño terminó convertidose en el asesor más poderoso de la Casa de Nariño, en medio de la rabia de la izquierda petrista. El presidente no tiene ningún dilema: por encima de cualquier cosa, su lealtad es con Benedetti.