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Consulta populista: esta es la apuesta de Petro para llevar a los colombianos a las urnas. Aunque pierda, le sacará réditos políticos de cara al 2026

El presidente Petro se la jugará con un mecanismo de participación ciudadana ante el fracaso de sus reformas en el Congreso. Aunque pierda en el intento, le sacará todos los réditos políticos de cara a las elecciones de 2026.

15 de marzo de 2025, 8:55 a. m.
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| Foto: Montaje Semana

Gustavo Petro sacó un as bajo la manga ante el fracaso de sus reformas en el Congreso. La consulta popular que va a convocar en las próximas semanas, y que espera que sea votada en julio, forma parte de una calculada estrategia que busca réditos políticos para el petrismo de cara a las elecciones de 2026. En la Casa de Nariño está listo un libreto taquillero que parte de la tesis con la que el presidente ha manejado su gobierno en estos años: la inevitable defensa de echarles la culpa a otros de lo que él no ha podido lograr en casi tres años de mandato.

En el caso de Petro, ese otro es el “poderoso”, el “opresor”, el “rico”, el “fascista”, un discurso fácil que polariza y cala en un país de desigualdades. Consciente de que el tiempo se le acaba y de que no ha cumplido sus promesas, Petro buscará sacarles jugo incluso a sus derrotas. “Nuestra convocatoria a un gran acuerdo nacional, al que invitamos al gran empresariado y a la oposición, ha fracasado. Se burlaron de eso”, afirmó, eufórico, el martes, cuando mencionó en siete ocasiones el “estallido social”.

El presidente Gustavo Petro anunció la consulta popular tras el virtual hundimiento de la reforma laboral en la Comisión Séptima del Senado. | Foto: Presidencia

Ese día, Petro dijo que sus tres reformas, la pensional, la laboral y la de la salud, eran un mandato del pueblo expresado en su triunfo de 2022. Y para vincularlo con su idea de “estallido social”, aseguró que el clamor por esas reformas se manifestó en la movilización que paralizó al país en el Gobierno Duque y cuyo fantasma aún asusta a un sector de la nación.

Según la narrativa de Petro, sus reformas no se han caído en medio del debate democrático por controvertidas o inconvenientes, sino porque los grandes poderes las han frenado soterradamente. No en vano, la otra palabra favorita de Petro es “golpe”.

Ante el virtual hundimiento de la reforma laboral en la Comisión Séptima del Senado, el mandatario le puso nombre y apellido a esa gesta que va a emprender contra viento y marea: la consulta popular. Será la primera vez en la historia del país que un presidente usa este mecanismo de participación ciudadana. Lo que fue el plebiscito de la paz para Juan Manuel Santos, o el referendo para Álvaro Uribe, lo será la consulta popular para Gustavo Petro.

En ese escenario, el presidente y su sector político pueden ganar aún en el caso de perder. La reforma laboral es un plato delicioso para llevar a la mesa de los colombianos, por medio de una consulta con temas que causan simpatía en millones de habitantes. Una de las preguntas, por ejemplo, será: ¿está de acuerdo con que el recargo nocturno sea remunerado a partir de las 6:00 p. m. y no de las 9:00 p. m., como ocurre hoy? Difícilmente, un ciudadano de a pie se opondría a ello. Por eso, la consulta no está diseñada para abordar matices ni ahondar en razones, sino para activar las emociones en momentos en que el país entrará de lleno en la campaña de 2026.

“NOS DIERON LA PAPAYITA... ES LA EXPRESIÓN DEL PUEBLO VERSUS UNA CLASE DIRIGENTE QUE NO QUIERE CAMBIOS REALES”. Armando Benedetti
“Nos dieron la papayita... es la expresión del pueblo versus una clase dirigente que no quiere cambios reales”, Armando Benedetti, ministro del Interior. | Foto: GUILLERMO TORRES REINA-SEMANA

Lo reconoció el ministro del Interior, Armando Benedetti. “Nos dieron la papayita. Es lo único que le puedo contestar”, dijo ante la pregunta de SEMANA sobre si dicha consulta será la plataforma del Pacto Histórico para la campaña que se avecina.

Aunque es difícil movilizar a 13,6 millones de colombianos a las urnas y cumplir el umbral de participación, una persona del entorno de Petro le confesó a este medio: “Si sacamos 9 millones de votos, así perdamos, nos damos por bien servidos”. Sin duda, una votación de esas características le daría suficiente músculo al petrismo en su intento por no perder el control de la Casa de Nariño y quedarse hasta 2030.

El plan del presidente con la consulta popular es sencillo: cabalgar ante todo sobre la reforma laboral. En ese propósito, hay una fecha clave a la vista, el primero de mayo, el Día Internacional del Trabajo, cuando podría registrarse el llamado de Petro para “la más grande movilización popular en la historia de Colombia”, pese a que su poder de convocatoria ha perdido fuerza en ocasiones anteriores.

El mandatario ya anunció día cívico para el próximo martes 18 de marzo, cuando se dará la primera jornada de movilizaciones convocada por las centrales sindicales. “Ningún patrón podrá despedir a un trabajador por ir”, afirmó.

En la consulta, el Gobierno le apostaría a un temario que se centre en la laboral y quizás tenga algunas preguntas de las demás. Sería un cuestionario sencillo de entre 10 y 15 interrogantes.

Aparte de los recargos nocturnos, se podría preguntar por la estabilidad laboral en los contratos de prestación de servicios, o por la seguridad social para aquellos que trabajan en plataformas digitales o las madres comunitarias. Es decir que esos asuntos que han generado fuertes reparos en el Congreso y entre los expertos, por el impacto en la economía, las empresas y la creación de empleo, podrían ser imbatibles en las urnas. Petro, con una imagen positiva del 30 por ciento, llegaría al escenario de poner en el tarjetón propuestas que son mucho más populares que él.

El presidente podría presentar la consulta popular a consideración de la plenaria del Senado, donde deberá tener el visto bueno, en unos 15 o 20 días. SEMANA presenta los puntos esenciales de lo que viene, dónde puede enredarse el Gobierno y qué podría ganar.

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El Senado deberá aprobar la consulta popular. | Foto: guillermo torres-semana

1. El tiempo en contra

Si el presidente quiere sacar la consulta adelante, emprende una carrera a marchas forzadas. El trámite es el siguiente: el mandatario, con sus ministros, debe elaborar, por la vía de un decreto, un llamado al Congreso para la consulta popular. Este debe ser avalado por la plenaria del Senado en 20 días, con 10 días de posible prórroga.

La jurista Martha Sáchica, quien fue la secretaria de la Corte Constitucional desde su creación y conoce su jurisprudencia como nadie, explica el proceso. “Una vez se tenga el aval del Senado, se notifica a la organización electoral con el fin de que durante el término de cuatro meses el Consejo Nacional Electoral y la Registraduría dispongan lo correspondiente para realizarla, la revisión de los gastos de las campañas a favor o en contra de la consulta, cuyos topes los establece el Consejo Nacional Electoral, y la aplicación de las normas sobre publicidad del proceso de votación. La Registraduría debe hacer un tarjetón muy claro para que el ciudadano pueda escoger libremente entre el Sí y el No”.

El Gobierno, con esas cuentas, espera que la votación se dé en julio. Pero eso no será fácil, pues implicaría que de aquí a la jornada electoral nada se salga del libreto. Y eso, en un país como Colombia, es casi imposible, por lo cual el trámite se podría tardar mucho más. En todo este tiempo, el Gobierno tendría la agitación popular en las calles, como lo reconoció el presidente, quien dijo que “la consulta popular empieza con una movilización callejera”.

Oposición Centro Democrático
El primer pulso será en el Senado. | Foto: ESTEBAN VEGA LA-ROTTA / SEMANA

2. El aval del Senado

El diablo estará en los detalles. El primer round será en la plenaria del Senado, donde se requiere que 53 senadores apoyen la convocatoria de la consulta. Si eso fuera hoy, Petro no tendría los votos. En últimas, el mandatario va a llegar al Congreso a invocar la tesis del supuesto bloqueo del Legislativo para que allí mismo le aprueben su consulta.

Pero, en política, todo cambia en un segundo. El exfiscal Alfonso Gómez Méndez recuerda que, ante esos escenarios, los votos, al mejor estilo del ilusionista David Copperfield, suelen aparecer o desaparecer. Asimismo, nadie desprecia la sagacidad de Armando Benedetti, el líder de esta apuesta.

Un antecedente de cómo el Gobierno puede obtener rápidamente las mayorías sucedió hace poco con la elección del magistrado Miguel Polo Rosero, de la Corte Constitucional, elegido con 57 votos sobre 47, en un misterioso cambio de favoritismos que se dio en solo una noche.

SEMANA consultó a congresistas de distintas bancadas para conocer el ambiente en el Senado. “La mermelada es muy eficiente en este Gobierno. No podemos pensar que la tenemos fácil, pero tampoco nos da miedo la consulta popular”, aseguró la senadora Paloma Valencia, del Centro Democrático.

Antonio José Correa, del Partido de la U, dijo: “Se necesita temperar los ánimos” entre el presidente y el Congreso, pero cree que la consulta pasará, pues una cosa es el bloque que se formó en la Comisión Séptima y otra, la corporación en pleno. El senador Fabián Díaz, de la Alianza Verde, le pidió a Petro más apertura. “Cuando uno está en un cargo como la presidencia, no solamente representa a quienes votaron por uno, sino también a quienes no votaron, a todo un país”.

Hoy en día, Petro busca los votos en la plenaria del Senado. El ministro Benedetti y otros miembros del Gobierno se moverán intensamente para lograrlos. Las cuentas están así: por lo menos ya tienen los 20 votos del Pacto Histórico, uno más con la circunscripción indígena y los cinco de Comunes, para un total de 27 respaldos fijos del petrismo. En otros partidos encuentran aliados, como el Partido Liberal, en el que por lo menos tendrían a tres senadores que los respaldan. Asimismo, en Cambio Radical está la curul de Temístocles Ortega, cercano a Petro.

En la Alianza Verde contarían con siete senadores que los apoyan regularmente. Y en el Partido Conservador cuentan con Carlos Trujillo.

En La U está el senador Antonio José Correa, que respalda al Gobierno, aun cuando en ese partido el petrismo puede pescar más votos, ya que se habla del denominado G7, un grupo compuesto por Correa, Julio Elías, José Name, Juan Garcés, John Besaile, Julio Chagüi y José Alfredo Gnecco, quienes en otras ocasiones han respaldado a Petro.

En ese sentido, el presidente cuenta con unos 44 votos en el Senado y se sabe que varios más podrían moverse dependiendo de los acuerdos a los que puedan llegar con el Gobierno. Petro necesita 53 respaldos como mínimo para que avalen la consulta popular. Eso quiere decir que la tarea no sería tan difícil para la Casa de Nariño.

Armando Benedetti es la ficha clave del ajedrez que empezó a jugar el presidente Gustavo Petro. En 2022, el hoy ministro del Interior fue decisivo en el triunfo para llegar a la Casa de Nariño.
El ministro del Interior tendrá un rol protagónico en todo este proceso. | Foto: GUILLERMO TORRES REINA-SEMANA

3. ¿Hay un bloqueo?

El argumento con el cual el presidente presenta su consulta es debatible. Lo que él llama bloqueo para otros es simplemente la aplicación del principio de separación de poderes. “No veo ningún bloqueo, lo que veo es que el Congreso está funcionando y hace lo que tiene que hacer, los jueces también hacen lo que tienen que hacer y el Gobierno, a su manera, también está haciendo lo que le toca”, advirtió el exfiscal Gómez Méndez.

Además, el Congreso sí le ha aprobado reformas a Petro, como la pensional, que está siendo revisada por la Corte Constitucional, la ley de la paz total, la jurisdicción agraria, el Acuerdo de Escazú, una reforma tributaria, entre otras.

“Es desobligante que la sustentación sea por una suposición política del Congreso. Es un derecho constitucional que el presidente pueda presentarla; lo que no está bien es que se haga, porque el Congreso puede tomar adversamente algo distinto a lo que él piensa”, aseguró el senador liberal Alejandro Chacón.

Sin embargo, a los congresistas tampoco les quedará fácil decir que no a la posibilidad de que el pueblo decida. Como dijo Humberto de la Calle, uno de los padres de la Constitución de 1991, “grave, y mucho, el lenguaje beligerante del presidente Petro. Pero tampoco es cierto que convocar a una consulta popular sea un atentado contra el Congreso y las instituciones. En 1991 introdujimos mecanismos de democracia participativa para que convivieran con la representativa. La apelación a la ciudadanía se hizo para desatar nudos gordianos. Es legítima”.

Presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez entregaron la nueva sede de la Universidad del Valle en Suárez Cauca
El presidente Gustavo Petro convocó a movilizaciones. | Foto: Bernardo Peña

4. El vacío jurídico

En este camino, hay un escenario que sería un salto al vacío: que el Senado no avale la consulta. La ley dice que “el texto que se someterá a la decisión del pueblo, acompañado de una justificación de la consulta y de un informe sobre la fecha de su realización, será enviado por el presidente de la república al Senado para que, dentro de los veinte días siguientes, emita concepto favorable”.

La jurista Sáchica explicó: “La norma no dispone si un concepto desfavorable es obligatorio y, por lo tanto, el presidente no podría convocar la consulta”. La profesora agregó que, para ella, la exigencia de previo concepto favorable del Senado es un requisito, pero que pueden darse otros puntos de vista y ahí se armaría un enorme debate. “Hay un vacío y en este vacío tendremos todas las interpretaciones”, afirmó el constitucionalista Juan Manuel Charry.

El presidente del Congreso, Efraín Cepeda, indicó que el equipo jurídico de la corporación está revisando el escenario para emitir los conceptos correspondientes.

Efraín Cepeda Presidente del Senado
Efraín Cepeda, presidente del Senado. | Foto: juan carlos sierra-semana

5. ¿Qué se puede preguntar?

La ley establece que en la consulta popular se debe llevar al pueblo “una pregunta de carácter general sobre un asunto de trascendencia nacional”. Sáchica sostuvo que este será “el eje de uno de los debates políticos y constitucionales más apasionantes de los últimos tiempos”.

Lo primero que está claro, como explicó el exfiscal Gómez Méndez, es que “a veces se recurre al engaño en la presentación de las consultas”, en el sentido de que se está proponiendo para aprobar las reformas “bloqueadas”, pero estas no pueden ser aprobadas por consulta.

Charry explicó, además, que la consulta le pone dos líneas rojas al presidente. “En primer lugar, no deben tener incidencia constitucional y, en segundo lugar, no se pueden aprobar contenidos normativos”. Esto quiere decir, por ejemplo, que no se podría pasar por consulta una eventual reelección del presidente, como lo ha pedido la senadora Isabel Cristina Zuleta, pero tampoco el articulado de la reforma a la salud, como muchos piensan tras el discurso del presidente.

“A través de la consulta no pueden expedirse normas jurídicas. De ahí lo que saldrían serían mandatos para el Congreso”, añadió Gómez Méndez.

Sáchica lo explicó de manera sencilla: en una consulta se podría preguntar al pueblo si está de acuerdo con ponerle fin al proceso con el ELN, y lo que resulte de allí es obligatorio. “Se les podría preguntar a los ciudadanos si respaldan, por ejemplo, la reducción de la jornada laboral o la obligatoriedad de contrato laboral para trabajar con el Estado”, dijo. Si eso es aprobado, se obliga al Congreso a debatir y aprobar una ley que regule esa decisión. Entonces, al final, el presidente no podrá saltarse al Congreso de ningún modo.

El Gobierno, en su consulta, tampoco podrá poner lo que quiera. El exmagistrado Manuel José Cepeda recordó que la Corte ha dicho que las preguntas deben ser claras y sobre un tema específico. No pueden lanzarse en bloque y no pueden tampoco inducir con el encabezado a una respuesta.

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Bogota marzo 6 del 2025
Foto Guillermo Torres Reina - SEMANA
Si la consulta es aprobada por el Senado, los colombianos podrán acudir a las urnas. | Foto: Guillermo Torres / Semana

6. Un umbral difícil

Este es el tema más espinoso. Para que la consulta tenga efectos, el Gobierno Petro debe sacar “no menos de la tercera parte de los electores” a las urnas. Como el censo electoral está en 40.963.370 votantes, eso quiere decir que tendrían que votar 13.654.457 personas. Y eso es bastante difícil. En la segunda vuelta, por ejemplo, Petro obtuvo la victoria con 11.291.986 votos.

Por cuenta de este alto umbral es que en el pasado los mecanismos de participación no han cuajado.

La votación más reciente de este tipo fue la consulta anticorrupción, en 2018, liderada por Claudia López. A esa jornada salieron 11.674.951 votantes, pero faltaron 465.391 sufragios para pasar el umbral, que era de 12.140.342 en ese momento. Aunque la mayoría de votantes, el 99 por ciento, lo hizo positivamente, no fue aprobada por no lograr ese requisito. En total, se hicieron siete preguntas que tenían puntos como si se estaba de acuerdo con bajarles el salario a los congresistas, que estos no pudieran estar más de tres periodos en el Legislativo y que los políticos tuvieran que publicar sus cuentas. Al final, dicha consulta fue un trampolín para la posterior aspiración de Claudia López a la alcaldía.

El entonces presidente Juan Manuel Santos, en cambio, se la jugó por otro mecanismo, el plebiscito. Este requiere de un umbral más bajo, el 13 por ciento del censo electoral, que en su momento era 4.536.993 votos. Este requisito se cumplió, pero en las urnas ganó el No, con el 50,2 por ciento (6.424.385 votos), mientras que el Sí obtuvo 49,7 por ciento (6.363.989).

Álvaro Uribe, por otro lado, acudió al famoso referendo de 2003. El expresidente, quien gozaba de una altísima popularidad en ese momento, puso en el tarjetón 15 preguntas: límite de las pensiones de altos funcionarios, reducción del Congreso, eliminar el servicio militar obligatorio, entre otros. El referendo tuvo una participación del 26,62 por ciento, pero solo una de las 15 preguntas obtuvo más del 25 por ciento de los votos requeridos para ser aprobada.

La historia demuestra que es bastante complejo lograr que las personas salgan a las urnas a esos niveles que pide la norma, pero tampoco es imposible. Por un lado, porque la pregunta de rebajar la jornada laboral o aumentar el pago por el trabajo dominical es mucho más popular que cualquier otra que se haya hecho en el pasado. Y, en segundo lugar, porque no se puede menospreciar el poder que tiene un Estado cuando pone a andar una apuesta ni la enorme capacidad de oratoria que tiene Petro en un tema que le es natural, como la lucha por los derechos de los trabajadores. Es la primera vez que un presidente activa una consulta popular.

La regla del umbral tiene como consecuencia lógica que la oposición a Petro se replegará en una campaña por no votarle la consulta. Primero, porque cualquier voto por el No lo ayudaría a conseguir los votos que necesita y, segundo, porque no es fácil políticamente promover el No a que la gente pueda trabajar menos y ganar más. “Demostrémosles que no van a ser capaces de usarnos como idiotas útiles para salir a las urnas, a hacer los números que necesitan para que después salgan a comprar votos con el dinero del Estado”, dijo el expresidente Iván Duque.

Aun en el escenario en que Petro no alcance el umbral, si lleva su consulta a las urnas, saldrá ganando. Si no llega a los 13 millones de votos, puede que sí llegue a ocho, nueve o diez, un tesoro invaluable para quien sea su candidato apenas a pocos meses de la primera vuelta presidencial.

Sin embargo, para la representante Jennifer Pedraza, si Petro obtuviera una votación menor de la que tuvo en la segunda vuelta presidencial, sería la muestra de que “perdió la legitimidad y respaldo de la ciudadanía”.

  Gustavo Petro nombró a algunos ministros que no tenían experiencia previa en el servicio público. Eso, al final, ha impactado en la falta de ejecución de proyectos clave, en particular en el sector de Educación.
Petro usará la consulta ciudadana como estrategia de campaña. | Foto: Presidencia de la República

7. Los altos costos

Aunque por ahora no se conocen cifras oficiales, SEMANA consultó a expertos que expresaron cuál podría ser el estimado de esta consulta popular. Hay quienes calculan que podría estar entre 500.000 y 800.000 millones de pesos. La primera vuelta presidencial de 2022 le costó al Estado 868.000 millones de pesos.

En medio de una crisis fiscal, sacar este presupuesto tendrá críticas. Los recursos para todas las elecciones deberán salir del Ministerio de Hacienda y dependerán de las vigencias futuras de 2026 y parte del presupuesto de 2025, por lo que el costo de la consulta popular será una gran variable para su viabilidad.

“Obviamente, siempre hay recursos en un presupuesto nacional para este monto, pero va a ser muy difícil en un estado de las finanzas públicas tan apretadas. Más allá del costo, porque la democracia no debería medirse por costos, me parece que la utilización no será eficaz para el propósito. Entonces, ahí sí sería malgastar este dinero”, explicó José Manuel Restrepo, exministro de Hacienda.

“Cuando todo se hunde, cuando no hay dinero ni siquiera para el pago de la salud, cuando no se pagan las cuentas del Estado, cuando este está quebrado, lo más cómodo es dejar de gobernar y entrar desde ahora en modalidad elecciones”, agregó el exvicepresidente Germán Vargas Lleras.

“Cuando todo se hunde, lo más cómodo es dejar de gobernar y entrar desde ahora en modalidad elecciones”. Germán Vargas Lleras
“Cuando todo se hunde, lo más cómodo es dejar de gobernar y entrar desde ahora en modalidad elecciones”, ex vicepresidente Germán Vargas Lleras. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO

8. La campaña ya arrancó

Lo que más gana Petro es la posibilidad de arrancar a su modo la campaña presidencial. La consulta le pondrá a esa carrera una tercera vuelta, esta vez anticipada. Y lo que logre capitalizar el presidente le sumará a quien sea su candidato.

Lo dijo claramente Vicky Dávila: “No podemos tenerle miedo (...). Olvídense, Petro no va por las reformas, va por el 2026 y está en campaña con la plata de los colombianos. Petro quiere agitación justo un año antes de elecciones”.

“OLVÍDENSE, PETRO NO VA POR LAS REFORMAS, VA POR EL 2026 Y ESTÁ EN CAMPAÑA CON LA PLATA DE LOS COLOMBIANOS”.Vicky Dávila
“Olvídense, Petro no va por las reformas, va por el 2026 y está en campaña con la plata de los colombianos", Vicky Dávila. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO-SEMANA

Y también lo advirtió Vargas Lleras: “Señor Petro, respete las reglas del juego democrático. Gobernar implica respetar la autonomía de las instituciones. Lo contrario es abrirles la puerta a la anarquía, al deterioro institucional y a una crisis aún más profunda. Basta ya de retórica incendiaria”.

Desde el petrismo algunos que suenan de precandidatos salieron a respaldar la consulta. “Defenderemos en el Senado y en las calles la propuesta de consulta popular”, dijo la senadora María José Pizarro.

“DEFENDEREMOS EN EL SENADO Y EN LAS CALLES LA PROPUESTA DE CONSULTA POPULAR”. María José Pizarro
“Defenderemos en el Senado y en las calles la propuesta de consulta popular”, María José Pizarro. | Foto: ALEXANDRA RUIZ POVEDA

Por su parte, Sergio Fajardo afirmó que Petro “odia gobernar y solo le interesa tener a la gente en las calles” y calificó la consulta como una cortina de humo.

“EL PRESIDENTE ODIA GOBERNAR Y SOLO LE INTERESA TENER A LA GENTE EN LAS CALLES, SABE QUE ES SU MEJOR CORTINA DE HUMO”.Sergio Fajardo
“El presidente odia gobernar y solo le interesa tener a la gente en las calles, sabe que es su mejor cortina de humo”, Sergio Fajardo. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO

El expresidente Duque, por su parte, se le fue de frente: “Son unos cínicos, con dinero del Estado van a comprar votos para la consulta de las reformas”.

La agitación, que es el escenario en el que él mejor se mueve, se tomará al país. Y el foco puede cambiar de las controversias y escándalos del Gobierno a la consulta, lo que sería un entorno soñado para Petro.

“SON UNOS CÍNICOS, CON EL DINERO DEL ESTADO VAN A COMPRAR VOTOS PARA LA CONSULTA DE LAS REFORMAS”. Iván Duque
“Son unos cínicos, con el dinero del Estado van a comprar votos para la consulta de las reformas”, expresidente Iván Duque. | Foto: JUAN SEBASTIAN CRUZ

9. Y si la consulta pasa, ¿qué?

En ambos escenarios, gane o pierda, Petro podría salir fortalecido. En el caso de que se enrede en el Senado o por alguna razón no se concrete, el presidente podría enarbolar la bandera de que fue la oligarquía esclavista la que no dejó al pueblo pronunciarse y este argumento, de cara a 2026, le sirve.

El lema de “no nos dejaron” electoralmente funciona. Como Petro dividió al mundo en buenos y malos, un cierre a la consulta le permitiría reforzar este bando de los buenos.

Si gana, Petro llegaría con un muy poderoso mandato popular frente al Congreso y de cara al último año de su gobierno. La ley es clara en que la decisión tomada por el pueblo en la consulta será obligatoria. En este escenario, dice la ley, “el órgano correspondiente deberá adoptar las medidas para hacerla efectiva”. Ante una votación masiva, tampoco es viable que el Congreso le diga no a su trámite.

Pero aun en este caso, la ley le da a Petro otra salida. “Cuando para ello se requiera de una ley, una ordenanza, un acuerdo o una resolución local, la corporación respectiva deberá expedirla dentro del mismo periodo de sesiones y a más tardar en el periodo siguiente. Si vencido este plazo el Congreso no la expidiera, el presidente de la república dentro de los tres meses siguientes la adoptará mediante decreto con fuerza de ley”.

Así las cosas, puede que en su criticada consulta, realmente más populista que popular, Petro gane con cara y con sello.