POLÍTICA
Esta es la historia secreta de cómo Gustavo Petro decidió enviar a su embajador en Venezuela a la posesión de Nicolás Maduro
El canciller Murillo y el presidente Petro se sentaron a conversar para ver cuál era la mejor salida diplomática ante la crisis política. Los ojos del mundo están puestos en la posición del país.
Luego de varios días de incertidumbre, el presidente Gustavo Petro anunció a través de su cuenta de X que no asistirá a la posesión de Nicolás Maduro en Venezuela.
“Igual que nuestro amigo Enrique Márquez, destacado progresista venezolano, ha sido detenido Carlos Correa, destacado defensor de derechos humanos en Venezuela. Esto, y otros hechos, impide mi asistencia personal al acto de posesión de Nicolás Maduro”, aseguró el mandatario, luego de haber dicho que él miraría si iría o no a ese acto.
Aunque se trata de un desplante al régimen con el cual ha sido condescendiente el Gobierno, se determinó enviar al embajador de Colombia en ese país, Milton Rengifo, quien se encontraba de vacaciones —supuestamente— hasta el próximo 14 de enero. El hecho era tan insólito que, según conoció SEMANA, ni el propio canciller Luis Gilberto Murillo sabía de ese permiso y tuvieron que reincorporarlo antes. Murillo tampoco asistirá a ese acto de posesión.
¿Cómo se llegó a esa decisión? SEMANA conoció que Murillo y Petro se reunieron a puerta cerrada el pasado martes 7 de enero para conversar distintos temas de la diplomacia del país, una de las carteras con mayor relevancia en estos momentos para el Gobierno.
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Allí, Murillo le habría expresado la intención de dar un paso al costado, porque considera que ya se cumplió su ciclo y por otros motivos personales. Sin embargo, Petro le habría pedido mantenerse un tiempo más mientras pasa la tormenta, especialmente con el caso de Venezuela el próximo 10 de enero.
En esa reunión, Murillo le recomendó a Petro no asistir al acto de posesión de Maduro por varias razones, aunque ambos coincidieron en que se deben mantener los canales diplomáticos con ese país para evitar un rompimiento de las relaciones, ya que eso enviaría un mensaje contrario al que se dio en la campaña de 2022; también, porque consideraron que, cuando eso le sucedió a Juan Manuel Santos, los más afectados fueron los migrantes y el comercio entre ambos países.
En el encuentro, Petro y Murillo también hablaron de otros movimientos diplomáticos que se harían en los próximos meses, como la llegada de Nigeria Rentería a Migración Colombia, una entidad que había quedado acéfala tras la salida de Carlos Fernando García Manosalva hace unos meses. García pasaría a reemplazar a Álvaro Moisés Ninco en la Embajada de México.
Asimismo, a la Embajada de Dinamarca llegaría la exministra de Vivienda Catalina Velasco. Isaura Duarte sería la nueva diplomática en Nueva Zelanda. Germán Grisales llegaría a la Embajada en Portugal. Rayan El Barkachi sería el nuevo embajador en Arabia Saudita.
Igualmente, habría otro remezón en los próximos meses ante la salida de varios embajadores que tendrían aspiraciones electorales y deberán dar un paso para no quedar inhabilitados, como el embajador en Argentina, Camilo Romero; el de Brasil, Guillermo Rivera, o el de Nicaragua, León Fredy Muñoz.
En el fondo, Petro sabe que necesita de Murillo un tiempo más, especialmente por la posesión de Donald Trump en Estados Unidos el próximo 20 enero, un terreno en el que el diplomático colombiano se sabe mover y hacer alianzas, más allá de las diferencias políticas e ideológicas entre ambos gobiernos.