PLANEACIÓN

Cambios en el Plan de Desarrollo de Bogotá por cuenta del coronavirus

La crisis generada por el coronavirus y su fuerte impacto sobre la actividad económica y el empleo obliga a una redefinición de los Planes de Desarrollo. Así cambió el de Bogotá por cuenta de la pandemia.

18 de mayo de 2020
Los dos meses de aislamiento le podrían costar a Bogotá una caída de 4% en el PIB. Si se alarga a tres meses, podría caer 8% | Foto: Guillermo Torres

De los devastadores efectos que han tenido las medidas de aislamiento para luchar contra el coronavirus no se ha salvado nadie. Ni la actividad económica y mucho menos las alcaldías y gobernaciones del país. Estos entes regionales han tenido que reformular sus Planes de Desarrollo para el cuatrienio. Y si antes sus objetivos eran lograr un determinado nivel de crecimiento o un número de empleos, ahora tendrán que enfocarse en recuperar el terreno perdido con la pandemia y buscar la reactivación económica y social.

En el caso del Plan de Desarrollo 2020-2024 Un nuevo contrato social y ambiental para la Bogotá del siglo XXI, por ejemplo, se reformuló el propósito mismo y cambió la distribución de recursos. Además, el impacto del coronavirus obligará a la capital a endeudarse mucho más pero también a que acelere sus planes de digitalización y desarrollo económico.

El propósito del plan ahora no es solo consolidar un nuevo contrato social, ambiental e intergeneracional para avanzar a la igualdad de oportunidades y dejar las bases para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible a 2030. También “recuperar la pérdida económica y social derivada de la emergencia de la covid-19, capitalizando los aprendizajes y los canales de solidaridad, redistribución y reactivación económica creados para atender y mitigar los efectos de la pandemia”.

Tras dos meses de confinamiento, el PIB de la capital caería alrededor de -4% y el desempleo podría llegar a 18%. Si se alarga a tres meses, la caída sería de -8%, nunca visto en la historia de la ciudad, afirma el secretario de Hacienda, Juan Mauricio Ramírez, para quien Bogotá será una de las ciudades más afectadas en sus finanzas, dado que su PIB depende de actividades que se tardarán más en reiniciar: hotelería, restaurantes, turismo y conciertos. La expectativa de crecimiento económico de la ciudad para este año antes de la pandemia era de 3,5%.

Este cambio de expectativas significará una caída en los ingresos tributarios de $1 billón y un aumento de los gastos de $3,5 billones, lo que significa una presión fiscal adicional. Ante esto, no solo se redujo el monto de inversiones del Plan al pasar de $112 billones en febrero a $109,2 billones hoy, sino que la ciudad tendrá que endeudarse en $3,9 billones. “Subirles los impuestos a las empresas y a los bogotanos es una idea absurda, como también lo es decirles a las secretarías que recorten el gasto. En su lugar, se acudirá a la banca multilateral y a los mercados para buscar crédito”, dice Ramírez.

Habrá una recomposición del gasto y una refocalización hacia programas y proyectos que contribuyan a atender la emergencia y reactivar la economía. Por esto, los recursos para el primer objetivo del plan aumentaron $7,1 billones y alcanzan los $52 billones. “Acá es donde están los recursos para evitar que la población vulnerable retorne a la pobreza, o para que los pobres pasen a la pobreza extrema y para reactivar la economía”, dice Adriana Córdoba, secretaria de Planeación.

Los propósitos de seguridad y de reverdecer a Bogotá tuvieron un recorte pero fueron los programas relacionados con Bogotá-Región donde se presentaron los recortes más grandes, aunque siguen siendo los que tienen las mayores tajadas del presupuesto.

La plata también saldrá de un reacomodo de las inversiones de los fondos locales de desarrollo y de una reducción en los temas de movilidad y en obras de recuperación del espacio público (disminuyen los recursos por valorización).

La priorización por la emergencia llevó a un ajuste en el presupuesto en todos los sectores –salvo salud, que se fortalece con $2,3 billones para alcanzar $16,2 billones– y a reacomodar el plan hacia la reactivación económica.

La administración le pidió al gobierno nacional $38 billones para financiar el Plan. Pero se trata de una cifra difícil de conseguir en momentos en que el gobierno nacional debe atender también otras prioridades regionales.

Acelerar la marcha

Con la emergencia cobran mayor relevancia temas de transformación digital, emprendimiento, reorientación del empleo y desarrollo de las diferentes zonas de la ciudad, dice Carolina Durán, secretaria de Desarrollo Económico, para quien la pandemia acelerará muchas cosas que se habían planeado.

El confinamiento dejó clara la necesidad de acelerar los procesos de transformación digital en la capital, la misma administración y en muchas empresas para avanzar hacia una ciudad digital e inteligente que funcione las 24 horas del día.

Con la caída del empleo será necesario fortalecer la formación y capacitación para el trabajo y apuntarles a las economías del futuro en sectores como economía circular, trabajo en casa, domicilios y educación virtual. Será necesario fortalecer temas de emprendimiento e innovación, y para ello, se crearán vehículos de financiación para apoyar el emprendimiento de alto impacto en etapas tempranas

También apoyarse en plataformas digitales e inteligencia artificial para revisar qué destrezas requiere el mercado y salir a formar a las empresas en esas áreas, así como tratar de llevar el empleo a más zonas de la ciudad.

La crisis confirmó la necesidad de crear más focos de desarrollo productivo, para darle cercanía geográfica al empleo. Esto significa que no haya una concentración del tejido productivo en el centro o norte, lo cual genera largos desplazamientos, sino que se desarrolle más el sur de la ciudad.

En el largo plazo debería pensarse en economías de barrio, para que cada uno sea autosuficiente hasta donde se pueda. Así, el lugar de vivienda, trabajo, educación y entretenimiento estará más cerca. Por ejemplo, hay que descentralizar Corabastos para mejorar el acopio de alimentos y disminuir la cadena entre el campo y la mesa. La pandemia mostró además la importancia de la región para el abastecimiento. El plan de desarrollo de Bogotá será clave para la reactivación económica del país. Bogotá y la región representan alrededor del 42% del PIB de Colombia.

Varios mandatarios del país le han pedido a Planeación Nacional más tiempo para finalizar sus planes de Gobierno porque el confinamiento afectó la participación ciudadana. La administración distrital no está de acuerdo y dice que en marzo hubo oportunidad de socializarlo. Y si se trata de eventos masivos, estos no se podrán hacer en mucho tiempo.

Por eso, el Distrito quiere su rápida aprobación para no seguir trabajando con el presupuesto anterior y echar a andar el cambio de planes.