OPINIÓN
Un presidente sin telescopio
Pese a la falta de ejecutorias, pese a que hemos retrocedido en salud, en seguridad, en la gestión de Ecopetrol y en muchos otros campos, el país no está en liquidación.
Para un jefe de ventas, es un sueño hecho realidad. Los clientes quieren comprar todos los productos de la fábrica, salvo uno. Es lo que va a pasar en la campaña presidencial. Los ciudadanos van a votar por cualquier candidato que no sea el de Petro. En la campaña la gente quiere descansar de Petro. No quiere que se lo mienten. Muchos colombianos sienten fastidio por el presidente. La campaña debe hablar del futuro. Petro ya está suficientemente desacreditado con el caso del hijo que no crio, con Benedetti, con los carrotanques de La Guajira. La gente quiere una campaña amable. Quiere que le ofrezcan un Gobierno tranquilo, que no vaya a estar opinando de todo lo humano y lo divino (Ucrania, Gaza, Siria). La gente quiere un presidente que no tenga telescopio y que, por lo tanto, no esté interesado en expandir el virus de la vida por las estrellas del universo. La gente quiere un próximo presidente que no sea pugnaz, sino sobrio y discreto. La gente quiere un presidente en tono menor. No más pelotera. La gente quiere un gabinete estable y un presidente que no esté pegado a X.
La gente quiere un Gobierno que deje trabajar a la gente. Que deje trabajar a los médicos. Hoy no les pagan porque dizque la salud no puede ser un negocio. Las EPS no eran perfectas, pero funcionaban. La gente quiere que dejen trabajar a los constructores, que crean mucho empleo. La gente en Colombia sabe que todos los Gobiernos son malos o regulares. No aspiran a Gobiernos como los de Suecia o Suiza. Ninguno de los presidentes de los últimos 40 años despierta nostalgia unánime entre los colombianos: Belisario, Barco, Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe, Santos, Duque. La gente quiere que el próximo presidente no se haga sentir todo el tiempo.
La gente quiere unas largas y definitivas vacaciones de Petro, pero no quiere otra figura terca y adusta, aunque sea de diferente tendencia política. La gente no quiere más Petro, pero tampoco quiere un Bukele, un Milei, un Lula da Silva. La gente quiere un presidente de pocas palabras. La gente se cansó de confrontación. Aun la gente que apoyó a Uribe como presidente ya no quiere una nueva versión de Uribe. La gente se cansó de izquierda/derecha, derecha/izquierda.
Estamos en el mes 29 de un Gobierno que dura 48 meses. Pese a la falta de ejecutorias, pese a que hemos retrocedido en salud, en seguridad, en la gestión de Ecopetrol y en muchos otros campos, el país no está en liquidación. Ya hemos padecido otros Gobiernos malos e ineptos. Ahora simplemente estamos descubriendo que un Gobierno de izquierda también puede ser malo e inepto. Pero el país sigue funcionando. Sobrevivimos al covid, a los paramilitares, a las guerrillas, a los carteles de la droga, a la privatización del poder público por parte de mafias políticas, al saqueo del presupuesto por parte de alcaldes y gobernadores cleptócratas. Sobreviviremos también al soliloquio del actual presidente.
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La aspiración general es una campaña que ofrezca recuperar el terreno perdido y avanzar, pero sin promesas ambiciosas y mentirosas. Petro prometió el tren elevado Buenaventura-Barranquilla, una quimera como el canal Atrato-Truandó que ofreció Ernesto Samper. Ni siquiera es necesario que los candidatos prometan acabar con la corrupción. Ya vimos cómo un político de oposición como Petro, que en buena parte construyó su prestigio denunciando la corrupción en todas sus formas, desde la compra de votos hasta la compra de congresistas, terminó su Gobierno acusado de los mismos vicios que se pasó años combatiendo en el Congreso y llevó a su Gobierno a personajes de dudosa conducta. Que ningún candidato prometa bajar los sueldos de los parlamentarios. Ya se ha visto que ningún Gobierno cumple con ese objetivo. La gente acepta que el Congreso y los partidos ocupan una zona de tolerancia y sabe que en los quilombos las transacciones son más transparentes y menos onerosas que aquellas que involucran a los presidentes de las cámaras legislativas, donde se necesitan maletas con capacidad para 1.500 millones de pesos en efectivo.
Colombia sale adelante siempre gracias al esfuerzo de la gente, gracias al trabajo de todos. Pedimos solamente que el Gobierno no estorbe. Ojalá pueda ayudar, pero si no va a ayudar, que se margine y no estorbe.