Luis Carlos Vélez Columna Semana

OPINIÓN

Trump y Petro

La historia nos ha mostrado que Estados Unidos y Colombia han sido amigos inquebrantables, pero esa lealtad y amistad corren el riesgo de cambiar.

Luis Carlos Vélez
18 de enero de 2025

El regreso de Donald Trump al escenario político de Estados Unidos marca un punto de inflexión en la relación bilateral con Colombia. Este nuevo capítulo será definido por tres temas cruciales: narcotráfico, migración y la situación en Venezuela; elementos que no solo afectan a ambos países, sino que también revelan las profundas diferencias ideológicas entre Trump y el presidente Gustavo Petro. La cosa no pinta bien.

Trump, con su marcada visión neolibertaria, se enfoca en políticas que priorizan el desarrollo económico y la seguridad. Su enfoque directo y su tendencia a tomar decisiones audaces podrían llevar a un endurecimiento en la lucha contra el narcotráfico, un fenómeno que ha afectado gravemente la estabilidad de Colombia y que sigue siendo una preocupación central para la administración estadounidense. Es probable que el Gobierno de Trump busque mayores responsabilidades por parte de Colombia en la erradicación de cultivos ilícitos y en la reducción de la violencia relacionada con los carteles, dejando claro que el éxito en esta área será crucial para el futuro de la cooperación entre ambas naciones. De hecho, en una entrevista reciente con el exembajador Kevin Whitaker para #VelezPorLaMañana en YouTube, el diplomático no descarta que durante la administración Trump se produzca la temida desertificación. Grave.

El tema de la migración también será fundamental en esta nueva dinámica. Mientras Trump ha adoptado una postura más restrictiva y punitiva, el Gobierno de Petro enfrenta un desafío significativo en la gestión de flujos migratorios, no solo con la crisis venezolana, sino también al convertirse en el puerto de entrada en Necoclí para migrantes provenientes de Asia y África. Si el Gobierno de Petro no se toma en serio la pérdida de control territorial en el Darién a manos del Clan del Golfo, que maneja el tráfico de personas hacia Estados Unidos, verá cómo la administración Trump endurecerá sus posturas frente al Gobierno Petro. Peligroso.

Por otro lado, la administración de Petro marca un giro importante al alinearse más con ideologías rivales de las norteamericanas. Su acercamiento a naciones y propósitos que suelen ser vistos como adversos por Washington, como Rusia, China y la causa palestina, aumenta las tensiones en un momento en que la política exterior estadounidense tiende a ser más intransigente. Y es aquí donde Venezuela se presenta como un tema candente. Si Petro sigue alineándose con Maduro, la nueva administración podría poner a Colombia en la misma bolsa de apoyo al terrorismo y al narcotráfico que a Cuba, Venezuela, Irán, Hezbolá y Hamás. Colombia no puede darse el lujo de pasar de ser el mejor amigo de Washington en la región a cómplice de un eje del mal en la zona.

En conclusión, la relación entre Colombia y Estados Unidos enfrenta un futuro incierto. La divergencia ideológica entre Trump y Petro sugiere que las próximas interacciones estarán llenas de tensiones y retos significativos. La forma en que ambos líderes manejen el narcotráfico, la migración y la crisis en Venezuela definirá no solo el rumbo de la política exterior, sino también el bienestar de millones de colombianos que dependen de esta relación bilateral. La historia nos ha mostrado que Estados Unidos y Colombia han sido amigos inquebrantables, pero esa lealtad y amistad corren el riesgo de cambiar. Cuidado.

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