Opinión
House of Cristo
El efecto final de esta película es que la izquierda radical y el movimiento feminista quedan muy golpeados y con una mira en la espalda en Palacio.
El espectáculo deplorable que vimos durante el inédito consejo de ministros televisado es un calculado sainete tan malo que terminará siendo bueno. Me explico.
¿Qué fue lo que pasó? Tras lo ocurrido, varias fuentes me contaron que desde Palacio convocaron a un grupo de periodistas para presentarles una versión off the record, es decir, aclaratoria y de contexto, que no puede ser citada directamente. Yo no fui invitado, pero pude referenciar cruzadamente con algunos de los asistentes lo que se dijo en la conversación. Procedo.
La versión oficial entregada en ese encuentro sostiene que el presidente decidió transmitir por televisión el consejo de ministros para evitar un movimiento insurgente dentro de su gabinete. El jefe de Estado habría tenido información de que varios ministros se habían reunido con Francia Márquez horas antes para solicitarle conjuntamente que retirara del gabinete a Armando Benedetti. Los altos funcionarios habían sido alertados por Jorge Rojas, exdirector del Dapre e histórico lugarteniente de Petro, de que el controvertido exembajador de Colombia en la FAO sería presentado en la reunión como su nuevo jefe y máximo interlocutor con el jefe de Estado. Allí ardió Troya.
Con los ministros cargados de indignación, muchos de ellos con una larga rencilla con los santistas advenedizos que se sumaron a la campaña de Petro y que sirvieron como eficientes operadores políticos, y un presidente advertido de la reyerta, quién sabe aconsejado por quién o qué, el jefe de Estado tomó la determinación de retarlos en vivo y en directo frente a las cámaras de televisión nacional. Gustavo Petro pensaba que los jefes de cartera no iban a ser capaces de arrinconarlo públicamente y, por lo tanto, habría desactivado la granada a punto de reventar. Se equivocó.
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Como se pudo ver en la presentación, Petro arrancó con todo, tratando de debilitarlos y armado con un documento que desde su entorno le habían preparado –algunos dicen que el propio Benedetti fue su autor– les reclamó por tener una tasa de incumplimiento del 75 por ciento en sus promesas de campaña y, como si fuera poco, los trató de sectarios y de manejar agendas ocultas. Los ministros no aguantaron tamaño señalamiento y Francia Marquez fue la primera en dar un paso adelante. Petro fue por lana y salió trasquilado.
¿Quién gana? Para conocer quién es el autor intelectual en las investigaciones criminales, los americanos dicen: follow the money o, mejor dicho, para saber quién provocó la crisis, hay que analizar quién gana. Y aquí los ganadores rotundos son Juan Fernando Cristo y Armando Benedetti. Los líderes del petrosantismo quedan como reyes, porque la implosión del Gobierno les permite ingresar a las poderosas filas del Ejecutivo a sus alfiles políticos, que harán todo lo posible para mantenerse en el poder.
Como dato curioso, no deja de ser altamente sospechoso el hecho de que el ministro del Interior, encargado del manejo político del Gobierno, curtido en esos menesteres, hubiera estado en el sainete brevemente y luego se hubiera retirado por la puerta de atrás debido a una conveniente gripa. El mismo Cristo hizo referencia a su resfriado en un trino en el que aprovechó para pedir la renuncia de sus compañeros. Frank Underwood más Harry Houdini. Definitivamente, hay gente que fuma debajo del agua.
¿Cómo queda todo? El efecto final de esta película es que la izquierda radical y el movimiento feminista quedan muy golpeados y con una mira en la espalda en Palacio por ser, a ojos del presidente, traidores; Gustavo Bolívar queda fuera del llavero, a pesar de ser, otrora, muy cercano al mandatario, y Benedetti y Cristo resultan como indispensables para el presidente Petro y sus aspiraciones de prolongarse en el poder.
Si esto fuera una película, sería llamada House of Cristo, quien seguramente dirá que no tuvo nada que ver. Intentaremos creerle, pero la realidad es que estas jugadas a tres bandas solo pueden ser resultado de alguien que juega muy bien a la política y que, además, lleva años haciéndolo. Él gana y el país pierde, así como en la serie de televisión.
A estas alturas, usted se preguntará: ¿qué es lo bueno? Que ya sabemos cómo es el juego.