Opinión
El regreso de la derecha
Durante la última década, los líderes con tendencias progresistas elaboraron una política de inmigración mal ejecutada y nociva, la cual ocasionó en el año 2015 la famosa crisis migratoria que llevó a alrededor de un millón de migrantes de África y Medio Oriente a cruzar las costas europeas, trayéndole caos al Viejo Mundo.
Alguna vez, un gran estadista me comentó que la política es dinámica, en que predominan los cambios repentinos en la balanza del poder que pueden crear o destruir hegemonías; no obstante, este fenómeno sólo se presenta cuando se es ignorante de los antecedentes, por lo que, al conocerlos, se pueden predecir sus resultados.
Dicha teoría se vio en su máxima expresión el pasado 9 de junio, cuando los grandes grupos de la llamada ‘nueva derecha’ incrementaron sus escaños en el Parlamento Europeo, cambiando la balanza del poder en el Viejo Continente. Sin embargo, este hecho nos lleva a preguntarnos, ¿acaso este cambio se veía venir?, y ¿cuáles fueron los factores que influyeron en la aparición de este fenómeno en la balanza del poder?
En primer lugar, es importante definir las características de los nuevos grupos que integran la ‘nueva derecha’ y determinar su lugar en el espectro ideológico. El partido ERC, que posee 78 curules, ideológicamente se ubica en la centroderecha y su miembro más visible es Giorgia Meloni; por otra parte, el grupo Patriotas por Europa, que ostenta 84 curules, es una fuerza política nueva cuya ideología podrá catalogarse de nacionalista y tradicional, siguiendo las pautas de sus líderes Víctor Orbán y Marie Le Pen; por último, la ESN, una coalición creada hace no más de un mes que actualmente posee 25 curules y su ideología se ubica en el ultranacionalismo. Ahora bien, también es importante reconocer que estos tres grupos se encuentran fragmentados, por lo cual, en caso de realizar una alianza entre ellos y los tradicionales conservadores, que ostentan 188 curules, tienen el potencial para reformar la política pública europea con mayorías.
Teniendo en cuenta dicho panorama, el cambio ideológico hacia la derecha, y en algunos casos al nacionalismo, realmente se ha dado de manera lenta en el Viejo Mundo, teniendo en cuenta que la génesis de este cambio se dio en países de Europa Oriental como Republica Checa o Hungría. No obstante, con la llegada al poder de personajes como Meloni en Italia, Orbán en Hungría y Alexander Stubb en Finlandia, se obtuvo un efecto bola de nieve y otros países siguieron su ejemplo, fortaleciendo a sus partidos de derecha, como lo son el vehículo electoral de Geert Wilders en Países Bajos, el controversial partido Alternativa por Alemania, el popular partido Vox en España y, por supuesto, el incremento gradual que han tenido los adeptos de Marie Le Pen en Francia.
Ahora bien, para muchos analistas, el cambio ideológico que se ha dado en el Viejo Mundo se debe principalmente a la crisis migratoria creada por sus antecesores de izquierda. Durante la última década, los líderes con tendencias progresistas elaboraron una política de inmigración mal ejecutada y nociva, la cual ocasionó en el año 2015 la famosa crisis migratoria que llevó a alrededor de un millón de migrantes de África y Medio Oriente a cruzar las costas europeas, trayéndole caos al Viejo Continente. Dicho cataclismo generó efectos económicos y sociales sin precedentes que empeoraron con el tiempo, llevando a un aumento de la inmigración cada año. Esta crisis migratoria generó el incremento exponencial de los niveles de inseguridad, convirtiendo a las principales capitales en focos de estafas, robos y enfrentamientos con las autoridades.
Justamente en 2023, año en el que ingresaron al continente alrededor de 281.000 inmigrantes, Francia ardió en llamas por los diversos ataques violentos de migrantes inconformes con las autoridades. De esta forma, tal concentración de personas y el mal manejo que le dieron los gobiernos progresistas, ocasionaron un malestar en la población local, argumentando que se encontraban abandonados por el Estado. Una vez más, tomando a Francia como ejemplo, se estima que el 41 % de los robos y el 77 % del delito de acceso carnal forzoso son cometidos por extranjeros, los cuales son sorpresivamente el 7 % de la población total. De esta manera, tal sentimiento de inseguridad y decadencia va a desencadenar un cese total de la migración indocumentada en Europa y un posible aumento de la discriminación a los extranjeros.
Por ese motivo, la ‘nueva derecha’ en Europa tiene la obligación de seguir las máximas de proteger los derechos e intereses de la población nativa, regresándole la seguridad y la tranquilidad al Viejo Mundo sin caer en las fauces del extremismo ideológico, el cual –al final del día– puede resultar siendo igual de nocivo al progresismo, y así volver a perjudicar al continente europeo con ideologías tóxicas y discriminatorias.