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Los nuevos buses de TransMilenio, ¿el inicio del fin del diésel?

Este viernes se conocerán a los ganadores de la licitación por 7,1 billones de pesos. Algunos piensan que ganará la mejor propuesta ambiental, pero el factor económico sigue siendo determinante.

1 de noviembre de 2018
La empresa espera para finales de 2019 poner en circulación 1.383 buses nuevos en los que se invertirán 7,1 billones de pesos (1,6 para la provisión de flota y 5,5 para la operación y mantenimiento por los próximos 12 años). | Foto: Cortesía Gobernación de Cundinamarca

Este viernes es un día definitivo para TransMilenio. Después de que los buses de las fases I y II recorrieron las calles de Bogotá por más 10 años y alcanzaron el millón de kilómetros, finalmente se adjudicará el contrato para renovar la flota de este sistema de transporte. La empresa espera para finales de 2019 poner en circulación 1.383 buses nuevos en los que se invertirán 7,1 billones de pesos (1,6 para la provisión de flota y 5,5 para la operación y mantenimiento por los próximos 12 años). El Distrito ha prometido que con la licitación la tarifa no subiría, se mejoraría la seguridad a través de cámaras de video en los vagones y como el 67 por ciento de la flota serían biarticulados, se ganarían 50.000 puestos más.

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Aunque de entrada es una buena noticia para la capital, este proceso no ha estado exento de críticas. La mayor es que el contrato privilegia con 1400 puntos (de 2000) a la mejor oferta económica y otorga 400 a la mejor propuesta ambiental. Tras conocerse esta información, no han sido pocos los que han hecho un llamado al Distrito para que se incline por las ofertas que permitan que la ciudad dé un salto definitivo para abandonar el diésel, cuyas emisiones han sido catalogadas como cancerígenas por la Organización Mundial de la Salud, pero que además tienen una alta incidencia en enfermedades respiratorias.

Como la infraestructura que hay en la ciudad es de diésel, quienes quisieran hacer una propuesta con buses eléctricos o a gas tendrían que incluir en su presupuesto las adecuaciones necesarias para hacer estaciones de gas o de luz, lo cual ellos vieron como una desventaja. Sin embargo, y para sorpresa de muchos, de las 23 ofertas habilitadas, 11 son de gas, 11 de diésel Euro V y 1 de tecnología eléctrica. Por eso las expectativas con lo que pueda suceder son grandes. La tendencia a las propuestas con gas seguramente tiene que ver con el compromiso de Gas Natural para proveer las estaciones de suministros en los patios respectivos.

Para varios expertos y para varios concejales de Bogotá, esta es una oportunidad para la ciudad para progresar en el fin del diésel. Así lo han manifestado en varias oportunidades los cabildantes María Fernanda Rojas y Juan Carlos Florez. "No pedimos que toda la flota sea eléctrica o a gas, pero que al menos una gran porcentaje lo sea, ya que estos vehículos van a circular por la ciudad por los próximos 12 años y para ese entonces, varias ciudades del mundo ya tendrán flotas completamente eléctricas", dijo Rojas. La gerente de TransMilenio, Maria Consuelo Araujo, por su parte ha respondido que desde el Distrito tienen toda la disposición para elegir la mejor opción para la ciudad, pero tenían que mirar también por las mejores propuestas económicas para no verse obligados a subir las tarifas.  

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La licitación, por motivos de transparencia y para motivar la participación de varios consorcios, dividió la concesión en seis contratos. Se presentaron siete proponentes, de los cuales tres le apostaron a buses a gas (Masivo Bogotá, Express del Futuro y SI2018). Green Bogotá propuso buses eléctricos para tres contratos y Fca-Sga Alternativo, que va por cuatro contratos, presentó dos ofertas de diésel y dos a gas. El secretario de Movilidad de Bogotá, Juan Pablo Bocarejo, ha asegurado que la licitación está estructurada de tal manera que fue posible que se presentaran varios proponentes y que la motivación de los 400 puntos para la propuesta ambiental es un incentivo y un reto para los oferentes. 

Los dos gigantes que pueden proveer la flota son Volvo (diésel) y Scania (a gas). Estas empresas no participan directamente como parte de los oferentes, sino que serán los proveedores de los consorcios. Después de que se conocieron las propuestas, Volvo, que tiene a clientes de los consorcios de buses de diésel sugirió que Masivo Bogotá, Express del Futuro y SI2018, que se presentaron al proceso como clientes de Scania, no cumplían con los requisitos financieros necesarios para responder por el contrato. Entre los miembros de esos consorcios hay empresas propietarias de operadores del SITP que están al borde de la quiebra.

Agregaron que Scania respaldó de manera directa o indirecta las cartas de crédito stand-by (documento con el cual un banco garantiza a Transmilenio los recursos para no interrumpir la compra de buses, en caso de que el contratista incumpla), lo cual estaría prohibido.

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Ante las acusaciones, Scania aseguró que “no concurrió al proceso en calidad de oferente, sino como fabricante, lo que le permitió acompañar a cuatro diferentes propuestas que decidieron ofertar buses con tecnología a gas Euro VI”. Agregaron que revisaron todos los requisitos y que entienden los señalamientos de Volvo como una “opinión”.

Así mismo, ratificaron que aún cuando Scania “dispone de un amplio portafolio de productos y tecnologías - entre las que se encuentra el Diesel con nivel de emisiones Euro V y Euro VI - decidimos apostarle a Bogotá ofreciendo nuestros buses articulados y biarticulados que utilizan tecnologías limpias de última generación y que cumplen con los mayores estándares ambientales de seguridad y economía operacional”.

Juan Ocampo, el gerente de Scania, le dijo a SEMANA que tienen confianza de que las propuestas de sus clientes tendrían éxito y que aspiran a quedarse con varios patios. “Sabíamos que no tendríamos oportunidad de competir con el diésel si la oferta no era económicamente atractiva y eso se logró a través de los buses a gas”.

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Será TransMilenio quién juzgue si Volvo tiene o no la razón. De cualquier manera, los buses nuevos ya representan una mejora para la ciudad donde circulan buses con diésel Euro II Y euro III, pero teniendo en cuenta que estos vehículos se moverán por Bogotá por los próximos 12 años y que la mayoría de ciudades están apostanto al uso de tecnologías limpias, a través de políticas públicas, se espera que se elija a la mejor propuesta ambiental.