OBITUARIO
Fallece Álvaro Escallón Villa, un homenaje a su memoria
El exconstituyente Jesús Pérez habla de su partida: “Álvaro Escallón Villa era un hombre de una sola pieza. Amigo de sus amigos. Generoso como nadie. Preocupado hasta último momento por la suerte del país”. Reflexión.
Álvaro Escallón murió antes de tiempo. Absolutamente lúcido porque era un joven de 96 años. A sus amigos nos duele su partida porque fuimos testigos de sus ganas de vivir. No estaba, propiamente, esperando la muerte. Vienen a mi memoria los versos del poeta peruano César Vallejo:
“Hay golpes en la vida, tan fuertes. ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma. ¡Yo no sé!”
……….
Y el hombre. Pobre. ¡Pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos dan una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada”.
Álvaro Escallón Villa era un hombre de una sola pieza. Amigo de sus amigos. Generoso como nadie. Preocupado hasta último momento por la suerte del país. El sábado, antes de su infarto, hablamos de qué hacer con la Policía. Me contó que en los Estados Unidos ciudades como New York o Albany, la capital del Estado, tenían su propio cuerpo de agentes. Y agregó que una opción era pasarla al Ministerio del Interior, aunque recordó la desafortunada experiencia colombiana en la época de “Los Chulavitas”.
Amigo íntimo de Alfonso López Michelsen estuvo desde el primer momento en la primera línea de combate en el MRL al lado del “compañero jefe”. Con él llegó a la Cámara de Representantes, al Senado de la República y a la Gobernación del departamento de Bolívar. Amaba y disfrutaba a Cartagena, la ciudad de sus querencias. Viene a este propósito como anillo al dedo los versos de Daniel Lemaitre que retratan bien su espíritu liberal y su amor por el terruño:
“No me depare el destino
la quietud de la montaña
ni ninguna tierra extraña
que tenga un solo camino.
Quiero mi ambiente marino
que a toda evasión convida,
y amo su canción sentida,
porque en horas de pesar
sólo la canción del mar
me pone en paz con la vida.”
Siendo gobernador, fue designado por el presidente López, junto con Jaime Castro, para encontrar una salida de paz con el ELN, que como siempre sucede con esta guerrilla, ese proceso también fracasó desgraciadamente.
Representó a Colombia con lujo de competencia en la vida diplomática como embajador en Polonia y posteriormente ante el país con la población más numerosa y la segunda economía del mundo: La China. Quedó admirado por la velocidad de su progreso y por la capacidad de su economía para sacar de la pobreza a millones y millones de habitantes.
Conocí a Álvaro Escallón Villa la misma tarde-noche en que conocí a Alfonso López Michelsen. Era estudiante de segundo año de Derecho y había tenido la audacia de llamar al jefe del MRL para que viniera a Cartagena a dictar una conferencia en El Paraninfo de la Universidad. Sin sorpresa de mi parte, ¡las cosas que hace la juventud! aceptó y habló sobre “Las dos Colombias: la rural y la urbana”. Siempre tuvo la idea de cerrar esa brecha que, sin embargo, persiste con terquedad que habla muy mal de la clase dirigente colombiana.
Álvaro Escallón Villa : “Al levantar anclas para jamás volver”, en tus amigos has “dejado un vacío que no hay cómo llenarlo”.
Quiero expresarles mis sentimientos de condolencia a su señora Amparo Echeverri, y a sus hijos.