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Trump quiere entrar a la historia y al canal de Panamá. Excanciller Julio Londoño explica qué puede pasar
Según el decano de la Universidad del Rosario, si el nuevo presidente de los Estados Unidos cumple su deseo de tomar el canal, “generaría la animadversión de muchos países del continente y le estaría dando argumentos al señor Maduro y su camarilla, que está aceitando los fusiles.”
Con ocasión del anuncio del acuerdo entre Hamás e Israel, Trump ha afirmado que él fue quien lo hizo posible, al expresar que si cuando se posesionara aún no se hubiera concertado una tregua, caerían rayos y centellas sobre el grupo terrorista.
Agregó que si con sus declaraciones, sin ser aún presidente, había logrado la tregua, los norteamericanos debían esperar que cuando se posesione, van a estar colmados de riquezas, poderío, orden y felicidad.
También ha anunciado, que podría reincorporar a los Estados Unidos el canal de Panamá. Como al canal no lo podría dejar solo, para asegurarlo y evitar que esté controlado por China, como afirma, seguramente tendría que volver a ubicar las bases militares en la llamada Zona del Canal, como estaban antes de la firma de los tratados Torrijos-Carter. Es decir, volvería a la época del “Gran Garrote” de Theodore Roosevelt, de principios del siglo 20.
Si finalmente lo decidiera, se apoyaría jurídicamente en cualquiera de la infinidad de cláusulas, entendidos, reservas y condiciones que finalmente fueron incluidas en los citados tratados. Entre otras, en la “condición” del senador demócrata DeConcini, que tuvo que ser aceptada por Panamá, según la cual los Estados Unidos podrían intervenir militarmente en Panamá, si el Canal fuere cerrado o se interfiriera su funcionamiento. A esa condición se opusieron la mitad de los panameños en el referendo que se hizo para la aprobación de los tratados.
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Sin embargo, Trump debe revisar cuidadosamente las cosas, antes de adoptar una decisión en ese sentido. No debe olvidar que los primeros pasos para exigir la devolución del canal se dieron cuando sorpresivamente el 9 de enero de 1964 grupos de estudiantes panameños, se dirigieron a la Zona del Canal, que era un enclave norteamericano, y trataron de izar la bandera panameña en el famoso Puente de las Américas que atraviesa el canal. Veinte estudiantes cayeron víctimas de las balas de los marines norteamericanos y hubo centenares de heridos. Con ese hecho, que fue rememorado hace pocos días en Panamá, se inició una época convulsionada de constante confrontación contra los Estados Unidos que culminó en la firma de los tratados de 1977.
Si el señor Trump quiere cambiar la situación de paz y progreso en Panamá y generar en el país una convulsión generalizada y antinorteamericana, apoyada seguramente por muchos estados, entonces que reincorpore el canal y aliste a los marines para invadir a Panamá.
Así en lugar de cumplir sus “palabras lapidarias” pronunciadas en uno de los últimos actos de su primera administración, en una graduación en la Academia Militar de West Point, de que haría regresar a los Estados Unidos a todos los soldados norteamericanos destacados en los cuatro puntos cardinales, estaría haciendo exactamente lo contrario.
Pero, en fin, las cosas son así. Sería bueno que repasara un poco la mitología griega y leyera el episodio de Narciso que se enamoró de sí mismo contemplándose en las aguas de un estanque.