Guerra en Rusia
Rusia toma medidas agresivas y censura a un sacerdote que criticó la ofensiva contra Ucrania
El sacerdote ruso, Ioan Kurmoiarov, que criticó el ataque de su país a Ucrania, recibió duras sanciones por parte del tribunal de San Petesburgo.
El sacerdote ruso Ioan Kurmoiarov, que criticó la ofensiva en Ucrania, fue condenado a tres años de cárcel, indicó el jueves el tribunal de San Petersburgo (noroeste de Rusia).
Fue “reconocido culpable de haber cometido una infracción” y “el tribunal impuso una pena de cárcel de tres años en una colonia penitenciaria”, precisó el tribunal en un comunicado publicado en Telegram.
Además fue “privado del derecho a expresarse por Internet durante dos años”, agregó.
Según Amnistía Internacional, Ioann Kurmoiarov, sacerdote y monje de la iglesia ortodoxa rusa que reside en San Petersburgo, denunció en YouTube lo que considera como una agresión y exhortó a los cristianos a condenarlo.
“El 1 de abril de 2022, perdió su carácter de sacerdote. El 7 de junio, Ioan Kurmoiarov fue detenido e inculpado de difusión deliberada de falsas informaciones”, señaló la ONG internacional.
Desde el inicio de la ofensiva en Ucrania el 24 de febrero de 2022, solo unos cuantos sacerdotes de la iglesia ortodoxa en Rusia, que reivindica 150 millones de fieles en el mundo, se han pronunciado abiertamente contra la campaña militar del Kremlin.
Entre tanto, el jefe de la iglesia ortodoxa rusa Kirill, fiel aliado de Vladimir Putin, pidió apoyar al gobierno.
Casi todos los opositores importantes huyeron del país o fueron detenidos, como el más conocido de ellos, Alexei Navalni, que fue condenado recientemente a 19 años de cárcel en un nuevo proceso.
La Iglesia ortodoxa rusa y las represiones a los sacerdotes por su supuesto compromiso con la política
El año pasado, cuando el presidente Vladimir Putin ordenó una movilización parcial de reservistas, el Patriarca Cirilo de Moscú exigió a sus clérigos que rezaran por la victoria. La decisión del reverendo Ioann Koval, de sustituir la palabra “victoria” por “paz”, le costó el ser expulsado del clero por la cúpula de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
“Con la palabra ‘victoria’, la oración adquirió un significado propagandístico, moldeando el pensamiento correcto entre los feligreses. Iba en contra de mi conciencia”, dijo Koval citado por Euro News.
Ahora Koval se encuentra en una antigua iglesia ortodoxa de Antalya, donde dirigió uno de sus primeros servicios en Turquía después de haber sido expulsado tras su oración por la paz en Ucrania. El reverendo apeló al Patriarca Ecuménico Bartolomé de Constantinopla, que en junio decidió restituirle su rango sagrado.
Recientemente, de pie en una antigua iglesia ortodoxa en Antalya con una Biblia en una mano y una vela en la otra, el reverendo Ioann Koval encabezó una de sus primeras ceremonias religiosas en Turquía después de que los dirigentes de la Iglesia ortodoxa rusa decidieran expulsarlo tras una oración que hizo por la paz en Ucrania.
Y es que orar públicamente o pedir la paz también presenta riesgos de enjuiciamiento por parte del Estado ruso. Poco después de que los soldados rusos invadieran Ucrania, los legisladores aprobaron una ley que permitió enjuiciar a miles de personas por “desacreditar al ejército ruso”, un cargo que en realidad se aplica a cualquier cosa que contradiga la narrativa oficial, ya sea un comentario en redes sociales o una oración en la iglesia.
La influencia del patriarca va mucho más allá de las fronteras de su país y sus órdenes se aplican incluso a los sacerdotes que prestan servicio en el extranjero. En febrero, Cirilo suspendió durante tres meses al reverendo Andrei Kordochkin, en Madrid, por su postura contra los combates.
“Creo que tengo el deber de alzar la voz cueste lo que cueste. Pero, por supuesto, no puedo llamar a mis hermanos que están en Rusia a ponerse en peligro”, declaró Kordochkin, según el medio citado.
Al igual que el régimen autoritario de Putin, Cirilo construyó una jerarquía dura en la Iglesia que exige conformidad total, dijo a The Associated Press Andrey Desnitsky, profesor de filología en la Universidad de Vilna, en Lituania.
“Si no eres leal, entonces no hay lugar para ti en la Iglesia”, agregó Desnitsky, experto en la Iglesia rusa.
Cuando la guerra comenzó, la mayoría de los sacerdotes permanecieron callados por temor a la presión de las autoridades eclesiásticas y del Estado, sólo una pequeña fracción ha manifestado su opinión. De los más de 40.000 clérigos de la Iglesia ortodoxa rusa, sólo 300 sacerdotes firmaron una carta pública que pedía la paz en Ucrania.
Sin embargo, cada una de las voces públicas contra la guerra es crucial, dijo Natallia Vasilevich, coordinadora del grupo defensor de derechos humanos Christians Against War (Cristianos Contra la Guerra).
“Rompe lo que parece ser una posición monolítica de la Iglesia ortodoxa rusa”, dijo a la AP.
Desde que empezó la guerra, el equipo de Vasilevich ha contado al menos 30 sacerdotes ortodoxos que enfrentaron presión por parte de autoridades religiosas o del Estado. Pero podría haber incluso más casos, dice, ya que algunos sacerdotes tienen miedo de hablar sobre las represiones por temor a atraer más.