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¿Luchar contra el hambre aumentaría la huella de carbono?

Investigadores de la Universidad Johns Hopkins desarrollaron un modelo que analiza cómo los cambios en los patrones dietéticos, sin carnes rojas, en 140 países, aumentarían las emisiones de gases de efecto invernadero y el consumo de agua dulce.

17 de septiembre de 2019
El estudio señala que urge iniciar la transición a dietas basadas en vegetales y frutas. Foto: archivo/Semana. | Foto: .

Lograr una dieta nutritiva con las calorías adecuadas en los países en desarrollo requerirá un aumento sustancial de las emisiones de gases de efecto invernadero y el uso del agua, informaron científicos el lunes, que pidieron a los países más ricos la adopción de dietas con preponderancia de vegetales.

Investigadores de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, desarrollaron un modelo que analiza cómo los cambios en los patrones dietéticos en 140 países aumentarían las emisiones de gases de efecto invernadero y el consumo de agua dulce a nivel individual y nacional, un trabajo publicado en la revista Global Environmental Change.

Los científicos usaron este modelo para determinar las huellas climática y de agua per cápita y en todo el país de nueve dietas semivegetarianas, vegetarianas con huevos y lácteos, veganas y otras, todas sin carnes rojas. 

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Keeve Nachman, autor principal del estudio, dijo a la AFP que gran parte de las discusiones sobre cómo mitigar los efectos del cambio climático "no reconoce que muchas partes del mundo están lidiando con la desnutrición".

"Para llevarlos a un lugar donde no estén sufriendo desnutrición crónica, necesitarán comer más y, en consecuencia, deberán aumentar su huella de carbono", dijo.

"Lo que nos dice esto es que en muchos países de altos ingresos en todo el mundo, donde consumimos muchos más productos animales que el promedio mundial, existe una mayor urgencia para comenzar la transición más temprano que tarde hacia algunos de estas dietas basadas en vegetales", apuntó.

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Alcanzar este objetivo, dijeron los científicos, no necesariamente requiere que las personas renuncien a ciertos alimentos por completo.

El modelo usado, por ejemplo, mostró que una dieta en la que la proteína animal proviene principalmente de animales de la parte baja de la cadena alimenticia, como peces pequeños y moluscos, tiene un impacto ambiental casi tan bajo como una dieta vegana.

Dos tercios veganos 

Los investigadores descubrieron también que reducir dos terceras partes el consumo de alimentos animales, denominada "dos tercios veganos", generalmente tenía una menor huella climática y de agua que una dieta vegetariana tradicional que incluye el consumo de lácteos y huevos.

"Dos tercios veganos" supone hacer una dieta vegana en dos de cada tres comidas del día, en la que cada comida proporciona las mismas calorías.

"Algunas de las barreras más grandes, hablando más como persona que como científico, creo que puede ser difícil lidiar con la idea de que tendré que renunciar a un alimento para siempre", dijo Nachman.

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"Así que creo que lo que es emocionante de algunas de las dietas que hemos modelado es que las hay que no requieren que elimines completamente ningún producto animal en particular, se trata de un enfoque más equilibrado y matizado".

El estudio también encontró que el país de origen de un alimento también determina su impacto climático.

Por ejemplo, producir 1 kg de carne en Paraguay contribuye casi 17 veces más gases de efecto invernadero que hacerlo en Dinamarca, debido a la deforestación para conseguir campos de pastoreo.