EMPRENDIMIENTO

¿Cómo las plataformas han ayudado a emprendimientos a crecer?

Los emprendimientos han echado mano de los canales digitales para mantenerse en pie durante la pandemia. Algunos casos de éxito.

3 de septiembre de 2020
Historias de emprendedores que crecieron en plataformas como Rappi | Foto: fotografía_istock

Los marketplaces, los deliverys y las plataformas de logística y transporte han tenido un papel protagónico durante la pandemia. Han tenido crecimientos exponenciales y han facilitado las compras en línea de los colombianos. Y también han ayudado a los pequeños negocios a mantenerse en pie.

Plataformas como Rappi, Domicilios.com, Uber y marketplaces como Mercado Libre, entre otros, se han convertido en una alternativa para que este aparato productivo, aún en medio de la cuarentena, siga llevando sus productos y servicios a los colombianos. También se han transformado en un trampolín para los negocios que han surgido en la crisis.

Para lograrlo, muchas de ellas han lanzado iniciativas propias como espacios exclusivos para pequeños negocios en sus aplicaciones, beneficios en términos de comisiones y promoción de sus productos, charlas sobre cómo transformar su negocio y un acompañamiento que les permita detectar sus potenciales clientes y cómo llegar adecuadamente a ellos.

De igual manera, se han aliado con las autoridades locales para desarrollar programas que fomenten la compra de productos y servicios 100% nacionales.

Desde mediados de marzo, cientos de emprendedores y propietarios de empresas se han unido a estos canales. Además de sobrevivir, han impulsado su negocio, han visto crecimientos inesperados y han encontrado oportunidades que antes no tenían en el radar.

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De la mesa a la casa

BÜN se estaba posicionando como uno de los lugares favoritos de los bogotanos para degustar una buena hamburguesa artesanal. Nació en 2018 de la mano de Mateo Abreu, quien en ese entonces estaba terminando administración de empresas en el CESA.

Comenzó como un carrito de perros en la universidad y conquistó a los estudiantes que a diario hacían filas incalculables para comprar uno de sus productos. Luego se convirtió en un proyecto grande con la propuesta de valor de llevar los productos del campo directamente a la mesa. Antes de la pandemia tenían tres locales en Bogotá y mensualmente atendían unos 700 pedidos por punto. Y, como muchos otros restaurantes, BÜN tuvo que tomar decisiones para sobrevivir.

Redujeron su planta de personal en un 50%, entregaron dos de sus locales y trasladaron su operación netamente a los domicilios y a las cocinas ocultas. Al principio no fue fácil, adaptaron los canales necesarios para ello y varios de sus trabajadores, entre ellos Abreu, hicieron domicilios. Y en ese proceso se dieron cuenta de la necesidad de contar con un aliado que les permitiera mejorar estos procesos. En ello recurrieron a la plataforma de delivery Domicilios.com, con la cual han experimentado un crecimiento que, en situaciones como la actual, no se habrían esperado. “En números de pedidos nos hemos duplicado. Pasamos a unos 2.000 mensuales, de los cuales en Domicilios.com realizamos 1.000”, dijo Abreu.

Mateo Abreu  Propietario de BÜN - Una vez superada la pandemia, BÜN espera poner en marcha una serie de pilotos de cocinas ocultas en Barranquilla y Cali.

Mateo Abreu  Propietario de BÜN - Una vez superada la pandemia, BÜN espera poner en marcha una serie de pilotos de cocinas ocultas en Barranquilla y Cali.

Para lograr esto, el propietario señala que han tenido que comprender las nuevas realidades y lo que el consumidor quiere. Así, han lanzado ofertas atractivas para los usuarios como combos familiares y han ampliado su portafolio con productos como las malteadas y postres, los más pedidos en los últimos meses.

“Entendimos que el futuro es muy incierto, que es clave aceptar los cambios y adaptarse rápidamente a ellos. Nosotros no lo habríamos logrado sin tener claro esto y sin aliarnos con la tecnología y entender cómo funciona este ecosistema que llegó para quedarse”, dijo Abreu.

BÜN tiene sus apuestas en la reapertura, aunque con expectativas muy conservadoras. Esperan llevar el sistema de cocinas ocultas a ciudades como Barranquilla y Cali, y volver a consolidar su operación en la capital.

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Un supermercado creciente

Hace seis años en Bogotá nació Gastronomy Market, un proyecto enfocado en dar a los ciudadanos una opción para comprar alimentos saludables. Según cuenta su gerente general y fundador, Oscar Raudales, en los últimos tres años se estaba consolidando como un importante punto de venta en la ciudad.

Su fuerte es la venta de productos artesanales elaborados por pequeños productores y proveedores del país. Las tendencias de consumo saludable mostraban cifras altas, pero 2019 no fue un año fácil en términos de ventas para la empresa. A ello contribuyeron el nerviosismo que creció con las protestas de finales de año.

Esto, cuenta Raudales, los llevó a innovar. Lanzaron un portafolio de marcas propias, de productos frescos y listos para preparar en casa y empezaron a digitalizar su operación con ventas por redes sociales como WhatsApp y de marketplaces como Rappi.

El plan estaba dando resultados antes de la crisis y 2020 pintaba como un año muy bueno para la empresa. Pero de no haber dado estos primeros pasos de transformación digital, la historia de Gastronomy sería otra.

Se mueven en una industria que no se ha visto tan afectada por el coronavirus. Pero su fundador señala que las restricciones afectaron sus ventas en las tiendas físicas.

Óscar Raudales Fundador de Gastronomy Market - Gastronomy también ha ayudado a pequeños productores a mantenerse en pie durante la pandemia.

Óscar Raudales Fundador de Gastronomy Market - Gastronomy también ha ayudado a pequeños productores a mantenerse en pie durante la pandemia.

Sin embargo, lograron compensarlas con las inversiones en su e-commerce y la relación mejorada con Rappi –donde ya tenían presencia–, creciendo en cifras que no esperaban.

Raudales afirma que hoy estos canales corresponden a 20% de su operación, cifra que esperaban registrar hasta dentro de 5 años. “Pasamos de vender un 4% por estos medios alternos a 34%. En Rappi pasamos de 5% a 15% y en WhatsApp de 1% al 11% durante la pandemia”, afirmó Raudales.

El punto máximo en ventas a través de estos canales llegó entre marzo y abril, pues a medida que se ha dado la reapertura los patrones de consumo han cambiado. Sin embargo, su fundador señala que las plataformas digitales les permitieron estar más cerca de los clientes y, aún en la reapertura, este canal tendrá un papel protagónico en su operación.

“Si antes tener habilidades digitales era relevante, hoy por hoy es esencial para cualquier sector que busque sobrevivir”, afirmó Raudales.

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La cervecería reinventada

Sebastián Viteri es diseñador de la Universidad de los Andes. Su vida no giraba en torno al emprendimiento. Pero a raíz de un trabajo en la institución nació una empresa que después fundó en compañía de sus hermanos, Daniel y Felipe.

“Tenía que hacer un proyecto de branding con un kit de cerveza para hacer en casa. Luego de realizarlo me quedé con el kit, lo preparé, pero no me quedó muy bien. Sin embargo, el tema me quedó gustando y empecé a formarme al respecto”, dijo.

Este podría considerarse el inicio de la la cervecería artesanal Viteri. Funciona en Bogotá desde el 2016 y, aunque es pequeña, había cautivado al público cervecero de la ciudad.

Su modelo de negocio era B2B y distribuían sus cervezas a cerca de 10 bares y restaurantes, y cada vez se hacían más visibles en este sector. Pero llegó el coronavirus y las cosas tomaron un rumbo inesperado.

La cervecería entró en crisis, pues las ventas, solo en bares, cayeron a cero. A esto se une que nunca habían pensado en vender directamente al consumidor, no contaban con un comercio electrónico ni se habían dado a conocer en redes sociales.

Sebastián Viteri, maestro cervecero; Felipe Viteri, director comercial, y Daniel Viteri, director administrativo.

Sebastián Viteri, maestro cervecero; Felipe Viteri, director comercial, y Daniel Viteri, director administrativo.

Así, una o dos semanas después de declarada la emergencia, para mantener el negocio los tres hermanos armaron un modelo de e-commerce y una estrategia de marketing digital para acercarse al consumidor final. “Era algo nuevo para nosotros. Nos tocaba estar pendientes de los chats, tener un diálogo directo con los clientes y, claro, entregar los pedidos”, contó.

La logística de entrega fue uno de los procesos más complejos. Tenían un domiciliario que, una vez acumulaban los pedidos, los entregaba en una sola ruta. Eso les generaba inconvenientes y más cuando tenían pedidos que requerían una hora exacta.

Al ver esa necesidad, comenzaron a buscar una opción eficiente que se adaptara a sus recursos. En ello encontraron en Uber y su servicio de mensajería Uber Flash un aliado.

Cuentan que, además de entregar el producto en buen estado, el apoyar su operación en este servicio les ha permitido hacer seguimiento en tiempo real a las entregas, así como asegurarle al cliente en qué fecha y hora exacta llegará su pedido.

Esto tuvo un impacto en sus ventas. El cofundador explica que durante la pandemia los litros vendidos bajaron en 18%, pero los ingresos subieron en 30% gracias a la venta a precio directo y no de reventa.

“Las plataformas están ahí para ser un soporte. Hay que explorar y experimentar con las opciones existentes y saber cuál se adapta más al negocio. Sin duda, hacerlo en este momento de crisis nos ha ayudado a mantenernos en pie”, dijo Viteri.

Ahora, con la apertura de bares y restaurantes, estos emprendedores son optimistas y esperan que los ingresos de venta crezcan 10%, teniendo en cuenta que van a tener un límite de aforo.

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Unión familiar

La pandemia también se ha convertido en una oportunidad para el rebusque. Ese es el caso de Valentina Aya, una bogotana de 23 años, publicista y recientemente graduada en fotografía.

Cuenta que, previo a la emergencia sanitaria, no contaba con un empleo estable y ante la necesidad empezó junto con su familia a buscar una alternativa para generar ingresos y sostenerse.

“Hablé con mi tía sobre qué posibilidades teníamos. En principio pensamos en hacer tapabocas, pues era una necesidad que surgía con la pandemia, pero decidimos investigar y preguntar a nuestros allegados qué podíamos hacer y surgió una idea”, dijo.

En realidad fueron dos ideas. La primera, su tía María Angélica Aya estaba incursionando en el mundo del yoga y el mindfulness. La segunda, su abuelo Angel Antonio Aya, carpintero de profesión, estaba fabricando bloques de madera usados en la práctica de esta actividad. Y así nació YogaCoCreation.

Este pequeño emprendimiento fabrica y comercializa bancas de madera especiales para practicar yoga en casa. También pueden utilizarse para realizar ejercicios con peso muerto o para cualquier actividad relacionada con el mindfulness.

Diseñan y fabrican los productos en Ibagué, donde se encuentra su abuelo, los traen a Bogotá donde Valentina y su tía se encargan de comercializarlos. Aya cuenta que no ha sido un proceso fácil y como cualquier emprendedor en etapa temprana se ha encontrado con los altibajos de crear empresa. “Los primeros días no vendíamos nada y era muy frustrante. Pero no nos hemos dado por vencidos, hemos aprendido bastante sobre la realidad del emprendimiento y seguimos adelante”, afirmó la joven.

Valentina Aya Fundadora de YogaCoCreation - YogaCoCreation nació en abril y, aunque sus números son pequeños, sus fundadores esperan que este negocio se consolide una vez superada la pandemia.

Valentina Aya Fundadora de YogaCoCreation - YogaCoCreation nació en abril y, aunque sus números son pequeños, sus fundadores esperan que este negocio se consolide una vez superada la pandemia.

En un principio vendían por redes sociales a familiares y amigos. Pero tras una convocatoria que vieron de Mercado Libre en alianza con la Secretaría de Desarrollo de Bogotá para promover emprendedores, todo cambió.

Ingresaron al marketplace donde, según Aya, han tenido una importante acogida, pues ya no solo venden sus productos en Bogotá sino también en Cali, Barranquilla y Medellín. Además, ha sido un trampolín para darse a conocer y generar confianza en sus compradores.

Sus números aún son pequeños –no facturan más de $3 millones– pero ven que hay un mundo por conquistar y que, más allá del rebusque, su idea de negocio llegó para consolidar tres generaciones de conocimiento y pasión por su actividad. “Esperamos en algún momento tener un local, un taller más organizado donde mi abuelo pueda explorar todo su conocimiento y en los que podamos hacer despachos mucho más grandes. Es realmente nuestro sueño familiar”, dijo.