José Miguel Santamaría Uribe

Opinión

Tráfico de influencias

También sabemos que la nómina es importante: tener cuotas en el Gobierno.

José Miguel Santamaría
21 de febrero de 2025

A raíz del escándalo del contrabandista alias Papá Pitufo y su relación con el presidente Petro y allegados al gobierno del cambio, se está destapando algo mucho peor. Algo que puede destrozar los cimientos de la democracia, los pesos y contrapesos y la separación de poderes. No digo que el tráfico de influencias no haya existido desde hace mucho tiempo en Colombia. La gran diferencia en lo que ha sacado a la luz el ministro de Comercio Exterior es que nos muestra la corrupción y el entramado que existe entre el Ejecutivo y Legislativo.

Siempre hemos sabido que gran parte de la gestión que realizan los congresistas es buscar recursos para sus regiones —esto es claramente válido— aunque exista un claro conflicto de intereses entre el congresista y el ministro que le ayude en la gestión. Para esto, es muy importante que el contratista sea ajeno al congresista, que haya licitación o concurso para estas obras, da transparencia en los procesos y en la labor de quien los busca.

También sabemos que la nómina es importante: tener cuotas en el Gobierno. Por un lado —en cargos de relevancia— esto generalmente ocurre con partidos de gobierno, es claro que se gobierna con los amigos. También existen cuotas en cargos secundarios para la militancia. Toca mantener la maquinaria aceitada para las elecciones venideras. Hay congresistas expertos en mantener grandes nóminas en el Estado, generalmente esto es directamente proporcional a su caudal electoral.

A lo que yo no estaba acostumbrado era a ver lo que está sucediendo en estos momentos en el gobierno del cambio. En el gobierno de Petro esto es lo más corrupto y asqueante que se haya visto.

Los pongo en contexto. Imagínense al congresista que recibe recursos para su campaña política, no de empresarios, ni de personas naturales altruistas, sino de personas al margen de la ley o que en su negocio está el narcotráfico, contrabando, cultivos ilícitos, falsificaciones, etc. Estos personajes deciden apoyar al congresista o al candidato de turno a cambio de lograr que en determinados cargos de control, como aduanas, Dian, superintendencias o secretarias, se nombren personas de su confianza que los dejen seguir delinquiendo.

Esto es lo que estoy viendo en la lista que salió hoy ante la opinión pública. Recomendados de muchísimos congresistas en puestos específicos en la Dian en territorios y ciudades donde el narcotráfico y el contrabando pululan. Donde seguramente estos personajes que entregaron recursos o ayudaron en la campaña tienen su centro de operaciones ilícitas.

Yo no creo que sean simples recomendaciones. Esto es el tráfico de influencias “puro y duro” de bandidos que necesitan a otro de su cuerda en determinados puestos.

Colombianos, una cosa es recomendar a una persona que necesita un puesto de trabajo y otra, muy diferente, lo que hemos visto en este listado: puestos demasiado específicos que tienen una gran incidencia en probables ilícitos.

Me gustaría estar equivocado, pero lo que hemos visto esta semana es aterrador. Esperemos que la fiscal Buitrago se ponga los pantalones y empiece a investigar algo de lo concerniente al Gobierno y entienda que la calentura no está en las sábanas.